por
Roger Smalling, D.Min
La doctrina de la
soberan’a de Dios se refiere al control absoluto que Dios tiene sobre todo, incluyendo
la humanidad. TambiŽn significa que la realidad es el producto de los decretos
que Dios hizo antes de la fundaci—n del mundo.
En el Antiguo
Testamento, el tŽrmino adonai aparece 429 veces. Adon significa Òalguien que controla o uno que est‡ a
cargoÓ. AI es un sufijo enf‡tico que implica que ese alguien est‡
realmente en control. AI tambiŽn es usado como un sufijo
personal posesivo. Por tanto, adonai significa Òaquel
que tiene el control absoluto o aquel que es mi amo absoluto, como en mi Se–orÓ.
Se traduce como ÒSe–or DiosÓ y m‡s acertadamente, como Òsoberano Se–orÓ.
En el Nuevo
Testamento, la palabra despotes se usa diez veces.
En cinco de ellas, se refiere a Dios y en las restantes, a hombres que pose’an
esclavos. La palabra dŽspota se
deriva de este tŽrmino, aunque en el primer siglo no ten’a la connotaci—n
negativa que tiene actualmente. Despotes significa
Òuno que tiene el poder o la autoridad total sobre otroÓ. (LŽxico de Louw y Nida).
En la Biblia, este
tŽrmino aparece traducido correctamente como soberano Se–or cuando se refiere a Dios. Lo puede apreciar en Luc 2:29; Hch 4:24; 2Ped2:1;
Judas 4; Apoc 6:10.
Existen tres
atributos divinos que los te—logos llaman incomunicables,
porque no se pueden compartir con un ser creado. Estos atributos son la omnisciencia,
es decir, que Dios todo lo sabe; la omnipotencia, que Žl todo lo puede, y la
omnipresencia, que Žl est‡ presente en todas partes. Asumimos que el estudiante
conoce estos atributos y est‡ convencido de ellos. Al respecto, puede consultar
el cap’tulo uno del libro texto.
Muchos cristianos
tienen una visi—n antropom—rfica de Dios, es decir, piensan que Dios es un gran
humano. Para algunos Dios es como un abuelo celestial y benŽvolo que desea que
todo el mundo pase bien y que nunca har’a da–o a nadie. Comprender los tres
atributos naturales de Dios nos ayuda a eliminar de nuestras mentes tales
conceptos human’sticos de Dios. Si no descartamos estas nociones de una vez por
todas, tendremos dificultad en captar algunas de las doctrinas que vamos a
estudiar.
ÀC—mo los tres atributos naturales
prueban la soberan’a de Dios? Suponga que pas— algo fuera del control de Dios.
Esto pudo ocurrir solamente por una de las tres razones siguientes: Dios no
sab’a lo que iba a pasar (no omnisciente), o Žl no tuvo poder para prevenirlo (no
omnipotente), o no estuvo presente en ese momento (no omnipresente).
Si una persona niega
la soberan’a absoluta de Dios, por implicaci—n est‡ negando uno o m‡s de sus
atributos naturales. Por supuesto, esto es herej’a.
Aun si en la Biblia
no hubiera informaci—n con respecto a la soberan’a de Dios, los atributos
naturales divinos ser’an el fundamento suficiente para declararla como un
art’culo de fe. (Esto es lo que nosotros llamamos una inferencia teol—gica).
El tŽrmino inmutable significa que nunca cambia. Se lo encuentra dos veces en la Biblia en Hebreos
6:17-18,
Por lo cual, queriendo Dios mostrar m‡s abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; 18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fort’simo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.
Recientes
traducciones usan la expresi—n que nunca
cambia porque la palabra inmutable
es poco conocida para algunos. Esto es desafortunado ya que inmutable tiene la idea de irresistible
e infalible. No solamente se refiere a un plan ideado por Dios, sino tambiŽn a
su persona.
Santiago expresa
este pensamiento as’: ... del Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variaci—n. Sant 1:7
Por l—gica, si Dios
podr’a cambiar, no ser’a soberano. Por el contrario, si Žl es inmutable, debe
ser soberano. Otra inferencia teol—gica es imposible.
Note que el consejo de Dios
es inmutable en Hebreos 6:17. La palabra consejo en griego es boulē
y Òsignifica plan o prop—sitoÓ.
Segœn esto, los
planes y prop—sitos de Dios, al igual que su persona, no cambian ni pueden ser
resistidos en forma exitosa por el hombre. Si as’ fuera, Dios no podr’a
garantizar el cumplimiento de sus promesas, como est‡ descrito en Hebreos
6:17-18.
Algunas veces la
Escritura usa las palabras prop—sito
y consejo para describir la
inmutabilidad de la voluntad de Dios. El concepto de que Dios no permite que
nadie cambia lo que Žl ha planeado, se llama en teolog’a, inmutabilidad de los decretos divinos o inmutabilidad de la voluntad de Dios. Esto significa que cuando Dios
decide hacer algo, nada puede resistirlo, es decir, Žl no permite que sus
planes sean frustrados. De otra forma, Dios no podr’a mantener sus promesas y
por tanto, no ser’a soberano.
Por el contrario,
Dios permite que sus mandamientos sean desobedecidos. El diagrama lo ilustra.
ÀPerdi— Dios el
control y la propiedad de la tierra cuando Ad‡n cay— en pecado? Algunos grupos
cristianos afirman que s’. Supuestamente Dios entreg— la tierra a Ad‡n, que a
su vez se la dio al diablo. Se presume entonces que Dios est‡ luchando para
conseguirla de nuevo y usa a la iglesia como su instrumento. Lo absurdo de esta
conjetura se pone de manifiesto cuando leemos el Salmo 24:1, De Jehov‡ es la tierra y su plenitud, el
mundo, y los que en Žl habitan.
Otros vers’culos
clarificativos son:
á
Con respecto a la tierra: GŽn
14:19,22; Lev 25:23; Ex 9:29,19:5; Deut 14; Jos 3:11,13, 2:11; 1Cron 29:11; Job 41:11; Sal 24:1, 89:11;
Is 54:5; Lc 10:21
á
Con respecto a los animales: Sal 50:10
á
Sobre los habitantes: Ez 18:4; Sal 24:1; 22:28; Hch 17:24
La Biblia abunda en
ejemplos de la intervenci—n divina en la naturaleza, en los asuntos pol’ticos y
aun en los pensamientos y voluntades de las personas. Si no hubiera las otras
evidencias, la soberan’a de Dios podr’a deducirse de estos ejemplos. Vea S’, Jesœs,
pags. 20-23).
á
Ciertos nombres de Dios incluyen la idea de
soberan’a.
á
Ciertos atributos divinos hacen inevitable la
soberan’a de Dios.
á
Los decretos de Dios son inmutables, lo que implica
soberan’a.
á
La propiedad de Dios sobre toda la tierra y sus
habitantes implica soberan’a.
á
Los ejemplos b’blicos acerca del control de Dios
sobre la naturaleza, las naciones y los individuos son una indicaci—n de su
soberan’a.
Este ensayo es una muestra del libro por Dr. Smalling
S’, Jesœs
Otras obras por Dr. Smalling se ven
a
http://espanol.visionreal.info/