por
Roger Smalling, D.Min
El
tŽrmino elecci—n es recurrente en el
Nuevo Testamento al referirse a los que Dios ha escogido para salvaci—n. Todos
los cristianos creen en una doctrina de dicha elecci—n, pues es palabra
b’blica. La noci—n de que Dios escoge a unos y no a otros para ser salvos es
tan clara a travŽs de toda la Biblia, que ningœn estudiante serio de la
Escritura, la negar’a. Sin embargo, se dan enfrentamientos cuando nos
preguntamos, Àcu‡l es la base de esta elecci—n de Dios?
Existen dos respuestas entre la
comunidad cristiana. El primer punto de vista sostiene que la elecci—n no se
basa para nada en el hombre. Se trata de un misterio, por siempre oculto en la
voluntad soberana de Dios. Aunque Dios no es arbitrario en sus decretos, esto
no obsta para que el decreto de elecci—n sea justo, ya que ninguno merece la
salvaci—n despuŽs de todo.
A este punto de vista se lo
denomina frecuentemente reformado,
pues fue prominente durante el periodo de la Reforma y se mantiene hoy en d’a
en iglesias que identifican su teolog’a como reformada. El segundo punto de vista atribuye a la presciencia
divina la base de la elecci—n. Supuestamente Dios mira al futuro, prevŽ quiŽnes
aceptar‡n a Cristo y los elige.
A este punto de vista se lo
denomina normalmente arminiano,
derivaci—n del apellido del pastor holandŽs Arminius,
del siglo XVI, quien inventara esta doctrina hacia el final del periodo de la reforma.
Por el significado de presciencia, en
cuanto se refiere a las decisiones divinas, lleva la connotaci—n de ÒdesignadosÓ.
Por lo tanto significa algo como preordinado
en conexi—n con la elecci—n. La persona es la predestinada o se–alada a ser
salva, no alguna cualidad de la persona. La evidencia es:
A Žste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, Hechos 2 23
Las frases donde el determinado consejo y el anticipado conocimiento est‡n unidas
por una forma gramatical griega llamada la regla de Granville-Sharp,
por medio de la cual se hace a los dos tŽrminos sin—nimos. Para recalcar, es
como si se dijera Òbueno y justoÓ o Òmalo y err—neo.Ó La palabra determinado est‡ formada por el mismo
verbo del cual deriva predestinaci—n.
Pedro declara que la venida de Cristo fue a la vez arreglada y designada por
Dios.
Ya destinado antes de la fundaci—n del mundo É 1Pedro 1:20
La palabra destinado es proginosko –
ÒpreconocerÓ. N—tese que en el caso de Cristo, la presciencia de Dios fue m‡s
que una mera predicci—n.
Ser’a absurdo decir que el Padre
meramente previ— la venida de Cristo.
Jesœs fue designado a ser el Cristo. Todas las circunstancias relacionadas a su
venida fueron preparadas de antemano. La historia se hizo para Žl, y no al
revŽs.
Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesœs, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo hab’an antes determinado que sucediera. Hechos 4:27, 28
Estos
mismos principios aplican a la elecci—n del creyente.
Un texto favorito de quienes se
oponen a la elecci—n es I Pedro 1:2 Elegidos
segœn la presciencia de Dios Padre É (vers’culo 2). La palabra presciencia del
vers’culo dos y destinado del vers’culo
20 son la misma palabra y tienen el mismo significado. En el vers’culo viente se refiere a Jesœs mismo y a su designaci—n como redentor.
En el vers’culo dos tambiŽn se refiere a una designaci—n, en este caso de los
creyentes que son llamados a la obediencia.
N—tese que dice para obediencia no por obediencia. Pedro espera que todos comprendamos que Dios ha
llamado a los elegidos a la obediencia, tal como design— a Jesœs como el
redentor. Cualquier otra interpretaci—n no puede explicar el uso de la misma
palabra en el mismo contexto, lo cual crear’a un absurdo en cuanto a Cristo.
No ha desechado Dios a su pueblo, al que desde antes conoci—. Romanos 11:2
ÀQuŽ es lo que Dios conoci— acerca de los jud’os? ÀFue acaso
que ellos le responder’an favorablemente por su libre albedr’o? ÁDif’cilmente!
N—tese el contexto.
Pero acerca de Israel dice: Todo el d’a extend’ mis manos a un pueblo rebelde y contradictor. Romanos 10:21
Si el punto de vista de la
presciencia fuera el correcto, entonces Dios hubiera rechazado a los jud’os
como candidatos a la elecci—n. Una obediencia preconocida no tuvo nada que ver
con la elecci—n de Dios a Israel.
Presciencia: Los tŽrminos griegos
son proginosko (verbo: Òconocer o
decretar de antemanoÓ) y proginosis (sustantivo:
Òpresciencia o predeterminaci—nÓ).
En toda lengua es comœn que las
palabras tengan dos o m‡s acepciones, usualmente una con significado primario y
otra con secundario. El significado primario es presciencia, el secundario es predeterminaci—n.
ÀC—mo se distingue la diferencia? Es predeterminado
cuando los designios y acciones divinas est‡n a la vista, como en las
escrituras ya indicadas. Esto es as’ tambiŽn en nuestra designaci—n como
creyentes al puesto y funci—n de elegidos de Dios.
Diccionario abreviado
de Gingrich: proginosko:
Conocer o elegir de antemano.
Diccionario griego-inglŽs de Newman: proginosko: ya conocido, elegir desde el principio,
elegir de antemano.
Louw y Nida: proginosko:
Conocer o elegir de antemano.
El punto de vista de la presciencia normalmente asevera que Dios prevŽ una o varias
cualidades en el hombre, las
cuales atraen su gracia
ÀFue acaso la fe lo que previ—?
ÁDif’cilmente! La fe en s’ misma es una obra de la gracia basada en la elecci—n
de acuerdo al libro de los Hechos:
y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Hechos 13:47
É a los que por la gracia hab’an cre’do Hechos 18:27
Pero la gracia de nuestro Se–or fue m‡s abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesœs. 1Tim. 1:14
ÀFue acaso nuestra santificaci—n lo
que Dios previ—? Depender’a en quiŽn la realiza. De acuerdo con, Dios el Padre
es el autor.
A los llamados, santificados de Dios Padre, y guardados en Jesucristo. Judas 1
Aqu’ entrar’a en juego un
razonamiento circular, si la presciencia de nuestra santificaci—n fuera la
causa de la elecci—n.
ÀY quŽ acerca de un coraz—n
abierto? Pablo niega esto espec’ficamente en Romanos 9:16:
As’ que no depende del que quiere, o del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
ÀPodr’a algo de bondad o de justicia humana ser la cualidad que Dios
hubiera previsto? Pablo lo analiza largamente en Romanos 3 y aniquila esta
noci—n.
No hay justo, ni aun uno No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Rom. 3:11
Dios
designa y prevŽ a las personas, no alguna buena cualidad en ellas.
La verdadera raz—n por la que muchos aceptan la presciencia como
explicaci—n de la elecci—n es realmente la raz—n m‡s fuerte para rechazarla.
Esto se llama prueba parad—jica, pues
intenta rechazar el otro punto de vista, pero lo que hace es refutarse a s’
misma. La presciencia no lleva a la persona a preguntar. ÀPor quŽ, pues, inculpa? porque ÀquiŽn ha resistido
a su voluntad? Verso 19.
Si Pablo hubiera sentido que la presciencia fuese un factor, entonces
por quŽ no lo dijo, en vez de concluir que no es asunto de ningœn humano el
hacer dichas preguntas? Dice Pablo,
ÀQuiŽn eres tœ para que alterques con Dios? ÀDir‡ el vaso de barro al que lo form—: Por quŽ me hiciste as’? Rom.9:19
Para descubrir cu‡l de estos dos
puntos de vista, la presciencia o la elecci—n, es el correcto, deberemos tan
solo preguntarnos cu‡l de estos dos parece ser el menos imparcial y llegaremos
a lo correcto.
Elecci—n significa ser los escogidos de Dios, no auto escogidos. Muchos
vers’culos lo confirman, tales como:
Y si el Se–or no hubiese acortado aquellos d’as, nadie ser’a salvo: mas por causa de los escogidos que Žl escogi—, acort— aquellos d’as. Marcos 13: 20
conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elecci—n. 1Tesalonicenses 1:4
como escogidos de Dios, santos y amadosÉ Tito 1:1 conforme a la fe de los escogidos de DiosÉ Colosenses 3:12
El punto de vista en lo de la
presciencia torna insignificantes los ejemplos b’blicos acerca de le elecci—n
que han dado los Ap—stoles para probar la soberan’a de Dios al escoger a los
suyos.
Pero ÀquŽ le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. Aœn as’ en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Romanos 11:4-5
N—tese que no es que Dios meramente
hall— a los siete mil. El se los reserv—. Fue Žl quien estuvo a cargo de
su selecci—n, no ellos mismos. Pablo usa este incidente como un ejemplo de la
elecci—n por gracia. Si Žsta no fuera la intenci—n del pasaje, entonces cu‡l
ser’a el prop—sito de esta ilustraci—n?
(pues no hab’an aœn nacido, ni hab’an hecho aœn ni bien ni mal, para que el prop—sito de Dios conforme a la elecci—n prevaleciese, no por las obras sino por el que llama) Romanos 9:11
La
noci—n de una auto-elecci—n es un absurdo.
La
Biblia niega esto.
La
voluntad del hombre est‡ atada al pecado y no puede someterse a Dios sin la
obra de la gracia
No hay quien entienda; no hay quien busque a Dios. Romanos 3:11
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden. Romanos 8:7
As’ que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Romanos 9:16
Venir a
Cristo es un don del Padre
Todo lo que el Padre me da, vendr‡ a m’É Juan 6:37
Ninguno puede venir a m’, si el Padre que me envi— no lo trajere. Juan 6:44
Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son. Juan 17:9
La fe es
un don que viene de Dios, no algo que se genera en la
propia voluntad del creyente.
Éconforme a la medida de fe que Dios reparti— a cada uno. Romanos 12:3
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no s—lo que cre‡is en El, sino tambiŽn que padezc‡is por Žl. Filipenses 1:29
puestos los ojos en Jesœs. El autor y consumador de la feÉ Hebreos 12:2
El arrepentimiento es un don, no es algo que el hombre sea
capaz de generarse a s’ mismo, sin obra de la gracia.
ÁDe manera que tambiŽn a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento
para vida! Hechos 11:18
Épor si quiz‡ Dios les conceda que se arrepientan para conocer la
verdadÉ 2Timoteo 2:25
La presciencia torna insignificante
el tŽrmino predestinaci—n. Lo hace
como si fuera pasivo, en vez de verbo activo que s’ lo es.
Predestinaci—n es en griego prorizo.
El prefijo pro significa "antes" y orizo
significa "poner l’mites" Por tanto, significa Òfijar los l’mites con
anterioridadÓ. Dios ha colocado las
limitaciones de las circunstancias que rodean nuestras vidas, para asegurar el
cumplimiento de nuestra predeterminaci—n como los Elegidos.
Si Dios hubiera nada m‡s conocido que lo ’bamos a aceptar, Àpor
quŽ habr’a fijado l’mites de antemano? Esto prueba que la elecci—n fue de El,
no nuestra.
Predeterminar se refiere a nuestro llamado como sus elegidos, donde predestinar se refiere al resultado
final de su decreto de elecci—n.
ÀAcaso los siguientes vers’culos suenan
pasivos?
ÉhabiŽndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos, por medio de Jesucristo, segœn el puro afecto de su voluntad. Efesios 1:5
Porque a los que antes conoci—, tambiŽn los predestin— para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Žl sea el primogŽnito entre muchos hermanos. Romanos 8:29
Romanos 8:29 amerita un comentario
especial. La frase antes conoci—
conlleva el significado de predetermin—
por su contexto. En el vers’culo 28 Pablo acababa de explicar que todas las cosas ayudan a bien a aquellos que aman
a Dios, a los que conforme a su prop—sito son llamados.
Pero Àcu‡l es la base para creerlo?
Dios ha hecho su llamado y preparaci—n antes de la fundaci—n del mundo, para
asegurar nuestra salvaci—n. Eso es por lo que podemos creer que todo nos ayuda
a bien.
El LŽxico de Louw
y Nida traduce este vers’culo as’: Òsobre aquellos
que fueron escogidos de antemano, tambiŽn se decidi— de que sean como su hijoÓ.
Romanos 8:29.
Los ejemplos b’blicos al contrario
son:
Como resultado del orgullo del rey
de Babilonia, Dios le quit— la cordura por siete a–os, la raz—n, el libre
albedr’o y todo. ÀPidi— acaso Dios permiso para hacer todo esto? Nabucodonosor
aprendi— que É
Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y Žl hace segœn su voluntad en el ejŽrcito del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ÀQuŽ haces? Daniel 4:28-35
porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que Žl quiso:
ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las
palabras de Dios. Apocalipsis 17:17
Y he aqu’, yo endurecerŽ el coraz—n de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificarŽ en Fara—n y en todo su ejŽrcito, en sus carros y en su caballer’a. ƒxodo 14:17
Proverbios 21:1Como los repartimientos de las aguas, as’ est‡ el coraz—n del rey en la mano de Jehov‡; a todo lo que quiere lo inclina.
Eso,
las Escrituras niegan categ—ricamente
As’ que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Romanos 9:16
No me elegisteis vosotros a m’, sino que yo os eleg’ a vosotros.. Juan 15:16
Mi consejo permanecer‡, y harŽ todo lo que quiero; Isa’as 46:10
por el poder con el cual puede tambiŽn sujetar a s’ mismo todas las cosas. Filipenses 3:21
Éy quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Hebreos 1: 3
Pero vosotros no creŽis porque no sois de mis ovejas. Juan 10:26
y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Hechos 13:48
Porque para vosotros es la promesa y para vuestros hijos, y para todos los que est‡n lejos, para cuantos el Se–or nuestro Dios llamare. Hechos 2:39
y nadie conoce al Hijo, sino el
Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo
quiera revelar. Mateo
11:27
Ver
tambiŽn Juan 15:21, 6:37, 44, 45, 65; 17:6, 9,11, 20
El tŽrmino presciencia apoya la doctrina de la elecci—n soberana en lugar de
refutarla. Cuando se la emplea en cuanto a la actividad divina, especialmente
en conexi—n a la elecci—n, se refiere al llamado hecho a la persona m‡s que al
resultado de una atracci—n divina hacia alguna cualidad positiva en dicha
persona. La Biblia ense–a la elecci—n por la soberana gracia de Dios, sin
considerar ninguna cualidad positiva prevista en el hombre.
En el
contexto, antes conoci— se refiere a
los elegidos de Dios, aquellos de quienes Dios conoce que van a ser salvos.
Esto se confirma por el mismo uso de Romanos 11:2, cuando se refiere a su
pueblo escogido, Israel. No ha desechado
Dios a su pueblo, al cual desde antes conoci—.
N—tese
que Romanos 8:28 habla de un prop—sito especial para aquellos a los que ha
llamado a salvaci—n. Dicho prop—sito es conformarlos a la imagen de Cristo. Lo cual significa madurez espiritual, o como
Pablo la denomina en otros textos, es la
santificaci—n.
El
tŽrmino predestinaci—n del v.29 por lo tanto, se refiere m‡s al arreglo de
circunstancias necesarias para que ellos lleguen a una madurez, m‡s que a la
salvaci—n en s’. Pablo est‡ dando respuesta a la pregunta impl’cita de por quŽ
Dios permite circunstancias negativas en nuestra vida. Deja en claro que estas
cosas no suceden al azar, sino que nos llegan a una meta divinamente se–alada,
ser conformes a la imagen de Cristo.
La
madurez espiritual se garantiza porque se basa en el llamado soberano de Dios,
no en nuestras propias capacidades. Los eventos de nuestra vida son igualmente
predestinados como lo somos nosotros mismos.
A
muchos de los que disfrutaron de este ensayo,
tambiŽn les gust— nuestro libro
S’, Jesœs
Impreso,
Kindle, PDF
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