Integridad en el liderazgo

por

Roger Smalling, D.Min

www.espanol.visionreal.info

Este ensayo es el cap’tulo dos del libro Liderazgo Cristiano
por el Dr. Smalling.

West Point, universidad de preparaci—n de los oficiales del ejŽrcito de los Estados Unidos, es conocida por su estricto c—digo de honor. En respuesta a cualquier pregunta, los cadetes pueden dar solamente cuatro respuestas: —S’, se–or; no, se–or; no sŽ, se–or; o sin excusa se–or—. Presentar excusas es pr‡cticamente un crimen. Si una persona bajo la responsabilidad de un cadete comete un error, el cadete asume la culpa. Esto es para ense–arles la responsabilidad, el honor y sobre todo la integridad.

Uno de estos cadetes graduados fue enviado a Vietnam como un teniente. Su primera misi—n fue en la selva para supervisar la construcci—n de una pista que ya estaba en construcci—n. Un sargento estaba a cargo. Desafortunadamente, el teniente no sab’a nada sobre pistas, y pregunt— al sargento: —ÀEst‡ seguro de que la direcci—n de esta pista es la correcta?— El sargento le asegur— que as’ era. Entonces el teniente dijo: —Bien, confiarŽ en su criterio, continœe.

Una hora y media m‡s tarde, un coronel que era un experto en pistas lleg— y grit—: —ÀQuiŽn es el idiota que orden— construir esta pista en esta forma? El teniente por poco dijo: —Este sargento aqu’, dijo que Žl sab’a...etc. Pero sus palabras fueron: —Yo, se–or.

El coronel mir— al teniente y pregunt—: —ÀPor quŽ dio esa orden? El teniente respondi—: —Sin excusa, se–or.

En ese momento, el sargento se acerc— con su mano levantada pidiendo permiso para hablar. El coronel aparentemente dedujo lo que hab’a pasado y pregunt— al teniente: —Usted viene de West Point, no es verdad?— El teniente contest—: —S’, se–or. El coronel mir— al sargento, al teniente y dijo: —Bien, en ese caso, fue un error honesto.

M‡s tarde el coronel invit— al teniente a unirse a su equipo de mando. Esto representaba una promoci—n importante[i].

Esta historia verdadera ilustra la virtud m‡s importante del liderazgo: La integridad.

En las cintas grabadas de donde fue tomada esta historia, el expositor dijo que si West Point logra ense–arle a un cadete a ser un hombre completamente ’ntegro, tambiŽn pueden hacerlo un l’der sin importar su temperamento o dones naturales. En West Point est‡n preparados para suspender a un hombre con habilidades naturales de liderazgo si no pueden infundirle integridad absoluta en su car‡cter.

Este concepto est‡ tan asociado con West Point que cuando el coronel encontr— un oficial con integridad absoluta, asumi— que era de West Point.

ÀEs esta la clase de integridad que encontramos en el liderazgo de nuestras iglesias?  Si una persona conoce a un hombre ’ntegro, Àautom‡ticamente supone que es ÇevangŽlicoÈ? O, al inverso, si le conocen como evangŽlico, Àautom‡ticamente suponen que es una persona ’ntegra?

Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabidur’a humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho m‡s con vosotros. 2Corintios 1:12        

En este texto, Pablo declara que Žl no tiene planes secretos. No se entrega a la politiquer’a ni manipula a nadie. No tenemos que examinar el valor numŽrico de las letras griegas para llegar a un significado escondido. Lo que Pablo dice es eso exactamente y nada m‡s.

Las palabras usadas para traducir Çsencillez y sinceridadÈ en 2Corintios 1:12 demuestran que Pablo habla de pureza de motivos y completa devoci—n a un solo prop—sito[ii].   

La ÇtransparenciaÈ de car‡cter es simplemente una cuesti—n de integridad. Cuesta tiempo y esfuerzos para desarrollarla en los candidatos para liderazgo.

La integridad est‡ tan ’ntimamente relacionada con la humildad que podr’amos sostener que son sin—nimos. Un mejor fil—sofo que yo deber’a hacer las distinciones, si las hay. Sin embargo, estamos de acuerdo en que est‡n unidas, inseparablemente.

La integridad es fundamental a todo liderazgo, religioso o secular. Los analistas de negocios, entre ellos, Stephen Covey, en su libro Siete h‡bitos de personas exitosas, han ÇdescubiertoÈ recientemente la importancia de la integridad en los negocios. Este libro ha llegado a ser muy popular[iii].

Sin embargo, Covey nota un cambio perturbador en las actitudes hacia el car‡cter en el liderazgo en la cultura occidental en los œltimos 200 a–os. ƒl clasifica este cambio como car‡cter Žtico versus personalidad Žtica.

En los primeros 150 a–os de la historia de los Estados Unidos, la filosof’a del liderazgo enfatizaba la importancia de cualidades tales como la integridad, humildad, fidelidad, etc. Desde la segunda guerra mundial, el Žnfasis ha sido en los rasgos de la personalidad como la llave del Žxito, m‡s bien que en la Žtica. Covey indica:

El Žxito se volvi— m‡s una funci—n de la personalidad, de la imagen pœblica, de las actitudes y comportamientos, habilidades y tŽcnicas... Otras partes de la propuesta de la personalidad fueron claramente manipuladoras, incluso enga–osas, animando a la gente a usar tŽcnicas para conseguir el agrado de las otras personas [iv]...

Los cristianos necesitan estar conscientes de los cambios culturales como este y cuidadosamente distinguirlos de los rasgos que Jesœs busca en aquellos que Žl escoge para el liderazgo.

En su libro From Good to Great, (De la mediocridad al Žxito), el investigador Jim Collins presenta un an‡lisis de algunas compa–’as que crecieron de buenas a excelentes y se mantuvieron ah’. Collins hall— una cualidad comœn entre los l’deres de estas compa–’as que nada ten’a que ver con el temperamento.

Nosotros estamos sorprendidos, realmente conmocionados, al descubrir el tipo de liderazgo requerido para convertir una compa–’a de buena a excelente ... Sin darse a notar, serenos, reservados, incluso t’midos, estos l’deres son una mezcla parad—jica de humildad personal y voluntad profesional[v].

Note el punto: la cualidad clave en comœn entre los l’deres de las compa–’as que se hab’an transformado de buenas a excelentes era la humildad. ƒl a–ade:

Estos l’deres canalizan sus necesidades personales hacia la gran meta de construir una compa–’a grande. No es que estos l’deres no tengan sus propios intereses. A decir verdad, ellos son incre’blemente ambiciosos, pero su ambici—n es primero por la instituci—n, no por ellos mismos[vi].

El liderazgo que perdura no puede existir sin esta virtud. La administraci—n, s’. La manipulaci—n y el control, s’... pero no el liderazgo verdadero que compra la fidelidad de otros a costa del dolor propio. Esta es la integridad de Jesœs. Esta es la filosof’a cristiana del liderazgo. No hay otra.

El principio de Caif‡s

Caif‡s fue un hombre que vendi— su integridad por paz. Fue el sumo sacerdote que presidi— el juicio de Jesœs. En Juan 11:49-50 leemos:

Vosotros no sabŽis nada; ni pens‡is que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la naci—n perezca.

Segœn la perspectiva de Caif‡s, era mejor perder su integridad al condenar a un inocente que arriesgarse a una destrucci—n total por parte de los gobernadores romanos. ÀEstaba en lo correcto?

S’, pero por poco tiempo. Caif‡s previno con Žxito la intervenci—n romana y el desastre nacional, y se debe haber considerado a s’ mismo muy sabio.

Sin embargo, a la larga, fue diferente. De todos modos, los romanos vinieron y destruyeron la naci—n. Caif‡s gan— en forma pasajera, pero al final perdi— todo, incluyendo su propio honor.

A simple vista, Jesœs parec’a perder. Fue humillado, crucificado y parec’a que iba a desaparecer. ÀQuiŽn es el Sumo Sacerdote hoy y d—nde est‡ Caif‡s?

Suponga que tiene un hombre en pecado grave en su iglesia. Usted sabe que debe disciplinarlo. Sin embargo, Žl es una persona muy popular, rico e influyente. Si lo disciplina, se puede producir una divisi—n en la iglesia y usted podr’a perder su trabajo como pastor. ÀQuŽ hace usted?

Este es un cl‡sico examen de integridad. Si usted se mantiene en su posici—n, podr’a perder a corto plazo. La iglesia podr’a dividirse y usted perder’a su trabajo. Pero Dios le dar‡ m‡s de lo que alguna vez haya perdido y usted no tendr‡ remordimientos.

Un ejemplo destacado

En una reuni—n de presbiterio, el moderador pidi— el reporte del comitŽ de misiones. El secretario del comitŽ se levant— y explic— que no ten’a el reporte porque no sab’a que deb’a traerlo a la reuni—n.

Inmediatamente el moderador comenz— a reprochar al secretario por su negligencia. En la parte de atr‡s de la asamblea, uno de los pastores se puso de pie y dijo: —Se–or, soy el moderador del comitŽ de misiones. Si hay algœn error, soy el œnico culpable y usted puede reprocharme a m’.

El moderador le pregunt— si Žl sab’a sobre el error. ƒl replic—: —No Se–or, pero eso no viene al caso. Estoy a cargo, y si alguna persona debe ser reprochada, esa soy yo—.  El moderador desisti— del punto y continu— con otros asuntos.

Yo pensŽ: —No me sorprende que este pastor tenga quinientos personas en su iglesia. Como la l‡mpara sobre la monta–a, tal integridad no puede estar escondida.

Conclusi—n

La integridad, que incluye la humildad, es la virtud fundamental del liderazgo. Sin ella, un Çl’derÈ no es m‡s que un administrador en el mejor de los casos; y un manipulador y controlador en el peor. Aun el mundo secular nota esto.

De este cap’tulo aprendemos

á      La integridad, algunas veces llamada humildad, es esencial para el    liderazgo cristiano.

á      Esta virtud incluye:

o   Tomar la responsabilidad por las acciones de sus subordinados.

o   Mantenerse en lo correcto aun cuando el costo sea alto, sabiendo que a lo largo Dios nos recompensar‡.

Preguntas de estudio para el Cap’tulo 2

1.    ÀEst‡ de acuerdo en que la integridad es la virtud fundamental del liderazgo cristiano? Justifique su respuesta.

2.   Explique el dilema del Çprincipio de Caif‡sÈ. DŽ un ejemplo de su propia experiencia.

3.   ÀC—mo se podr’a aplicar el ejemplo del teniente de West Point en un contexto cristiano?

 

A muchos de los que disfrutaron de este ensayo,
tambiŽn les gust— nuestro libro
Liderazgo Cristiano

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[i]. Esta anŽcdota proviene de una serie de grabaciones de West Point Leadership. West Point Leadership: Making Leaders. West Point Lectures: West Point, VA, 1989.

[ii]. Las palabras griegas son haploteti y eilikrineia.. La primera indica enfoque total en un solo prop—sito. La segunda, a la sinceridad y pureza de motivaciones. Juntas, estas comprueban que Pablo no ten’a planes secretos en su tratamiento con otros.

ThayerÕs Lexic—n, New Testament Greek-English Lexicon. Archa Publishers: Lafayette, IN 1979. pp. 55 y 175

[iii]. Covey, Stephen. Siete H‡bitos de Personas Exitosas. Simon y Schuster: New York, 1990. p.14

[iv]. Ibid. p.15

[v]. Collins, Jim. Good To Great. Harper: New York, 2001. p. 22

[vi]. Ibid p.21