por
Roger Smalling, D.Min
Dios
requiere obediencia perfecta. Por lo tanto, la obediencia parcial es
desobediencia.
Santiago
lo expresa como:
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Santiago 2:10
Porque el que dijo: No cometer‡s
adulterio, tambiŽn ha dicho: No matar‡s. Ahora bien, si no cometes adulterio,
pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Santiago 2:11
Ejemplo:
Si tuviŽramos que presentar un jarr—n decorativo a un rey, nos gustar’a que sea
perfecto, sin da–os. No importa en quŽ grado est‡ roto, que sea quebrado o simplemente
agrietado. Cualquier imperfecci—n es inaceptable.
Santiago
no est‡ diciendo que una persona es culpable de asesinato a pesar de que no ha
cometido ese pecado. Es simplemente percibiendo la ley como una totalidad,
integral y completa. En este sentido, la ley es m‡s que una serie de directivas,
como los Diez Mandamientos. Se trata de una norma śnica para la descripci—n de la
perfecci—n moral.
Esta es
la raz—n por quŽ Santiago llama la ley, la
perfecta ley, la de la libertad (versiculo 25). Reconoce el car‡cter global
de la moralidad como la perfecci—n y por tanto, como la śnica libertad
verdadera.
Mas el que mira atentamente en la
perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, Žste ser‡ bienaventurado en lo que hace. Santiago
1:25
Note
tambiŽn que Žl describe como una bendici—n de Dios est‡ condicionada śnicamente
sobre la base de esta perfecta obediencia y perseverancia en ella. ... este ser‡ bienaventurado en lo que hace.
Si nuestra
propia obediencia fuera la causa de las bendiciones que hemos recibido, s—lo podr’a
ser si esa obediencia era perfecta. Pero como no es perfecto, por lo tanto, las
bendiciones que recibimos deben ser a base de la obediencia de otro, Cristo, no
nosotros mismos.
El
renombrado te—logo reformado Charles Hodges dijo, ŇObediencia perfecta es la
śnica base sobre la cual Dios ha aceptado a quienquieraÓ. Luego se explica la
imputaci—n de la obediencia de Cristo.
Tomado
en s’ mismo, el texto de Santiago sonar’a como justificaci—n por las obras, lo que
en cierto sentido, lo es. Sabemos por otros textos que tal obediencia perfecta
es imposible para el hombre ca’do, y por eso necesitamos a Cristo como nuestro
sustituto ante la ley moral, tanto en su vida como en su muerte. (Romanos 3:22;
Filipenses 3:9)
La idea
de que Dios requiere perfecci—n se muestra en mśltiples textos y tambiŽn por la
l—gica teol—gica:
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que est‡ en los cielos es perfecto. Mateo 5:48
Este texto
no puede significar otra cosa que la necesidad de la obediencia perfecta.
Leemos
en 1Juan 3:4 que el pecado se define como una transgresi—n de la ley. Si el
mandato de ser perfecto es una ley, entonces estamos transgrediendo en todo
momento por no ser perfecto.
Éporque escrito est‡: Sed santos, porque
yo soy santo. 1Pedro 1:16
As’ tambiŽn vosotros, cuando hay‡is hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inśtiles somos, pues lo que deb’amos hacer, hicimos. Luc. 17:10
Este
texto no tendr’a sentido si alguna obediencia parcial fuera suficiente.
No habr’a
necesidad de acreditar a nosotros la justicia perfecta de Cristo bajo la ley, si
una obediencia imperfecta era suficiente. La obediencia de otro hombre
imperfecto, pero mejor que nosotros, habr’a sido suficiente.
Si la
obediencia parcial era aceptable, entonces dar’a lugar a la pregunta: ŔCu‡nta
obediencia es necesaria? Si esta pregunta no tiene una respuesta clara entonces
no puede haber seguridad de la salvaci—n.
Sin
embargo, las Escrituras nos ense–an que la seguridad de la salvaci—n no es s—lo
posible, sino deseable altamente. (1Juan 5:13) Por lo tanto, si la seguridad de
la salvaci—n es posible, entonces s—lo podr’a ser porque una obediencia
perfecta es nuestra.
El
sacrificio de Cristo no ser’a necesario si Dios acepta s—lo una obediencia
parcial.
Porque as’ como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, as’ tambiŽn por la obediencia de uno, los muchos ser‡n constituidos justos. Romanos 5:19
Tenemos
que entender la diferencia entre la justicia legal y la justicia en la
experiencia. Vemos esta diferencia en Romanos 5:17,
Los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la Justicia. Rom. 5:17
Tenga
en cuenta que la gracia en este texto, es la causa de la justicia, la cual a su
vez es un don. La justicia no ser’a un don de la gracia si fuera el producto de
nuestro desempe–o en la obediencia. Por lo tanto, esta justicia no puede ser
otra cosa que una atribuci—n legal. Esta es la justificaci—n.
á
Dios requiere obediencia perfecta
á
La perfecci—n es necesaria porque nosotros somos la imagen de Dios
á
Somos incapaces, a causa de la ca’da, para rendir obediencia perfecta
a Dios.
á
La obediencia de Cristo bajo la ley se atribuye al creyente por la fe
en Cristo solamente.
A muchos de los que disfrutaron de
este ensayo,
tambiŽn les gust— nuestro libro
S’, Jesśs