El concepto de Cristo sobre el liderazgo

por

Roger Smalling, D.Min

www.espanol.visionreal.info

 

Este ensayo es una muestra del libro Liderazgo cristiano por Dr. Smalling.

Mateo 20:20-28

En el escenario descrito en Mateo 20, la madre de Santiago y Juan, se acerca a Jesús para pedirle que haga sentar a sus hijos junto a él en su reino. Este episodio le dio a Jesús la oportunidad de presentar tres actitudes fundamentales en el liderazgo cristiano: El sufrimiento, la paridad y el servicio. 

El sufrimiento: Las presiones del liderazgo son enormes. Un líder debe estar preparado para sufrir, a veces en secreto, para cumplir con su llamado.

La paridad: Los ministros son iguales en autoridad en el cuerpo de Cristo. Ellos se relacionan como caballeros alrededor de una mesa redonda y no como soldados de un ejército con un sin fin de rangos.  El gobierno bíblico es una asociación de ministros que trabajan juntos como iguales y que se respetan mutuamente. Las complejas jerarquías autoritarias no tienen lugar en el reino de Dios porque son carnales en su concepción y nos llevan a las mismas cosas por las que Cristo reprendió a los dos discípulos, en Mateo 20.

El servicio: Los líderes tienen una actitud de siervo en lugar de una actitud de jefe. Para los líderes, las personas son el todo de su trabajo y no las herramientas que pueden usar para conseguir sus propios fines.

¿Qué estaban Santiago y Juan buscando y cómo llegaron a esto? Ellos buscaban estatus y honor por medio de la manipulación. Ellos pensaban que el reino de Dios se establecería como cualquier otro gobierno, con Jesús como gobernante supremo, seguido por una serie de personas ordenadas en rangos. Note que los dos discípulos no mencionaron para nada el trabajo por hacer, solamente se refirieron a los rangos.

Podemos imaginarlos maquinando: —Sabes, Jesús puede ser un poco duro con nosotros algunas veces. Sin embargo, él es muy gentil con las mujeres. Veamos si podemos conseguir que mamá hable con él, y tal vez ella tenga éxito y consigue un mejor trato para nosotros.

Esto es manipulación y politiquería, procedimientos típicos en el mundo. Note que Jesús no los reprende por su ambición, porque la ambición es una buena cosa si es para la gloria de Dios. Jesús los amonesta en contra de buscar el propio honor.

Jesús también aclara que él no está a cargo de las promociones en el departamento de personal. El Padre, sí (v.23). Ellos estaban hablando con la persona equivocada.

De esto vemos una indicación del primer principio del liderazgo cristiano en el Nuevo Testamento: Es un don de Dios.

No obstante, estos hijos de Zebedeo tuvieron dos buenas cualidades, aunque totalmente mal dirigidas.

• La ambición: Es una buena característica para un cristiano si está dirigida hacia la gloria de Dios y no a su propio sentido de auto merecimiento.

• La confianza: Desafortunadamente, ellos confiaban en sí mismos en lugar de confiar en Dios. Ellos se consideraban muy «capaces» y dijeron: —Podemos—. El jardín de Getsemaní les enseñó la realidad sobre sí mismos cuando abandonaron a Jesús y huyeron.

Esto nos conduce a la primera actitud fundamental que Jesús les enseñó.

Primera actitud fundamental: Una disposición para abrazar el sufrimiento

Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Mateo 20:22            

Un llamado al liderazgo cristiano es un llamado al sufrimiento. Ese «sufrimiento», especialmente en el mundo occidental, usualmente toma la forma de presión psicológica y estrés, que otros creyentes no soportan ni comprenden.

Con frecuencia, la gente tiene altas expectativas de un líder, las cuales él no puede satisfacer. En lugar de buscar a Cristo, las personas pueden estar buscando a un pastor para satisfacer sus necesidades, y cuando el pastor les falla, lo consideran incompetente.

Algunas personas que estén bajo su cuidado, pueden ser rebeldes y solamente se someterán cuando se las presiona. Algunas veces el líder debe mantenerse en la línea de los principios divinos, a riesgo de malentendidos y críticas de otros.

Ocasionalmente, los líderes de la iglesia deben aplicar la disciplina bíblica a pesar de que no sea popular el hacerlo. Casi siempre, cuando se presenta un caso de disciplina, los líderes no pueden revelar el problema a la congregación. Los miembros con un conocimiento incompleto del caso pueden llegar a conclusiones equivocadas sobre las decisiones de los líderes y pueden pensar que los líderes son muy severos o muy suaves al aplicar la disciplina. Los líderes pueden estar sufriendo en silencio. Dios sabiamente lo ha arreglado así.

Los títulos y honores que acompañan el oficio de líder no son suficientes para compensar el estrés. Aquellos que valoran los títulos y honores más que el servicio, pronto se hallarán desilusionados y decepcionados.

En forma similar, Juan Piper en su libro Hermanos, no somos profesionales, ataca la actitud de «profesionalismo» del ministerio pastoral que no abraza el sufrimiento como requisito:

Nosotros, pastores, somos asesinados por el profesionalismo del ministerio pastoral. La mentalidad del profesional no es...la mentalidad del esclavo de Cristo. El profesionalismo nada tiene que ver con la esencia y el corazón del ministerio cristiano...Porque no hay niños profesionales (Mateo 18:3); no hay ternura profesional (Efesios 4:32); no hay un clamor profesional (Salmos 42:1)[i].

Segunda actitud fundamental: La paridad

Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Más entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor. Mateo 20:25-26            

En un cierto campo misionero trabajé con un nacional recién ordenado que era médico. Él tenía algunos rasgos difíciles en su personalidad...un poquito independiente y terco. Sin embargo, llegamos a ser grandes amigos y trabajamos bien juntos. Lo llamaré «José».

Un día, José se mudó a otra ciudad para trabajar con un equipo. Un misionero del equipo me llamó y me preguntó: —Roger, tengo problemas con José. Sé que tú te has llevado bien con él y que juntos han hecho un trabajo productivo. ¿Podrías darme algunos consejos sobre cómo manejarlo?

Esta fue mi respuesta: —Hermano, en primer lugar, olvídate de manejarlo. Trátalo como a un colega. Llámalo de vez en cuando y solicita su consejo. Pídele ayuda. Piensa que él es igual a ti, porque después de todo, él y tú tienen la misma ordenación. Haz esto y él comerá de tu mano.

El misionero estuvo callado unos 20 segundos en el teléfono, pensando. Entonces replicó: —No creo que pueda hacer eso—. Yo contesté: —Entonces no puedo ayudarte.

Este misionero no podía considerar a un nacional como a un igual, aunque fuera médico. Él se veía a sí mismo en el escalón de una jerarquía, con todos los nacionales en un rango inferior. Tratar a José como a un igual contradecía su mentalidad de liderazgo, heredada de la cultura norteamericana de los negocios.

Irónicamente, yo había usado el término «igual» para evitar decir que yo pensaba que José era una persona superior al misionero. (Nunca se me ocurrió pensar de un médico de cualquier nacionalidad como un inferior.) La relación entre los dos duró poco tiempo.

Recuerde: Si usted trata a un hombre como a su igual, si él es sabio, él se remitirá a usted en las áreas que él sabe que usted es superior.

El autoritarismo y la jerarquía se sostienen mutuamente y es difícil decir cuál de los dos síntomas es la fuerza impulsora. ¿La gente autoritaria crea las jerarquías? ¿O, las jerarquías estimulan el autoritarismo?

El autoritarismo se deriva de la arrogancia. Con frecuencia, la gente autoritaria supone que el tener un oficio superior prueba que ellos son inherentemente individuos superiores. Esta es la razón por la que ellos señorean sobre otros. Suponen que tienen el derecho inherente para hacerlo.

Las jerarquías complejas son inevitables en el mundo. Los ejércitos son jerarquías, con sus generales en el rango superior, seguidos por los coroneles, mayores, capitanes, sargentos, hasta llegar a los soldados rasos. Es igual con las corporaciones. El presidente está en la primera posición seguida por los vicepresidentes, jefes de departamentos, hasta llegar al sótano donde están los chicos de la bodega.

Las jerarquías son necesarias en tales dominios. Jesús no está enseñando que las jerarquías autoritarias están equivocadas. Él simplemente está diciendo: No así con ustedes.

La frase entre vosotros no será así, es literalmente en griego, no así con ustedes. Jesús estaba hablando en arameo, un dialecto del hebreo. En ese lenguaje, los tiempos futuros se usan como imperativos. Probablemente, Jesús estaba diciendo: —Yo, les prohíbo categóricamente poner en los oficios a personas con actitudes y temperamentos autoritarios.

Así, algunos deben ser excluidos de oficios cristianos incluso si manifiestan un talento natural para liderazgo. Si son autocráticos en su carácter, nunca deben llegar a puestos de autoridad en la iglesia. Algunas personas con tendencia natural para liderazgo quedan excluidos de los oficios cristianos.

Las organizaciones cristianas casi siempre pasan por alto este principio. Suponga que llega un hombre con características naturales de liderazgo. Seguro que él es un poquito arrogante. Le gusta controlar. Quizás, él exagera un poco a veces, pero ¿y qué? él tiene «liderazgo» . Así que él obtiene autoridad en la organización. Resultado: personas heridas. Se pierde buen personal que rehúsa ser el blanco de tal arrogancia.

Solo porque un hombre tiene habilidades de liderazgo, no significa que él debe ser un líder en una organización cristiana. Si él tiende hacia el autoritarismo y tiene actitudes controladoras, él es la última persona para ser calificada. En los rangos, nunca se le debe permitir estar por encima del último. Los controladores deben estar controlados.

Esto puede ser lo que Jesús quiso decir cuando dijo: el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor. Algunos eruditos han interpretado esta frase así: El liderazgo de siervo es la forma para ser promocionado en el reino de Dios.

Esta interpretación puede ser válida. Sin embargo, considerando el contexto, esta frase parece más bien una prohibición de asignar gente con actitudes autoritarias en puestos de liderazgo.

El punto: Ni la habilidad natural de liderazgo ni la experiencia en los negocios o en el ejército, ni los perfiles psicológicas, son indicadores finales de que un hombre debe ser un candidato para el liderazgo cristiano. Si él mantiene actitudes autocráticas, piensa jerárquicamente o tiende a usar o abusar de la gente, él está descalificado como candidato, a pesar de otras consideraciones.

Tercera actitud fundamental: El servicio

...como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Mateo 20:28

El liderazgo cristiano se enfoca más en ayudar a otros que en mandarlos. Es una vida dedicada al servicio.

El honor que llevan los oficios eclesiásticos atrae a muchos. Pero si los honores es su motivación, estas personas terminan como líderes negligentes, más preocupados por su estatus que por el bienestar de la gente, además del daño que se hacen a sí mismos.

Hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo. Eclesiastés 8:9

La meta de un líder cristiano es conseguir que sus seguidores sean lo mejor que ellos puedan llegar a ser. En efecto, si el líder puede preparar a alguien para reemplazarlo, este es el mejor liderazgo de todos.

El liderazgo de siervo es esencial en el reino de Dios debido al producto final. En el mundo de los negocios, la gente es un recurso para producir bienes materiales. La gente gasta tiempo y energía para producir cosas para el consumo público, tales como automóviles, lápices o lo que sea.

El reino de Dios usa los recursos materiales para producir gente santificada. El mundo considera que esto no es un beneficio. Después de todo, la santificación es difícil de definir, algo que solamente Dios puede medir. La gente santificada es de lo que se trata el ministerio.

Note que el título de este capítulo es: La filosofía cristiana del liderazgo, y no una filosofía cristiana del liderazgo. Cristo enseñó una filosofía de liderazgo. Él no dijo: —Ponga a prueba mis sugerencias y si a usted no le gustan, invente su propio paradigma.

Conclusión

El liderazgo cristiano involucra un conjunto de actitudes diferentes de las de los sistemas del mundo. Abrazar el inevitable sufrimiento, ya sea psicológico o físico, ayuda a un líder a poner sus motivos en perspectiva. Servir a otros para ayudarlos a alcanzar su potencial total y tratar a sus colegas de ministerio como a iguales es más que los meros derechos de un oficio. Es una forma de vida.

De este ensayo aprendemos

·      Solamente existe una filosofía de liderazgo en la Biblia: La que enseñó Cristo.

·      Abrazar el sufrimiento y el servicio, junto con una actitud de paridad hacia los ministros colegas, son actitudes esenciales que forman la filosofía de Cristo del liderazgo.

·      La ambición es buena, siempre que sea para ver a Dios glorificado.

·      La autoconfianza es buena siempre que se fundamente en una confianza en Dios.

·      Solamente Dios Padre está a cargo de las promociones en su reino. Ni la politiquería ni la «influencia» sirven para obtenerlas.

·      Jesús prohíbe a sus discípulos llamar a oficios a personas con actitudes autoritarias.

·      Ni los temperamentos ni los perfiles psicológicos ni la experiencia en las jerarquías del mundo califican a una persona para el liderazgo en el reino de Dios.

Preguntas de estudio

1.    ¿Cuáles son las tres actitudes fundamentales que Cristo requiere de aquellos que desean liderar en el reino de Dios?  

2.   De su propia experiencia, ¿cuáles son algunos de los sufrimiento que afligen a los líderes cristianos?

3.   Describa qué es lo que se quiere decir por «paridad» en un contexto cristiano.

4.   Describa algunas de las diferencias en metas entre la filosofía de liderazgo del mundo y la del reino de Dios.

5.    ¿Qué parte de este capítulo fue nuevo para usted? o, ¿Qué fue más interesante para usted y por qué?

 



[i]. Piper, Juan. Brothers, We Are Not Professionals. pp.1-2