ÀCristianos en las manos de un Dios airado?

por

Roger Smalling

www.smallings.com

 

 

êndice

Parte uno

Introducci—n

ÀIncinerados o bendecidos?

Minimizando la justificaci—n

La segunda venida

Consciencia de pecado

Parte dos

Cada palabra ociosa

Anhelo confiado

Conclusi—n

Notas finales


Introducci—n 

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de CristoÉ  2 Corintios 5:10

ÀPavor o alegr’a? ÀC—mo ser‡ el juicio para los cristianos? 

EscuchŽ en un serm—n que nosotros los cristianos daremos cuentas por cada palabra vana, pensamiento injusto y pŽrdida de nuestro tiempo desde que nos convertimos en creyentes. DespuŽs, esos pecados ser‡n perdonados al igual que los que fueron perdonados cuando cre’mos por primera vez.

Eso me hace pensar, ÀD—nde est‡ la buena noticia en eso? ÀDebemos contar eso como nuestra bendita esperanza? Ó

Es cierto, algunos vers’culos del Nuevo Testamento declaran que un d’a los cristianos estar‡n delante de Cristo en cierto tipo de juicio. Las opiniones difieren en cuanto a lo que este juicio involucra. Algunos piensan que daremos cuenta de los pecados que cometimos desde que nos convertimos al cristianismo. Otros lo ven como un juicio limitado a las recompensas que recibiremos por nuestra labor realizada por Cristo.

Este art’culo apoya la opini—n de que los cristianos ser‡n juzgados, pero no para castigar sus pecados o ser reprendidos por sus fracasos, sino m‡s bien, para evaluar sus obras y ver cuales reciben recompensa y cu‡les no. 

DespuŽs de citar el apoyo b’blico para el punto de vista tradicional de juicio-para-recompensa, veremos algunos textos usados por aquellos que apoyan la posici—n de repasar-los-pecados de los cristianos.

 


 

Parte uno

ÀIncinerados o bendecidos?   

Los cap’tulos clave que mencionan el juicio de los cristianos est‡n en 1 Corintios 3 y 4. Estos sobresalen para interpretar vers’culos aislados en ese asunto.

Esto sigue las normas mayoritarias para la interpretaci—n b’blica. Otros vers’culos se someten a textos que abordan el tema en mayor extensi—n y con mayor claridad.

Basado en 1 Corintios 3 es claro que los cristianos se enfrentar‡n a un juicio. No debemos minimizar esto. La pregunta es, ÀquŽ tipo de juicio? ÀEs un juicio de nuestro pecado o de algo m‡s?

Si la obra de alguno se quemare, Žl sufrir‡ pŽrdida, si bien Žl mismo ser‡ salvo, aunque, as’ como por fuego (vers’culo 15).

La pŽrdida ser‡ del trabajo realizado, no de la salvaci—nÉ si bien el mismo ser‡ salvoÉ

Observe que algœn trabajo es mencionado como logrado. Trabajo cristiano. Cosas construidas en el nombre de Cristo que Dios cuenta como inœtiles, no merecedoras de recompensa y dignas de destrucci—n. 

ÀQuŽ podr’a significar esto? ÀQuŽ tipo de trabajo cristiano merece ser destruido?

La idea es hacer la obra de Dios de acuerdo con lo que Dios manda y sobre un fundamento que Žl mismo establece. Dios recompensa lo que Žl ordena y es realizado a su manera. 

El fundamento

Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire c—mo sobreedifica. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que est‡ puesto, el cual es Jesucristo. (vers’culos 10,11).

Jesucristo es el fundamento. ÀPodemos construir como nos da la gana? La respuesta es no.

É pero cada uno mire c—mo sobreedifica. (vers’culo 10).

La iglesia es el campo y el edificio.  

É vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. (vers’culo 9).

ÀTenemos el derecho de trabajar en la iglesia como consideremos mejor? ÀO plantar una iglesia donde nos parezca y hacerlo como mejor nos parezca?

ÀQuŽ paradigma debemos seguir? ÀLo que est‡ de œltima moda en los c’rculos evangŽlicos? ÀC—mo deber’amos plantar una nueva iglesia? ÀSiguiendo las direcciones de Pablo en sus ep’stolas? ÀO de acuerdo a la Òsabidur’aÓ del œltimo experto en misiolog’a? 

En el contexto Pablo advierte, Nadie se enga–e a s’ mismo, (vers’culo 18). Es f‡cil que eso suceda— siguiendo nuestras propias ideas acerca del c—mo proceder en lugar de buscar la voluntad de Dios de acuerdo al patr—n en su palabra. 

Los obreros cristianos tambiŽn pueden autoenga–arse haciendo un Žnfasis excesivo en la cultura; pensando que deben estar al d’a en las tendencias actuales y las œltimas cosmovisiones para poder hacer un trabajo efectivo. Dicho enfoque tiene algo de mŽrito, pero no debe ser la gu’a principal en nuestra manera de proceder.

É si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, h‡gase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabidur’a de este mundo es insensatez para con Dios; (vers’culos 18,19).

Cuando mi esposa y yo est‡bamos hacienda ministerio en Ecuador, el l’der de nuestra misi—n conversaba sobre el proceso de plantar iglesias. ƒl dijo, ÒEs posible llegar aqu’ con mucho dinero y construir una iglesia y parecer exitoso. ÀPero, es lo que Dios quiereÓ?

ÁBuen punto! ÀCu‡nto de los esfuerzos cristianos son en realidad un hombre construyendo su propio reino? ÀEs suficiente construir algo fundamentado en el nombre de Jesœs para obtener la aprobaci—n de Dios?

De ninguna forma. Pablo aclara que una obra realizada en el nombre de Jesœs debe suceder en la forma designada por Dios y bajo sus principios. 

Las recompensas

Si permaneciere la obra de alguno que sobreedific—, recibir‡ recompensa.  (vers’culo 14).

Para que existan recompensas, Dios debe distinguir entre lo que merece una recompensa y lo que no. Esto conlleva un juicio, pero no uno que produce temor como el juicio hacia el pecado. 

Una dificultad que se presenta cuando se habla de este tema es la palabra juicio. Esta palabra tiende a tener la connotaci—n de un reproche o castigo. El termino griego krino Òjuzgar,Ó no es usado en ninguna parte en 1 Corintios 3. Pareciera que Pablo estaba pensando m‡s en una evaluaci—n, lo cual explicar’a el uso de tres tŽrminos diferentes a la palabra juicio en el vers’culo 13 para describir el proceso. 

Éla obra de cada uno se har‡ manifiesta; porque el d’a la declarar‡, pues por el fuego ser‡ revelada; y la obra de cada uno cu‡l sea, el fuego la probar‡ (vers’culo 13).

Note tres palabras que describen el escenario de la recompensa: manifiesta, revelada, probar‡. Ninguna de estas palabras deriva del tŽrmino griego krino.

Aunque seremos puestos a prueba, podemos esperar expectantes ese tiempo porque se habr‡n recompensas.  

Motivaciones

As’ que, no juzguŽis nada antes de tiempo, hasta que venga el Se–or, el cual aclarar‡ tambiŽn lo oculto de las tinieblas, y manifestar‡ las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibir‡ su alabanza de Dios. 1 Corintios 4:5

Al parecer nuestras motivaciones ser‡n reveladas, los prop—sitos del coraz—n. Esto tiene relaci—n con lo que dice en 1 Corintios 3. No solamente ser‡ probada la calidad de las obras sino tambiŽn las motivaciones para realizarlas. Para aquellos con buenas motivaciones, esto es una promesa de recompensa/ elogio.

Un texto similar en Romanos 14 involucra asuntos de consciencia personal.

Pero tœ, Àpor quŽ juzgas a tu hermano? O tœ tambiŽn, Àpor quŽ menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo; É 12 De manera que cada uno de nosotros dar‡ a Dios cuenta de s’. Romanos 14:10,12

El cap’tulo entero est‡ dedicado a asuntos de consciencia personal tales como comida, bebida y el diario vivir. Evitemos juzgarnos unos al otro acerca de estos asuntos porque cada uno dar‡ cuentas de s’ mismo sobre estos a Dios. 

Algunos cristianos legalistas que esperan elogios de parte de Dios por la obediencia estricta de reglas que Dios no mando quedaran sorprendidos en ese d’a. Otros recibir‡n elogios porque se abstuvieron de algo como un acto de adoraci—n.

Lo mismo es cierto acerca de nuestras motivaciones para realizar el trabajo de Dios.

Resumen

Dios recompensa el trabajo que Žl ha ordenado, dirigido y ha sido realizado por sus siervos con las motivaciones adecuadas.  Esto no tiene nada que ver con pecados restantes. Todo el resto es combustible para una fogata. 


Minimizando la justificaci—n  

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Se–or Jesucristo. Romanos 5:1   

El tŽrmino justificado en la Biblia significa ÒdeclaradoÓ justo. No significa ÒhechoÓ justo.[1]

Esta declaraci—n proviene de Dios en el momento en que ponemos nuestra fe en Jesucristo. No es un proceso. La raz—n por la que Dios hace esta declaraci—n es porque la justicia de Cristo es imputada a nosotros en ese momento.[2]

Esta justicia imputada es completa, y no tiene relaci—n con nuestra obediencia personal a la ley moral:

É y ser hallado en Žl, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. Filipenses 3:9

Esto trae consigo dos preguntas en relaci—n al punto de vista de que los creyentes enfrentar‡n un juicio futuro por los pecados restantes: La naturaleza de la justicia previamente imputada y el tiempo de dicho evento.

Si dicho juicio tomara lugar, ser’a por una de dos razones.  O bien la declaraci—n de ser justificado es un proceso, o la justicia imputada es parcial. Ninguna de esas razones tiene sentido.

Tiempo

Los jueces en una corte de ley pronuncian veredictos de culpable o no culpable. No se toman una semana para dar el veredicto. No dicen la palabra no el lunes y la palabra culpable el martes. Si lo hicieran, el sospechoso no tendr’a paz hasta que el veredicto se haya dado por completo. 

Es precisamente esta paz la que est‡ en cuesti—n en Romanos 5:1. Note que est‡ escrito en tiempo pasado. Este evento ha sido completado y no se va a repetir. Estar’a escrito en otro tiempo si tuviera que ser repetido.[3] El resultado inmediato es paz.

ÀPor parte de Dios o de nosotros? Eso no tiene importancia. 

Si es de parte de Dios, Àcu‡ndo dejar‡ de estar en paz si debemos enfrentarnos a un juicio futuro por nuestro pecado? De la misma forma, Àc—mo podemos disfrutar de paz en el presente si estamos anticipando dicho evento en el futuro?

Una paz parcial no es para nada paz.

Justicia imputada  

La justicia imputada viene de Dios. Su justicia no carece de nada. ÀPor quŽ deber’a una persona estar delante de Žl para ser juzgado por los pecados restantes?

É la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Žl. Romanos 3:22

ÀLa obediencia de quiŽn?

Porque, as’ como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, as’ tambiŽn por la obediencia de uno, los muchos ser‡n constituidos justos. Romanos 5:19

Dios nos atribuye la obediencia de Cristo no œnicamente el perd—n de nuestros pecados. Dios nos acepta en base a su obediencia y pasa por alto nuestra obediencia defectuosa. ÀPor quŽ entonces ser’amos juzgados?

ÀQuŽ cargos?

ÀQuiŽn acusar‡ a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 
Romanos 8:33

Dios no acepta cargos en contra de sus elegidos a los cuales justifica. ÀPor quŽ declararlos justos si tiene la intenci—n de volver a poner cargos en su contra nuevamente en el futuro? 

ÀEspacio para la ira?

Pues mucho m‡s, estando ya justificados en su sangre, por Žl seremos salvos de la ira. Romanos 5:9

Las palabras estando ya implican que la conclusi—n es inevitable — no a la ira. Nunca.

La sangre de Jesœs no solamente hizo posible que Dios nos declare justos, sino que nos garantiza que esta declaraci—n nunca va a cambiar y la ira ha sido apagada para siempre.

ÀPor medio de quŽ ley seremos juzgados?

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisi—n de vuestra carne, os dio vida juntamente con Žl, perdon‡ndoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que hab’a contra nosotros, que nos era contraria, quit‡ndola de en medio y clav‡ndola en la cruz. Colosenses 2:13,14

Las demandas legales de la ley moral han sido canceladas en la cruz. ÀPor medio de que otra ley seremos juzgados en el futuro?

Doble justificaci—n

La œnica forma en la que ser’a v‡lido un juicio por los pecados remanentes de los cristianos es si aceptamos la doctrina de la doble justificaci—n; que somos justificados parcialmente ahora y parcialmente en el futuro. Esto no es lo que ense–a el Nuevo Testamento ni tiene ningœn sentido.[4] En ninguna lugar de las escrituras encontramos escrito no culpable a medias. Ni tampoco encontramos perdonado a medias o temporalmente perdonado.

Resumen

La justicia imputada en la justificaci—n es completa, eterna, sin variaci—n. Es la justicia misma de Cristo. Nos declara legalmente justos lo cual resulta en paz con Dios porque su ira ha sido satisfecha eternamente. ƒl no acepta ninguna acusaci—n en contra de sus elegidos, ni ahora, ni nunca.


La segunda venida  

Éesperad por completo en la gracia que se os traer‡ cuando Jesucristo sea manifestado. 1Pedro 1:13

La mayor’a de los textos que hablan de la segunda venida de Jesœs describen a los creyentes esper‡ndola con gran anticipaci—n y anhelo. ÀC—mo podr’an hacerlo si van a enfrentarse a una evaluaci—n negativa o una revisi—n de sus pecados?

Tito 2:13

É  aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestaci—n gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

Me es dif’cil imaginar llamar un juicio por nuestros fracasos una esperanza bienaventurada. La cl‡usula claramente se refiere a la segunda venida. 

1Tesalonicenses 5:9

Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvaci—n por medio de nuestro Se–or Jesucristo,

El contexto se refiere al juicio pendiente en contra de los no creyentes. 

É entonces vendr‡ sobre ellos destrucci—n repentinaÉ y no escapar‡n. 1Tesalonicenses 5:3

El pecado merece ira. Si la consecuencia no es ira, Àc—mo entonces podr’a hacer un juicio contra el pecado? 

2Tesalonicenses Capitulo 1— La naturaleza de la segunda venida

á      El justo juicio de Dios, se refiere a la evaluaci—n de Dios sobre los creyentes que los encuentra como dignos de su reino, vers’culo 5.

á      Eso implica la reivindicaci—n de los creyentes mediante el juicio sobre aquellos que los afligieron, vers’culo 6.

á      En contraste con el juicio contra los no creyentes, a vosotros que sois atribulados, daros reposoÉcuando se manifieste el Se–or Jesœs desde el cieloÉvers’culo 7.

á      Este evento involucra a Jesœs siendo glorificado en sus santos, y admirado en todos los que creyeron É vers’culo 10.

Todo lo que se ve en 2 Tesalonicenses 1 apunta a una actitud de expectaci—n gozosa en cuanto a la segunda venida. Nuestra presencia delante del Se–or ser‡ un tiempo de reivindicaci—n, no un evento que provocar‡ temor.

Hebreos 9:26-28

Épero ahora, en la consumaci—n de los siglos, se present— una vez para siempre por el sacrificio de s’ mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que est‡ establecido para los hombres que mueran una sola vez, y despuŽs de esto el juicio, 28 as’ tambiŽn Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecer‡ por segunda vez, sin relaci—n con el pecado, para salvar a los que le esperan.

El pecado ha sido quitado de en medio por el sacrificio de Cristo. ÀEn base a que tendremos que rendir cuentas por el pecado?

DespuŽs de la muerte el juicio — Existe un juicio despuŽs de la muerte. Sin embargo, en el contexto, este juicio parece ser en contra de los no creyentes porque aparece en contraste con lo que continua: Éfue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchosÉ  

El sacrificio es por muchos, no por todos. Este es un sacrificio limitado. Para aquellos por los que se realiz— el sacrificio, Žl aparecer‡ por segunda vez, sin relaci—n con el pecado.  Sea lo que sea que venga a tratar en relaci—n con los creyentes, no ser‡ con el pecado. Ser‡ para salvar a los que le esperan. 

Si su retorno ser’a para lidiar con nuestros pecados, Àpor quŽ esperarle ansiosamente?

1Corintios 1:7,8

É de tal manera que nada os falta en ningœn don, esperando la manifestaci—n de nuestro Se–or Jesucristo; 8 el cual tambiŽn os confirmar‡ hasta el fin, para que se‡is irreprensibles en el d’a de nuestro Se–or Jesucristo.

La promesa a los Corintios, aun en medio de su inmadurez, es el de un estatus de no culpable en el d’a en que aparezca Jesœs en su venida. 

Judas 24,25

Y a aquel que es poderoso para guardaros sin ca’da, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegr’a, 25 al œnico y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. AmŽn

Los cristianos deben confiar en que Dios los presentar‡ sin mancha delante de Žl. Gran alegr’a es la actitud cristiana ante este evento. 

Resumen

Para el cristiano, la segunda venida es su esperanza bienaventurada. Esta ser‡ su reivindicaci—n delante del mundo de su estado como los santos de Dios y el alivio de la persecuci—n. El creyente sabe que no ha sido destinado a ira y que cualquier juicio no ser‡ para lidiar contra el pecado. El creyente puede mirar con anticipaci—n y anhelo a este evento. 


Consciencia de pecado

Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada a–o, hacer perfectos a los que se acercan. 2 De otra manera cesar’an de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendr’an ya m‡s conciencia de pecado.  Hebreos 10:1,2 

En Hebreos 10, vemos un contraste entre dos estados de consciencia. En uno, el creyente vive una vida consciente de sus pecados; en el otro, una vida sin consciencia de pecado. Esto no se trata de que el creyente carezca de pecado, sino m‡s bien de que vive sin que el pecado moleste su consciencia.   

Bajo la ley, eso es imposible porque la ley requiere obediencia perfecta. Si el creyente cree que cualquier pecado —pasado, presente o futuro— ser‡ juzgado o reprobado, esto crea una consciencia de pecado y temor perpetuo, contrario a la intenci—n del evangelio descrita en este cap’tulo.

Hebreos 10:3 

Pero en estos sacrificios cada a–o se hace memoria de los pecados.

ÁBuenas noticias! Bajo la ley hay un recordatorio de los pecados. A pesar de que los cristianos ser‡n juzgados de alguna manera, esto no involucrar‡ recordarles sus pecados. Si dicha examinaci—n tomara lugar, entonces este contraste entre la ley y el evangelio no sirve de nada. Bajo el evangelio, no hay recordatorio de pecados; pasados, presentes o futuros. 

Hebreos 10:7-10 

Entonces dije: He aqu’ que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro est‡ escrito de m’. 8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen segœn la ley), 9 y diciendo luego: He aqu’ que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto œltimo. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

Santificados significa primeramente ÒapartadoÓ para prop—sitos santos y tambiŽn Òhecho santoÓ El primero es un estatus legal que se perfecciona y continua por el resto de la vida. La idea: a pesar de que nuestra santificaci—n es incompleta en la pr‡ctica, es tomada como legalmente completa. Entonces, Àen base a que es que los creyentes son reprochados por sus pecados en el juicio final?

Hebreos 10:11-14 

Y ciertamente todo sacerdote est‡ d’a tras d’a ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ah’ en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 

El creyente, aunque en la pr‡ctica todav’a no es perfecto, debe considerar su relaci—n con Dios como perfecta. La aceptaci—n de Dios est‡ basada en la perfecci—n legal, no en la experiencia de santificaci—n pr‡ctica.  

Hebreos 10:15-17 

Y nos atestigua lo mismo el Esp’ritu Santo; porque despuŽs de haber dicho: 16 Este es el pacto que harŽ con ellos. DespuŽs de aquellos d’as, dice el Se–or: PondrŽ mis leyes en sus corazones y en sus mentes las escribirŽ, 17 a–ade: ÒY nunca m‡s me acordarŽ de sus pecados y transgresiones.Ó

Estos vers’culos se refieren nuevamente a los primeros vers’culos del cap’tulo. La vieja forma de vivir era una vida de consciencia de pecado; pecados siendo continuamente recordados. La nueva forma de vivir es sin consciencia de pecados ni ningœn tipo de recordatorio de ellos, nunca. Cualquier otra cosa que no sea esa, lleva a una doctrina de una segunda justificaci—n, la cual es herŽtica.

Hebreos 10:21,22

 É y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquŽmonos con coraz—n sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

ÀC—mo podr’a un creyente acercarse confiadamente a Dios si en su mente est‡ pensando en que sus pecados, que ya han sido perdonados, ser‡n nuevamente mencionados? 

Si consideramos nuestros corazones purificados de mala conciencia, esto significa que debemos vivir vidas libres de una consciencia culpable. Esta libertad est‡ basada en un sacrificio perfecto, no en nuestra perfecta forma de actuar. Para aquellos que est‡n profundamente conscientes de la corrupci—n que queda en ellos, esto suena muy radical. Sin embargo, de eso se trata. Estamos llamados a vivir vidas libres de una conciencia de culpabilidad, porque la sangre de Jesœs limpia y continœa limpi‡ndonos de todo pecado.  

Hebreos 10:23 

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesi—n de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometi—

ÀQuŽ podr’a hacer que un creyente tambalee en su confesi—n? El temor del juicio venidero. ÀC—mo es esto una esperanza? Dicho pensamiento debilita la posibilidad de que podamos encontrar esperanza. Debilita nuestra confianza en la inevitabilidad de la santificaci—n final. Jesœs es el autor y el consumador de nuestra fe. (Hebreos 12:1,2)

Hebreos 10:24

Y considerŽmonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras

El autor aparentemente est‡ pensando en motivos positivos tales como el amor por Cristo, la apreciaci—n de su sacrificio y la necesidad general de los creyentes de practicar buenas obras basados en la gratitud, no en el miedo.

Observe la palabra consideremos. Si el autor tuviera en mente algœn tipo de juicio sobre los creyentes, no ser’a necesario considerar algo para que los motive. El miedo ser’a suficiente.

Aparentemente el autor est‡ animando a considerar motivaciones positivas como la gratitud por el sacrificio completo de Cristo, la libertad que obtuvo para nosotros, amor por Žl y el deseo natural y genuino de creyentes por la santificaci—n.  Para aquellos que no sienten dichas motivaciones, el mensaje es diferente: ÁDebes nacer de nuevo!

Hebreos 10:26,27 

Porque si pec‡remos voluntariamente despuŽs de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda m‡s sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectaci—n de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.

El conocimiento de la verdad al que se refiere aqu’ œnicamente puede significar la libertad del temor al juicio ya que de eso se trata todo el cap’tulo. Aquellos que continœan pecando a pesar de tener un claro entendimiento del sacrificio de Cristo y su significado, demuestran que aceptaron la verdad solamente de forma intelectual. A ellos se aplica, una horrenda expectaci—n de juicio. Observe el contraste que est‡ implicado. Para aquellos sin Cristo, el temor al juicio. Para aquellos en Cristo, no hay temor en lo absoluto.

Hebreos 10:28,29,35

El que viola la ley de MoisŽs, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29 ÀCu‡nto mayor castigo pens‡is que merecer‡ el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Esp’ritu de gracia? 35 No perd‡is, pues, vuestra confianza, que tiene grande galard—n

ÀC—mo podemos perder nuestra confianza? Viviendo dependiendo de la ley con la mirada a el juicio en lugar de vivir bajo la gracia a travŽs de la obra cumplida de Cristo.  Parad—jicamente, ÁEsa es una manera en la que nos privamos de la recompensa! Si vivimos con temor al juicio, entonces servimos con la motivaci—n incorrecta. El trabajo que hacemos para Cristo con esa motivaci—n, no merece recompensa.   

Hebreos 10:36-38

porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obteng‡is la promesa. 37 Porque aœn un poquito, Y el que ha de venir vendr‡, y no tardar‡. 38 Mas el justo vivir‡ por fe; Y si retrocediere, no agradar‡ a mi alma.

Este texto se refiere a la segunda venida. El autor espera que el lector viva de acuerdo a los tŽrminos descritos en el cap’tulo. Otra forma de vivir, no es agradable a Dios. ÀEncaja esto bien con la idea de que la segunda venida ser‡ un tiempo para que nuestros pecados sean juzgados?

En las escrituras existen al menos dos motivaciones negativas para exhortar a los cristianos a enderezar su camino y caminar correctamente. Estas son la disciplina paternal (Hebreos 12) y posiblemente la pŽrdida de recompensa (1 Corintios 3). Estas exhortaciones son leg’timas y deben ser predicadas. 

Sin embargo, parece que el autor de Hebreos ofrece motivaciones m‡s positivas que las negativas mencionadas previamente.  Cuando consideramos la grandeza de nuestro Sumo Sacerdote, su sacrificio completo, el ilimitado amor de
Dios y la gracia que permite todo esto, esas motivaciones negativas se desvanecen.  Se desvanecen en medio de olas de gratitud y son reemplazadas por una sensaci—n de asombro, el cristiano maduro no las necesita.

28 As’ que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agrad‡ndole con temor y reverencia; 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor. Hebreos 12:28,29

De esta secci—n aprendemosÉ

Mientras revisamos los temas relacionados con el evangelio y sus implicaciones para la vida, encontramos que los cristianos se enfrentar‡n a un juicio de recompensa y no a un juicio por pecado. Estos temas incluyen: 

á      Juicio de recompensas, 1Corintios 3 y 4

Vemos a cristianos siendo recompensados por el trabajo realizado en la forma ordenada por Dios y con la motivaci—n apropiada. Las recompensas se pierden si se realiza de la manera incorrecta.

á      Naturaleza de la justificaci—n 

La imputaci—n de la justicia perfecta de Cristo es la parte clave de la justificaci—n. ƒsta satisfice la justicia de Dios, produce paz con Žl y aceptaci—n completa sin temor. Dios no acepta acusaciones en contra de aquellos que han sido justificados porque Cristo satisfizo todas las demandas de la ley. Si los cristianos ser’an juzgados por el pecado restante, tiene que ser en base a una ley diferente a la que fue satisfecha por medio del sacrificio de Cristo. No existe otra ley.

 

á      Segunda venida

Todos los textos que describen la segunda venida hacen referencia a un evento que los cristianos esperan con anhelo y gozo, sin miedo a ser juzgados, a pesar de que todos estaremos sentados delante del trono de juicio de Cristo.

á      Conciencia de pecado

De acuerdo al cap’tulo 10 de Hebreos, los creyentes deben vivir una vida libres de una consciencia culpable. Aunque el cristiano est‡ consciente de la corrupci—n que continœa habiendo en Žl, sabe que el sacrificio de Cristo lo libera del miedo a la ley y sus consecuencias. Por lo tanto, sirve a Dios sin miedo y se acerca a Žl confiadamente de su aceptaci—n.

Ahora veremos los vers’culos claves usados por aquellos que apoyan el concepto de un juicio-por-los-pecados para cristianos.


Parte dos

Cada palabra ociosa  

 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella dar‡n cuenta en el d’a del juicio. Porque por tus palabras ser‡s justificado, y por tus palabras ser‡s condenado. Mateo 12:36,37

Basados en este texto, algunos han ense–ado que los cristianos se presentar‡n delante del trono de juicio de Cristo y que cada palabra ociosa que haya salido de su boca ser‡ llevada a juicio. DespuŽs, porque son salvos, esas palabras junto con la pŽrdida de tiempo y otras fallas ser‡n perdonadas. 

Contexto

ÀA quiŽn estaba hablando Jesœs en el texto de Mateo 12 y de que estaba hablando?

Jesœs hab’a sanado a un hombre ciego y mudo de la opresi—n del demonio. Mientras la gente se regocijaba, los fariseos celosos declararon que Jesœs estaba operando por el poder de Satan‡s. Este no echa fuera los demonios sino por Belzebu, pr’ncipe de los demonios. (vers’culo 24).

Los fariseos estaban blasfemando a Jesœs y por lo tanto estaban a punto de blasfemar al Esp’ritu Santo. Jesœs les advierte de la consecuencia de esto en el vers’culo 28:

Pero si yo por el Esp’ritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

El mensaje a los fariseos era claro: si Jesœs representaba el reino de Dios y por lo tanto sus obras eran del Esp’ritu Santo, entonces las palabras que los fariseos pronunciaron estaban a punto de sellar su condenaci—n eterna. No porque las palabras mismas realicen tal acci—n, sino porque exponen la disposici—n imp’a de su naturaleza no regenerada. Jesœs indica esto en el vers’culo 34:

ÁGeneraci—n de v’boras! ÀC—mo podŽis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del coraz—n habla la boca.

Esos fariseos eran unos descuidados. Es inconcebible que un cristiano piense siquiera en decir lo que esos fariseos estaban diciendo.

El ap—stol Pablo estar’a de acuerdo. Sus ep’stolas ense–an que la fe es el œnico instrumento para comunicar la gracia que trae salvaci—n. Las palabras pueden expresar esa fe pero no tienen otro poder que el de revelar la condici—n del coraz—n.

El tŽrmino justificar en este contexto

Sabemos que la palabra "justificar" significa "declarar justo". Tiene un significado similar a "vindicar". Este es el sentido usado en el cap’tulo 2 de Santiago cuando la autenticidad de la fe de Abraham fue revelada por sus obras.

Jesœs les estaba diciendo a los fariseos que su manera de hablar revelaba la condici—n de sus corazones. Si lo declararan como el Mes’as, como Žl dijo con su palabra y prob— con sus obras, esto revelar’a su fe y la probar’a genuina. Si blasfemaban contra Žl, como lo estaban haciendo, revelar’a la condici—n condenada de sus almas. Su condenaci—n ser’a sellada si persistieran en atribuir al diablo las obras del Esp’ritu Santo.

Jesœs estaba insinuando que las palabras de estos fariseos pod’an ser reproducidas en el juicio final. Esas palabras son una prueba de su condici—n perdida a pesar de su religiosidad externa.

Adem‡s, los fariseos se aferraban a la justificaci—n por ley. Jesœs les recuerda que, para ser justificados por la ley, deben guardarla perfectamente, hasta la œltima palabra pronunciada. Si van a ser juzgados por la ley por la menor cosa que digan, Àcu‡nto m‡s ser’an juzgados por blasfemar en contra del Mes’as?

ÀLas palabras justifican?

Podemos preguntarnos, Àcu‡ntas palabras ser’an necesarias para ser justificados, si la justificaci—n viene de las palabras?

Algunos han dicho que, aunque las palabras negligentes de un cristiano lleguen a juicio, ser‡n perdonadas. Eso mitiga un poco la severidad de la doctrina, pero deja un problema l—gico.

Si nuestras palabras negligentes son perdonadas para que no nos condenen, entonces nuestras palabras restantes deben ser buenas y por lo tanto justificarnos. ÀEnse–an las ep’stolas en alguna parte que esto es un medio de salvaci—n?

Adem‡s, Àse consideran las buenas palabras como buenas obras? Si no somos salvos por nuestras obras, Àpara quŽ relacionar el texto de Mateo con los cristianos?

Resumen

Parece contradictorio a todo el mensaje de las ep’stolas aplicar a los cristianos la reprobaci—n de los fariseos previa a la crucifixi—n.

 

 

 

 

 

 

Anhelo confiado

 Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponde por lo que ha hecho en el cuerpo, sea bueno o malo.  2Corintios 5:10

Se dice que este vers’culo apoya el punto de vista de que los cristianos comparecer‡n ante el tribunal de Cristo para recibir una recompensa o una reprimenda por la forma en que han vivido. Toda nuestra vida, se dice, ser‡ examinada pœblicamente, hasta la œltima palabra negligente incluyendo los pecados que permanecen en ellos desde la conversi—n.

Algunos, como Louis Berkhof en su Teolog’a Sistem‡tica, afirman que esto incluye incluso nuestros pecados que han sido perdonados.  Otros tienen un concepto m‡s suave; s—lo los pecados que cometimos despuŽs de nuestra conversi—n ser‡n examinados, aunque Žstos ser‡n perdonados posteriormente.

La mayor’a de los evangŽlicos creen que el prop—sito de que los cristianos comparezcan ante el tribunal de Cristo ser‡ solamente para recibir recompensas, sin ser reprendidos por los pecados restantes, ni para hacer una revisi—n de los mismos. Puede incluir una pŽrdida de recompensa por el trabajo hecho para Cristo que Žl no orden— ni dirigi— como lo indica 1 Corintios 3.

Una dificultad en la interpretaci—n de 2 Corintios 5:10 es la palabra maldad. En vista de toda la ense–anza del Nuevo Testamento sobre el perd—n completo s—lo por la fe, no por las obras, esto presenta un problema.

El contexto antes del verso 10

Nada en 2 Corintios 5:10 ni en su contexto describe lo que podr’a ser el contenido de la palabra maldad. La palabra griega para maldad arroja algo de luz, pero no mucho.

Thayer divide al griego PHAULON en dos categor’as: "Ordinario, mezquino, sin valor." Entonces, Žticamente, "malo, malvado, vil". As’ que la palabra usada para maldad en este texto podr’a referirse al pecado, pero no necesariamente. No es la palabra ordinaria para el pecado. Puede referirse a cosas que simplemente no tienen valoro a obras realizadas que no cuentan para nada como en 1Corintios 3.

Los lex—grafos Louw y Nida, en contraste con Thayer, definen la palabra como "perteneciente a ser malvado en el sentido de la bajeza moral".

Independientemente del lex—grafo que tenga raz—n sobre el significado de PHAULON, el contexto de 2 Corintios 5 nos aclara lo que no puede significar.

 

 

Un anhelo de confianza

Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabern‡culo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto tambiŽn gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitaci—n celestial; 3 pues as’ seremos hallados vestidos, y no desnudos.  2Corintios 5:1-3

Pablo compara nuestro cuerpo con una tienda de campa–a. Note el contraste entre gemido y anhelo. El cristiano normal desea liberarse de este cuerpo mortal. La preferencia es  dejar este cuerpo y estar presente con el Se–or. Esto se describe como un anhelo.

Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Esp’ritu (vers’culo 5).

 

Esta partida de nuestra tienda terrenal, para vestirnos de la celestial, es para lo que Dios nos ha preparado. La intenci—n de Pablo aqu’ es animarnos a comprender este prop—sito. Es algo que podemos anhelar.

 

As’ que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes el Se–or (vers’culo 6)

 

Se supone que esto debe producir en nosotros valent’a. Otras traducciones usan la frase siempre confiados. Esto no es compatible con una revisi—n pendiente de nuestros pecados o esperar ser reprimidos por todo lo que hemos hecho, no cumplido o dicho. Tomando en cuenta mis propios fracasos, esto me deja con poca confianza. Me dan ganas de quedarme ac‡ el mayor tiempo posible.

 

La palabra siempre confiados es intrigante. ÀPor quŽ estar’amos siempre confiados si de vez en cuando pensamos en un juicio inminente por las cosas malas que quedan en nuestras vidas?

 

Si en nuestra vida somos acusados ​​por la ley de un delito, Àesperamos con ansias el juicio? Lo que sea que signifique la palabra maldad en el vers’culo 10, no puede referirse al juicio por el pecado. Es un juicio de algo, pero no eso.

 

               ÀQuŽ significa recibir?
 

ÀQuŽ es lo que recibiremos del Se–or por el mal hecho en nuestro cuerpo? ÀSeremos reprendidos o avergonzados privada o pœblicamente? Segœn algunos, la respuesta es s’.

Esa interpretaci—n presenta un problema. Nada en 2 Corintios 5:10 dice lo que recibiremos del Se–or por el mal. De hecho, el Nuevo Testamento no sugiere en ninguna parte que recibiremos algœn castigo cuando el Se–or regrese.

El contexto despuŽs del verso 10.

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcili— consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de reconciliaci—n; (vers’culo 18)
 

Imagina a dos hombres en una disputa. Uno acusa al otro de maldad. A travŽs de un intermediario se reconcilian. No reconciliados a media. Totalmente reconciliados. Por definici—n, reconciliado significa que no hay necesidad de revisar el caso.

Cuando un caso se resuelve fuera de la corte, significa que las dos partes ya no est‡n en disputa. Ninguna de las partes tiene un reclamo sobre la otra. As’ es con nosotros y con Dios.

Dios nos ha dado el ministerio de la reconciliaci—n. ÀQuŽ implica eso? ÀQuŽ vamos a decir a las personas si la reconciliaci—n incluye un juicio futuro por el pecado o las faltas? ÀLes decimos que la reconciliaci—n es solo temporal pero que, sin embargo, estar‡n en juicio m‡s tarde? ÀSon buenas noticias?

É que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tom‡ndoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encarg— a nosotros la palabra de la reconciliaci—n. (vers’culo 19).
 

Lo que sea que signifique la palabra maldad en el vers’culo 10, no puede referirse a nuestras transgresiones porque Dios no las cuenta contra nosotros. ÀCon quŽ prop—sito y por quŽ motivos los revisar‡ en el cielo? ÀPara hacernos sentir mal? ÀPor quŽ?

El contexto del vers’culo 10 muestra que nuestra aparici—n ante el Se–or es algo que esperamos con tal anhelo que gemimos por ello. Dios no sostiene nuestras ofensas contra nosotros porque la reconciliaci—n lograda a travŽs de Cristo es completa. No puede significar, por lo tanto, un reconocimiento de los pecados pasados ​​o incluso una revisin de las transgresiones perdonadas. Eso no encaja con una reconciliacin genuina o con Dios sin contar nuestras transgresiones contra nosotros.

Dos interpretaciones posibles
 
Entonces, ÀquŽ podr’a incluir la palabra maldad en el vers’culo 10?
 
               1 Corintios 3
 

La interpretaci—n m‡s probable podr’a ser que se refer’a a lo que Pablo dijo en 1Corintios 3; recompensa por el trabajo realizado a la manera en que Dios mand—, versus la pŽrdida de la recompensa por el trabajo realizado de manera que Dios no orden—.

               2 Corintios 13
 

Pablo puede estar dudando de la salvaci—n de algunos de los miembros de la iglesia de Corinto. Esto se sugiere en 2 Corintios 13:5. El contraste entre el bien y el mal en
2 Corintios 5:10 puede significar una separaci—n de ovejas de cabras.

Resumen

Ni el uso de la palabra mal en 2 Corintios 5:10 ni el contexto apoyan de manera convincente la opini—n de que los cristianos enfrentar‡n una revisi—n de los pecados restantes.

Conclusion 

ÀPara quŽ ser‡n juzgados los creyentes? Trabajos realizados para Dios a su manera y los motivos para realizarlos. Los cap’tulos 3 y 4 de 1 Corintios resumen esto.

La doctrina de la justificaci—n, declarada justa por la fe en Cristo aparte de las obras, excluye por su propia definici—n cualquier juicio sobre los cristianos por el pecado. Esto nos permite esperar la Segunda Venida como nuestra bendita esperanza y anticipar la presencia de Dios con gran gozo.

Aunque somos conscientes de nuestra corrupci—n restante, estamos llamados a vivir una vida libre de conciencia de pecado, a menos que el Se–or nos llame la atenci—n sobre pecados espec’ficos. Esto nos permite acercarnos a Dios en oraci—n con un coraz—n verdadero, con plena seguridad de fe, porque tenemos a Jesœs como nuestro Sumo Sacerdote que hizo posible acercarnos a ese trono de la gracia con confianza.Esto es vivir por gracia en lugar de bajo la ley. Vivimos con nuestros ojos en Jesœs y su gracia, no en nuestro grado de perfecci—n porque confiamos en la promesa de que Dios terminar‡ completamente nuestra santificaci—n.

 

Los lectores tambiŽn pueden disfrutar del libro de Smalling,
Felizmente justificados

 

Notas finales

 



[1] Ser hechos justos es un proceso que dura toda la vida que se llama: santificaci—n. Vea mi libro Felizmente Justificados para explicaciones en la escritura de estas definiciones.  

[2] Romanos Capitulo 4 nos muestra esto. 

[3] El verbo en el griego original involucre la cl‡usula habiendo sido justificados, est‡ escrito en tiempo aorista lo cual significa un evento pasado que ha sido terminado. Si fuera un evento repetido, estar’a escrito en otro tiempo designado para mostrar eso.

[4] En tiempos recientes, dos herejes, Norman Shepherd y el te—logo Anglicano N.T. Wright, han propuesto dicho punto de vista, el cual ha sido rechazado por todas las denominaciones reformadas conservadoras. Es la llamada perspectiva paulina. Pero no tiene nada de nueva ni de paulina.