Peligros de las jerarqu’as
en las organizaciones cristianas

por

Roger Smalling

www.espanol.visionreal.info

 

Este ensayo es un cap’tulo del libro Liderazgo Cristiano, ofrecido aqu’ como muestra.

     El sistema jer‡rquico es una estructura organizada que se fundamenta en los rangos ascendentes, como una escalera. El ejŽrcito es una estructura jer‡rquica con generales, coroneles, sargentos, etc. hasta llegar a los soldados rasos. La autoridad es enteramente vertical y en la posici—n m‡s alta no hay que dar cuentas a nadie. Nunca un soldado raso podr’a pedir a un general explicaciones de sus actos. La culpa siempre se pasa hacia abajo.

Las grandes corporaciones son tambiŽn estructuras jer‡rquicas, con altos sueldos para los presidentes, los vicepresidentes y jefes de departamentos y los sueldos m‡s bajos para los chicos de la bodega. De nuevo, la autoridad es siempre de arriba hacia abajo y en la posici—n superior no hay que dar cuentas a nadie.

Los rangos m‡s inferiores usualmente son los que tienen que llevar la culpa por los errores de la gerencia. Los funcionarios de las jerarqu’as no representan la voluntad de sus subordinados.

El gobierno b’blico es simple

El gobierno b’blico es lo opuesto, y fundamentalmente simple. Los oficiales sirven a la gente en un sistema representativo[1]. Cuando este se refiere a las relaciones entre oficiales, como en el caso de un presbiterio, cada miembro tiene igualdad de voz y voto[2]. No hay rangos, solo diferencias en funciones. Si hay culpa, esta recae en el grupo como un todo.

La diferencia entre los dos sistemas es comparable a una escalera versus una mesa redonda. La estructura entera es diferente porque las metas y prop—sitos son distintos.

Cuando las organizaciones cristianas intentan imitar las estructuras organizacionales del mundo, los principios fundamentales que Cristo ense–— tienden a ser estrangulados. La gente se pierde en un laberinto de burocracia. Llegan a ser m‡quinas organizacionales monol’tica que se alimentan a s’ mismas en lugar de alimentar a la gente, enfocadas en la conservaci—n de su propia existencia, como si Žsta tuviera algœn valor intr’nseca.

El prop—sito original para su existencia se pierde en ese laberinto de burocracia de manera que su prop—sito inicial se reduce a nada m‡s que la perpetuidad de su propia existencia.

Durante trienta y cinco a–os de ministerio, principalmente en misiones, he observado a muchas organizaciones cristianas. Al comparar estas observaciones con otros ministerios se confirman los efectos negativos de las jerarqu’as en un contexto cristiano.

Al modelar las estructuras del mundo, los cristianos se pueden olvidar de considerar un aspecto central de la teolog’a b’blica; la naturaleza corrupta del hombre. Al estructurar una organizaci—n cristiana, el prop—sito central a considerar es la santificaci—n de los participantes, no la eficiencia.

La dictadura es la forma de gobierno m‡s eficiente conocida por el hombre. Con una sola persona dictando todo, la maquinar’a de la burocracia se reduce a un m’nimo. La dictadura, sin embargo, deshumaniza a la gente, priv‡ndola de la libre expresi—n necesaria para reflejar la imagen de Dios.

Aunque la dictadura es una l’nea recta entre dos puntos, en tŽrminos de eficiencia, a lo largo est‡ repleto de v’ctimas. La Alemania de Hitler es un ejemplo notable del autoritarismo dentro del dominio pol’tico.

En el la vida religioso de la Europa antigua, vimos una reforma peleando contra el autoritarismo cat—lico. La forma correcta para gobernar la iglesias, junto con las verdades sobre la salvaci—n, fue un enfoque de debate.

Para discernir la moralidad de una estructura de liderazgo, uno deber’a preguntarse que es lo que se estimula; la naturaleza ad‡mica o la nueva naturaleza en Cristo.

El principio de Peter: Mediocridad e incompetencia

En su libro cl‡sico, El principio de Peter[3], el soci—logo Lorenzo Peter describe c—mo cada miembro de una jerarqu’a tiende a ascender a su nivel de incompetencia. Cuando una persona trabaja bien en un nivel, puede ser promocionada al pr—ximo, y eventualmente llega a una posici—n m‡s all‡ de sus habilidades. La persona permanecer‡ en esta posici—n generando problemas para s’ mismo y para otros. Mientras tanto, mucha gente capaz abandona la organizaci—n, hartos de aguantar un liderazgo incompetente.

Las jerarqu’as producen mediocridad

Con el tiempo, la incompetencia de esta clase se multiplica hasta que la organizaci—n como un todo se vuelve mediocre.

Los buenos l’deres cristianos que trabajan dentro de un sistema jer‡rquico, tratan de mitigar estos efectos negativos. Estos esfuerzos son laudables, aunque a menudo fœtiles. La naturaleza humana, incluso entre cristianos, es demasiado susceptible a las tentaciones generadas por los sistemas jer‡rquicos.

Las jerarqu’as tienden a estimular lo peor en la naturaleza humana ca’da

Algunos aspectos son:

Arrogancia

Oficiales tienden a sentirse superior a otras. Las jerarqu’as proveen para esto al dar rangos, uno superior al otro. El oficial supone: -Yo tengo un rango superior porque soy una persona superior.

Ambici—n imp’a

Una persona ve a otra en un rango superior y se dice a s’ mismo: Ese no es mejor que yo. En efecto, yo puedo hacer mejor su trabajo. ÀPor quŽ no tengo yo esa posici—n?

Politiquer’a sucia

Si una persona quiere un rango superior, puede ceder a la tentaci—n de manipular y politiquear para obtenerlo. Esto es moralmente cuestionable adem‡s de ser una pŽrdida de esfuerzos que podr’a ser gastado en trabajo productivo.         

El Ap—stol Santiago indica: Porque donde hay celos y contenci—n, all’ hay perturbaci—n y toda obra perversa. Santiago 3:16. El tŽrmino Çobra perversaÈ traduce la frase griega, faulan pragma, y expresa algo como la moderna frase, Òpolitiquer’a suciaÓ[4].

Echar la culpa a otro

Esta es una forma de cobard’a moral. La naturaleza humana tiende a culpar a los subordinados cuando algo sale mal. Es una forma de cobard’a moral. Culpar a otro fue la primera reacci—n de Ad‡n despuŽs de la ca’da (GŽnesis Cap’tulo Tres).

Imagine un hombre subiendo una carga por una escalera. Si el hombre que est‡ arriba deja caer su carga, Àd—nde cae? Sobre el hombre que est‡ en el rango directamente abajo, quien la descarga sobre el hombre debajo de Žl. El pobre que est‡ en el rango al fondo recibe encima toda la carga. En una jerarqu’a, esta ÇcargaÈ es la culpa generada por los Çl’deresÈ.

Agradar a los hombres

Puesto que en la jerarqu’a el rango de una persona depende de la buena voluntad del rango superior, esta persona se ve tentada a agradar al hombre que est‡ sobre Žl en lugar de agradar a Dios.

PŽrdida de personal competente

Segœn el Dr. Peter, en El principio de Peter, las jerarqu’as tienden a sacar a las personas que cuestionan la forma en que se hacen las cosas, aunque estas sean muy competentes[5].

Una jerarqu’a, como cualquier organismo, se enfoca m‡s en perpetuar su propia existencia que en su producci—n de bienes. Las personas que Çvuelcan el boteÈ por cuestionar como se hacen las cosas, ser‡n sacadas del bote. No importa si ellos estaban entre los pocos que remaban.

Desprecio de la autoridad espiritual de los oficiales ordenados

Mencionamos este aspecto al œltimo para enfatizarlo, y no porque sea el menos importante. En efecto, lo consideramos el problema m‡s serio generado por las estructuras autoritarias. Dentro de las organizaciones cristianas, los l’deres algunas veces actœan como si sus t’tulos o rangos dados por el hombre, negar‡n la autoridad espiritual de los oficios b’blicos.

La palabra de Dios otorga ciertos derechos y privilegios a todos los oficiales ordenados en el cuerpo de Cristo. Las estructuras jer‡rquicas no hacen caso de esto. Ver cap’tulo ocho por m‡s sobre esto.

ÀQuŽ hacer si usted es un l’der en una jerarqu’a cristiana autoritaria?

Con un poco de imaginaci—n, usted puede instalar recursos administrativos para minimizar el da–o, aunque hacerlo requiere una valent’a moral pocas veces encontrada. ÀPor quŽ valent’a moral? Estas estrategias abajo requieren dar cuentas hasta cierto punto, a las personas que usted lidera[6].

Evaluaciones frecuentes

Puede hacer evaluar su liderazgo por escrito y en forma an—nima, por las personas que usted lidera. Esta estrategia da a los subordinados la oportunidad de decir lo que realmente piensan y en forma segura. En esta forma, usted conseguir‡ la verdad sobre su estilo de liderazgo.

Crear un comitŽ an—nimo

Este puede consistir de dos — tres personas que puedan recibir quejas sobre problemas sin revelar los nombres de los que quejan. Si hay muchas quejas sobre un l’der en particular, estas pueden ser llevadas al jefe superior antes de que el l’der pueda causar un da–o serio. La raz—n de que esto requiere valent’a moral es porque el l’der en cuesti—n podr’a ser usted mismo.

Consejo: No insulte la inteligencia de sus subordinados al anunciar una Çpol’tica de puerta abiertaÈ, al menos que ellos puedan pedirle cuentas por lo que usted les diga o haga al otro lado de la puerta[7].

Pidiendo consejos a los subordinados

Haciendo esto sobre pol’ticas propuestas, pidiendo las opiniones de sus subalternos, les da la impresi—n de participaci—n en la toma de decisiones.

Cualquier recurso que le permita a usted ser vulnerable y responsable por sus acciones delante de sus subordinados le ganar‡ respeto y credibilidad. Ir—nicamente, una vez que usted tiene respeto y credibilidad esos recursos probablemente se volver‡n innecesarios.

ÀSe est‡ uniendo a una organizaci—n cristiana?

Una buena manera de discernir si la organizaci—n es autoritaria es pregunt‡ndoles a los directores: —ÀEn quŽ forma sus subordinados pueden obligarlo a dar cuentas por la forma en que les trata?— O —Si un empleado llega a ser v’ctima de algœn abuso administrativo, ÀquŽ puede hacer para conseguir justicia?— Si no hay respuesta clara, busque en otra parte.

Mitigando los da–os de las jerarqu’as

Existen recursos administrativos para mitigar los problemas dentro de una jerarqu’a, si los l’deres tienen el coraje de implementarlos. Se requiere valent’a porque estos recursos hacen que los l’deres sean, hasta cierto punto, vulnerables a la gente que dirigen. Por ejemplo,

El comitŽ an—nimo

Su propio grupo peque–o de consejeros personales, mencionado arriba, puede servir mucho en hacerle a usted entender como sus subalternos le perciben. Un tal comitŽ puede revelar la existencia de problemas en que usted mismo sea una causa parcial.

El voto informal

La mayor’a de las organizaciones cristianas no son democr‡ticas. No tienen que serlo. DespuŽs de todo, el Reino de Dios no es una democracia.

Suponga, sin embargo, una organizaci—n tiene un supervisor abusivo encargado de uno de los departamento de trabajo. Supongamos tambiŽn que es un buen amigo del presidente. Una consulta anual an—nima en la que los empleados votan por o contra tal l’der puede ser muy reveladora para el presidente en lo de la manera en que sus empleados son tratados.

La caja de sugerencias

Este viejo recurso es eficaz aunque poco usado por los l’deres. ÀPor quŽ? Algunos l’deres tienen una opini—n tan elevada de su propia sabidur’a que no ven la necesidad de sugerencias de nadie. Estos son los que m‡s necesitan una caja de sugerencias en la oficina. La caja puede ser muy œtil para revelar la existencia de problemas con los cuales el l’der puede tratar.

Con poca imaginaci—n, un l’der cristiano puede inventar recursos tales como estos para ayudarse a mantener en contacto con la realidad. Sin ellos, la gente puede meterse en una coraza y el l’der desarrollar‡ una falsa imagen de la realidad a su alrededor.

Conclusi—n

La jerarqu’a autoritaria no es b’blica para las organizaciones cristianas o iglesias. Esta estimula las tendencias latentes de nuestra naturaleza ca’da. Los l’deres cristianos necesitan estar conscientes de estas tendencias y hacer lo que puedan para minimizarlas. Esto requiere un coraje moral no comœn y un compromiso al principio fundamental de la integridad absoluta al hacernos vulnerables y responsables ante aquellos que lideramos.

De este cap’tulo aprendemos...

á      La jerarqu’a autoritaria es una forma mundana de estructura organizacional, opuesta a los principios de liderazgo que Cristo encarn—.

á      La jerarqu’a autoritaria estimula lo peor de la naturaleza humana y lleva a la arrogancia, ambici—n ego’sta, politiquer’a, culpar a otros, y m‡s.

 

A muchos de los que disfrutaron de este ensayo,
tambiŽn les gust— nuestro libro
Liderazgo Cristiano

Otros ensayos y libros por los Smallings:
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[1]. Cuando digo, Çgobierno b’blicoÈ me refiero al gobierno al estilo presbiteriano porque creo que este es el œnico que la Biblia apoya.

[2]. Un Presbiterio es un concilio de pastores y ancianos representando las iglesias asociadas en una regi—n o ciudad. Se reœne para tratar con asuntos en comœn. La palabra ÇPresbiterioÈ se deriva del griego, presbiterion, usado en 1Tim.4:4.

[3] Peret, Lorenzo. El principo de Peter, Debolsillo publicadores. Canada. Marzo, 2008.    Sociologo canadiense que insist’a que dentro de una jerarqu’a, los empleados siempre llegan a su nivel de incompetencia.

[4]. Accordance Bible Software. Oaktree Company: Temecula, CA, 1999.

[5]. Ibid, p.69.

[6]. Normalmente directores de organizaciones insisten en que son ÇresponsablesÈ a alguien. En efecto, lo que est‡n diciendo es que son responsables a una persona o entidad superior a ellos, no a nadie abajo. El no es ÇresponsableÈ en el sentido en que se presenta aqu’.

[7]. Una Çpuerta abiertaÈ significa la invitaci—n de un director a sus subalternos para visitarle en cualquier momento para expresar sus preocupaciones. La mayor’a de las personas son suficientemente inteligentes para no prestar atenci—n a tales directores.