Un cristiano escribi— y pregunt— : ÀC—mo
puede Dios limitar el pecado y controlar las circunstancias de su
manifestaci—n, sin ser culpable de ser la causa del pecado?
—David
ƒl utiliz— el ejemplo de Absal—n que cometi— incesto con las esposas de David y
demostr— que fue Dios mismo quien levant— a Absal—n contra David como juicio.
Sin embargo, Absal—n fue considerado culpable, aunque sus pecados fueron
decretados por Dios. ÀC—mo puede Dios estar exento del cargo de ser la causa
del mal?
*************
Querido
David,
Su
pregunta presenta una rama entera de la teolog’a llamada teodicea que
trata de la bondad de Dios y la presencia del mal. Este es un aspecto dif’cil
de la teolog’a y la filosof’a porque involucra el libre albedr’o, la justicia y
la soberan’a de Dios. ÀHasta que punto esta libre la voluntad humana? ÀUn
decreto divino implica la aplicaci—n de la fuerza? ÀEs la presencia del mal
algo bueno?
Existen
respuestas parciales, pero solo son parciales y pueden no satisfacer mentes
inquisitivas como la suya. DespuŽs de considerar algunas de las respuestas, se
ha de llegar a un punto en el que debe decidir si va a estar satisfecho con las
respuestas parciales.
Recuerde,
estamos tratando con una mente infinita que ve el final desde el principio y no
ha revelado todo acerca de sus prop—sitos eternos. Dios es amable al darnos respuestas
parciales debido a que la mera existencia de lo parcial sugiere que las
respuestas finales deben existir en algœn lugar o en algœn momento, aunque
todav’a no estamos preparados para verlos. En algœn momento debemos decidir
confiar en ƒl o no hacerlo.
Echemos
un vistazo al ejemplo supremo de la interacci—n entre el bien y el mal y el
resultado de esta: la traici—n y la crucifixi—n de Cristo como se describe en
la oraci—n de los ap—stoles en Hechos 4:27, 28.
Porque
verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesœs, al cual
ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y los pueblos de Israel, 28
Para hacer lo que tu mano y tu consejo hab’an antes determinado que hab’a de
ser hecho.
Al
mirar la oraci—n completa a partir del vers’culo 24, observamos estos detalles:
Nada de
eso es particularmente debatido. Luego viene una de las declaraciones m‡s
notables en el estudio de la teodicea:
Los
ap—stoles afirman que los enemigos de Cristo se reunieron para hacer lo que
Dios los predestin— a hacer, sin embargo, esas personas actuaron libremente.
Todo fue hecho por su plan.
Note tambiŽn que los ap—stoles no tuvieron
problemas filos—ficos con nada de esto. ÀPor quŽ no?
Aqu’ es donde entran las respuestas
parciales.
Vieron
claramente los resultados de la traici—n y la crucifixi—n de Jesœs: la
salvaci—n de todos los creyentes a lo largo de los siglos. Vieron que un bien
infinitamente mayor sali— del mal que de la importancia del mal mismo en ese
momento. Fue tan bueno [el bien que result—] que hace que el mal [que se hizo]
retroceda en insignificancia.
Podemos
deducir del tono de los ap—stoles que no ve’an ninguna raz—n para que una mente
santa y omnisciente no pudiese utilizar el mal como una herramienta para
producir la gracia, la gloria y la santidad para su pueblo. No es
intr’nsecamente incorrecto que Dios decrete que a las personas malvadas se les
permita hacer lo que quieran, si el resultado final es bueno.
ÁQuŽ
paradoja tan incre’ble! ÀQuŽ general militar organizar’a deliberadamente su
propia derrota como la herramienta principal para la victoria? Ningœn humano
piensa as’, lo que demuestra que todo el plan no era humano.
Debido
a que la crucifixi—n est‡ en el pasado, observamos este patr—n con precisi—n.
La retrospectiva es precisa. ÀPero quŽ hay del presente? Ào el futuro? ÀEs
posible que Dios est‡ ahora llevando a cabo el mismo tipo de patr—n
estratŽgico, de los cuales la traici—n y crucifixi—n de Jesœs fue el ejemplo
supremo?
Si
podemos percibir la justicia de Dios en el pasado, en la forma en que us— el mal
para producir un bien mayor, Àpodemos confiar en ƒl en el futuro?
ÀSer’a
tal estrategia divina algo excepcional? Vamos a ver algunos ejemplos :
ÀFue la
apostas’a de Israel en el Antiguo Testamento algo bueno o malo? Obviamente, la
apostas’a es algo malo e Israel consigui— el castigo que merec’a. Sin embargo,
Àes malo que tengamos los libros de Isa’as, Ezequiel, Jerem’as, Daniel y los
Profetas Menores, con todas sus exhortaciones, sœplicas de santidad y
predicciones de un Mes’as venidero con las glorias que le seguir’an? ÀNos
agradar’a que esos libros se eliminen porque la apostas’a es algo malo?
ÀY quŽ
hay de la ca’da de Ad‡n? ÀFue buena la desobediencia de Ad‡n? Ciertamente no.
No solo estuvo mal, sino que la consecuencia trajo cuatro cosas sobre sus
descendientes: pecado, muerte, juicio y condena. (Romanos 5: 12-19) Esa es una
carga pesada para llevar.
Por
supuesto, existen las cuatro cosas provistas por el Segundo Ad‡n: Sabidur’a,
justicia, santificaci—n y redenci—n. (1 Corintios 1:30) Esas cuatro cosas
pueden sonar un poco ambigua por el momento, pero vamos a tener toda la
eternidad para descomprimir cada una de ellas y disfrutar de su contenido.
El dilema del libre albedr’o
Hemos
visto la voluntad de Dios y la estrategia a largo plazo. Ahora veamos la
voluntad de las personas involucradas.
ÀOblig—
Dios a Poncio Pilato, Herodes y los jud’os a hacer algo que no quer’an hacer?
Claramente no. Nada indica que estaban actuando bajo compulsi—n. Actuaron
libremente.
ÀPodr’an
haber hecho lo contrario con un mejor conocimiento? S’. Pablo lo dijo. 1
Corintios 2:7, 8 dice:
Mas
hablamos sabidur’a de Dios en misterio, la sabidur’a oculta, la cual Dios
predestin— antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los
pr’ncipes de este siglo conoci—; porque si la hubieran conocido, nunca habr’an
crucificado al Se–or de gloria.
ÁEsta
es una declaraci—n notable! Si los gobernantes mencionados en este vers’culo
hubieran conocido la sabidur’a oculta de Dios, no habr’an crucificado a Cristo.
ÀPor quŽ Dios ocult— eso de ellos? Porque es sabidur’a destinada a nuestra
gloria, no la de ellos.
Su
pregunta original se expres— utilizando el incidente con Absal—n. Dios decret—
el juicio sobre David y que su aplicaci—n ser’a al permitir que Absal—n cometiera
incesto con las esposas de David. Un decreto no es igual que el acto que cumple
el decreto. Decir que hay que hacer algo no es lo mismo que hacerlo usted
mismo.
Eso
puede no responder nuestras preguntas como nos gustar’a. La audacia de Dios al hacer
este tipo de cosas genera emociones junto con preguntas. Podr’an ser dudas con
miedos; o confianza con asombro. La elecci—n es nuestra.
Al
mirar hacia atr‡s en los eventos que rodearon a Jesœs, vemos que la estrategia
divina no es fundamentalmente diferente a la que involucra el juicio sobre
David. La retrospectiva es f‡cil. La previsi—n es dif’cil. Durante los tres
a–os que los ap—stoles estuvieron con Jesœs, entendieron poco sobre el plan de
Dios. Lo poco que entendieron estaba distorsionado. Incluso despuŽs de la
resurrecci—n, durante los d’as previos a su ascensi—n, supusieron que Jesœs
podr’a ser un l’der militar y restaurar a Israel. (Hechos 1:6)
Esto
plantea la pregunta: ÀFue la traici—n y la crucifixi—n de Jesœs la mejor
muestra posible de la santidad de Dios con el prop—sito de lograr la salvaci—n?
ÁSi! En el jard’n de Getseman’, Jesœs or—, pidiŽndole al Padre que le quitara
esta copa de sufrimiento, si es posible. (Mateo 26:39)
Al
parecer, nada m‡s era posible. ÀPor quŽ? Porque Dios es infinitamente santo.
Por lo tanto, cualquier cosa que haga debe reflejar ese atributo de la mejor
manera posible.
En este
momento, estamos en la misma postura que los disc’pulos antes de la crucifixi—n.
Todav’a no vemos el cuadro completo. De hecho, es posible que ahora no veamos
m‡s nuestra propio cuadro mejor que los disc’pulos en su epoca.
Sin
embargo, podemos razonarlo. La primera venida de Cristo implic— una estrategia
divina que mostraba la santidad de Dios en el contexto de la depravaci—n humana
de una manera que no podr’a suceder de otra manera.
ÀEn la
segunda venida de Cristo, nos hallaremos nosotros en la misma postura que los
disc’pulos estaban cuando oraban aquella oraci—n en Hechos cap’tulo 4?
ÀMiraremos hacia atr‡s y veremos que de todas las formas en que Dios pudo haber
mostrado su santidad, este mundo actual fue la mayor de todas las
posibilidades?
Al
principio, le advert’ que las respuestas a sus preguntas solo ser’an parciales.
Esto nos hace enfrentar una elecci—n moral. O estar satisfechos con lo parcial
y, por lo tanto, confiar en Dios con el resto, o exigir respuestas completas
antes de confiar en ƒl.
Se nos
han dado suficientes pistas para ver que el decreto de Dios de permitir malas
acciones a lo largo de la historia es sagrado porque vemos el resultado. Por lo
tanto, nuestra fe en ƒl no es ciega. Miope s’ lo es, pero no es ciega.
Parece que, por el momento, debemos estar
satisfechos con eso.
Suyo en sus lazos,
Roger
A
Christian wrote and asked, How can God
limit sin and control the circumstances of its manifestation, without being
guilty of being the cause of sin?
—David
He used
the example of Absalom who committed incest with the wives of David and showed
it was God himself who raised up Absalom against David as judgment. Yet Absalom
was considered guilty, even though his sins were decreed by God. How can God be
exempt from the charge of being the cause of evil?
*********
Dear David,
Your
question brings up an entire branch of theology called theodicy which deals with the goodness of God and the presence of
evil. This is a difficult aspect of theology and philosophy because it involves
free will, justice and GodÕs sovereignty. To what decree is the will free? Does
a divine decree involve application of force? Is the presence of evil a good
thing?
Partial
answers exist but they are partial only and may not satisfy inquisitive minds
such as yours. After considering some of the answers, you will come to a point
where you must decide if you will be satisfied with partial answers.
Remember,
we are dealing with an infinite mind which sees the end from the beginning and
has not revealed everything about his eternal purposes. God is gracious to give
us partial answers because the mere existence of the partial suggests that
final answers must exist somewhere or at some time, though we are not yet
equipped to see them. At some point we must decide to trust him or not.
LetÕs
take a look at the supreme example of the interplay between good and evil and
the outcome of it — the betrayal and crucifixion of Christ as described
in the apostleÕs prayer in Acts 4:27,28 —
Éfor truly in this city there were
gathered together against your holy servant Jesus, whom you anointed, both
Herod and Pontius Pilate, along with the Gentiles and the peoples of Israel, 28
to do whatever your hand and your plan had predestined to take place.
As we
look at the entire prayer starting from verse 24, we note these particulars:
None of
that is particularly controversial. Then comes one of the most remarkable
statements in the study of theodicy:
The
apostles state that the enemies of Christ gathered together to do what God
predestined them to do, yet those people acted freely. Everything was done by
his plan.
Notice also the apostles had no philosophical
problems with any of this. Why not?
Here is where partial answers come in.
They
saw clearly the results of the betrayal and crucifixion of Jesus — the
salvation of all believers throughout all the ages. They saw an infinitely
greater good came out of the evil than the significance of the evil itself at
the time. It was so great a good that it makes the evil recede into
insignificance.
We can
deduce from the tone of the apostles that they saw no reason why an omniscient
holy mind could not use evil as a tool to produce grace, glory and holiness for
his people. It cannot be intrinsically wrong to decree that evil people should
be allowed to do as they please, if the final outcome is good.
What an
incredible paradox! What military general would deliberately arrange his own
defeat as the main tool for victory? No human thinks like this, which shows
that the entire plan was not human.
Because
the crucifixion is in the past, we observe this pattern accurately. Hindsight
is accurate. But what about the present? Or the future? Is it possible that God
is now working out the same kind of strategic pattern, of which the betrayal
and crucifixion of Jesus was the supreme example?
If we
can perceive the righteousness of God in the past, in the way he used evil to
produce a greater good, then can we trust him with the future?
Is such
a divine strategy exceptional? LetÕs look at some examples:
Was the
apostasy of Israel in the Old Testament a good thing or a bad thing? Obviously
apostasy is a bad thing and Israel got what it had coming. However, is it a bad
thing that we have the books of Isaiah, Ezekiel, Jeremiah, Daniel and the Minor
Prophets, with all their exhortations, pleas for holiness and predictions of a
coming messiah with the glories to follow? Would we be pleased that those books
be removed because apostasy is a bad thing?
And what
about the fall of Adam? Was AdamÕs disobedience a good thing? Certainly not. It
was not only wrong but the consequence brought four things on his descendants:
Sin, death, judgment and condemnation. (Romans 5:12-19) ThatÕs a heavy load to
carry.
Of course
there are the four things provided by the Second Adam: Wisdom, righteousness,
sanctification and redemption. (1Corinthians 1:30) Those four things may sound
a bit ambiguous for the moment but we will have all eternity to unpack each one
and enjoy their contents.
The free will
dilemma
We have looked at GodÕs will and long-term
strategy. Now letÕs look at the will of the people involved.
Did God
oblige Pontius Pilate, Herod and the Jews to do anything they did not want to
do? Clearly not. Nothing indicates they were acting under compulsion. They
acted freely.
Could they have done otherwise with better
knowledge? Yes. Paul said so. 1Corinthians 2:7,8 says,
But we impart a secret and hidden wisdom of
God, which God decreed before the ages for our glory. 8 None of the rulers of
this age understood this, for if they had, they would not have crucified the
Lord of glory.
This is
a remarkable statement! If the rulers mentioned in this verse had known the
hidden wisdom of God, they would not have crucified Christ. Why did God hide it
from them? Because it is wisdom intended for our glory, not theirs.
Your
original question was expressed using the incident with Absalom. God decreed
judgment on David and that the application of it would be by allowing Absalom to
commit incest with DavidÕs wives. A decree is the not same as the act that
fulfills the degree. Saying that a
thing must be done is not the same as doing it yourself.
That
may not answer our questions as we may like. GodÕs boldness in doing this sort of
thing generates emotions along with questions. It could be doubts with fears;
or trust with awe. The choice is ours.
As we
look back on the events surrounding Jesus, we see the divine strategy is not
fundamentally different than that involving judgment on David. Hindsight is
easy. Foresight is hard. During the three years the apostles were with Jesus,
they understood little about GodÕs plan. The little they grasped was distorted.
Even after the resurrection, during the days before his ascension, they supposed
Jesus might be a military leader and restore Israel. (Acts 1:6)
This
brings up the question: Was the betrayal and crucifixion of Jesus the best
possible display of GodÕs holiness for the purpose of bringing about salvation?
Yes! In the garden of Gethsemane, Jesus prayed, asking the Father to remove
this cup of suffering from him, if it is possible. (Matthew 26:39)
Apparently
nothing else was possible. Why? Because God is infinitely holy. Therefore,
whatever he does must reflect that attribute in the greatest possible way.
At this
point in time, we are in the same posture as the disciples before the
crucifixion. We donÕt see the whole picture yet. In fact, we may not be seeing
any more of our own picture now then the disciples did in their time.
We can,
however, reason it through. The first coming of Christ involved a divine
strategy that displayed the holiness of God against the backdrop of human
depravity in a manner that could not happen otherwise.
At the
second coming of Christ, will we find ourselves in the same posture as the
disciples were when they prayed that prayer in Acts Chapter 4? Will we look
back and see that of all the ways God could have displayed his holiness, this
current world was the greatest of all possibilities?
I
warned you at the beginning that the answers to your questions would only be
partial. This causes us to face a moral choice. Either be satisfied with the
partial and therefore trust God with the rest, or demand full answers before we
trust him.
We have
been given enough clues to see that GodÕs decree to permit evil actions
throughout history is holy because we see the outcome. Therefore, our faith in
him is not blind. Shortsighted indeed, but not blind.
It appears that for time being, we must be
satisfied with that.
Yours
in His bonds,
Roger
Un
cristiano escribi— y pregunt— : ÀC—mo puede Dios limitar el pecado y
controlar las circunstancias de su manifestaci—n, sin ser culpable de ser la
causa del pecado?
—David
ƒl
utiliz— el ejemplo de Absal—n que cometi— incesto con las esposas de David y
demostr— que fue Dios mismo quien levant— a Absal—n contra David como juicio.
Sin embargo, Absal—n fue considerado culpable, aunque sus pecados fueron
decretados por Dios. ÀC—mo puede Dios estar exento del cargo de ser la causa
del mal?
*********
Querido David,
Su
pregunta presenta una rama entera de la teolog’a llamada teodicea que
trata de la bondad de Dios y la presencia del mal. Este es un aspecto dif’cil
de la teolog’a y la filosof’a porque involucra el libre albedr’o , la justicia
y la soberan’a de Dios. ÀHasta que punto est‡ libre la voluntad humana? ÀUn
decreto divino implica la aplicaci—n de la fuerza? ÀEs la presencia del mal
algo bueno?
Existen
respuestas parciales, pero solo son parciales y pueden no satisfacer mentes
inquisitivas como la suya. DespuŽs de considerar algunas de las respuestas, se
ha de llegar a un punto en el que debe decidir si va a estar satisfecho con las
respuestas parciales.
Recuerde,
estamos tratando con una mente infinita que ve el final desde el principio y no
ha revelado todo acerca de sus prop—sitos eternos. Dios es amable al darnos respuestas
parciales debido a que la mera existencia de lo parcial sugiere que las respuestas finales deben existir
en algœn lugar o en algœn momento, aunque todav’a no estamos preparados para
verlos. En algœn momento debemos decidir confiar en ƒl o no hacerlo.
Echemos
un vistazo al ejemplo supremo de la interacci—n entre el bien y el mal y el
resultado de esta: la traici—n y la crucifixi—n de Cristo como se describe en
la oraci—n de un ap—stol en Hechos 4:27, 28.
...27Porque
verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesœs, al cual
ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y los pueblos de Israel, 28
Para hacer lo que tu mano y tu consejo hab’an antes determinado que hab’a de
ser hecho.
Al
mirar la oraci—n completa a partir del vers’culo 24, observamos estos detalles:
Nada de
eso es particularmente debatido. Luego viene una de las declaraciones m‡s
notables en el estudio de la teodicea:
Los
ap—stoles afirman que los enemigos de Cristo se reunieron para hacer lo que
Dios los predestin— a hacer, sin embargo, esas personas actuaron libremente.
Todo fue hecho por su plan.
Note tambiŽn que los ap—stoles no tuvieron
problemas filos—ficos con nada de esto. ÀPor quŽ no?
Aqu’ es donde entran las respuestas
parciales.
Vieron
claramente los resultados de la traici—n y la crucifixi—n de Jesœs: la
salvaci—n de todos los creyentes a lo largo de los siglos. Vieron que un bien
infinitamente mayor sali— del mal que de la importancia del mal mismo en ese
momento. Fue tan bueno [el bien que result—] que hace que el mal [que se hizo]
retroceda en insignificancia.
Podemos
deducir del tono de los ap—stoles que no ve’an ninguna raz—n para que una mente
santa y omnisciente no pudiese utilizar el mal como una herramienta para
producir la gracia, la gloria y la santidad para su pueblo. No es
intr’nsecamente incorrecto que Dios decrete que a las personas malvadas se les
permita hacer lo que quieran, si el resultado final es bueno.
ÁQuŽ
paradoja tan incre’ble! ÀQuŽ general militar organizar’a deliberadamente su
propia derrota como la herramienta principal para la victoria? Ningœn humano
piensa as’, lo que demuestra que todo el plan no era humano.
Debido
a que la crucifixi—n est‡ en el pasado, observamos este patr—n con precisi—n.
La retrospectiva es precisa. ÀPero quŽ hay del presente? Ào el futuro? ÀEs
posible que Dios est‡ ahora llevando a cabo el mismo tipo de patr—n
estratŽgico, de los cuales la traici—n y crucifixi—n de Jesœs fue el ejemplo
supremo?
Si
podemos percibir la justicia de Dios en el pasado, en la forma en que us— el
mal para producir un bien mayor, Àpodemos confiar en ƒl en el futuro?
ÀSer’a
tal estrategia divina algo excepcional? Vamos a ver algunos ejemplos :
ÀFue la
apostas’a de Israel en el Antiguo Testamento algo bueno o malo? Obviamente, la
apostas’a es algo malo e Israel consigui— el castigo que le vendr’a. Sin
embargo, Àes malo que tengamos los libros de Isa’as, Ezequiel, Jerem’as, Daniel
y los Profetas Menores, con todas sus exhortaciones, sœplicas de santidad y
predicciones de un Mes’as venidero con las glorias que le seguir’an? ÀNos
agradar’a que esos libros se eliminen porque la apostas’a es algo malo?
ÀY quŽ
hay de la ca’da de Ad‡n? ÀFue buena la desobediencia de Ad‡n? Ciertamente no.
No solo estuvo mal, sino que la consecuencia trajo cuatro cosas sobre sus
descendientes: pecado, muerte, juicio y condena. (Romanos 5: 12-19) Esa es una
carga pesada para llevar.
Por
supuesto, existen las cuatro cosas provistas por el Segundo Ad‡n: Sabidur’a,
justicia, santificaci—n y redenci—n. (1 Corintios 1:30) Esas cuatro cosas
pueden sonar un poco ambigua por el momento, pero vamos a tener toda la
eternidad para descomprimir cada una de ellas y disfrutar de su contenido.
El dilema del
libre albedr’o
Hemos
visto la voluntad de Dios y la estrategia a largo plazo. Ahora veamos la
voluntad de las personas involucradas.
ÀOblig—
Dios a Poncio Pilato, Herodes y los jud’os a hacer algo que no quer’an hacer?
Claramente no. Nada indica que estaban actuando bajo compulsi—n. Actuaron
libremente.
ÀPodr’an
haber hecho lo contrario con un mejor conocimiento? S’. Pablo lo dijo. 1
Corintios 2:7, 8 dice:
7
Mas hablamos sabidur’a de Dios en misterio, la sabidur’a oculta, la cual Dios
predestin— antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los
pr’ncipes de este siglo conoci—; porque si la hubieran conocido, nunca habr’an
crucificado al Se–or de gloria.
ÁEsta
es una declaraci—n notable! Si los gobernantes mencionados en este vers’culo
hubieran conocido la sabidur’a oculta de Dios, no habr’an crucificado a Cristo.
ÀPor quŽ Dios ocult— de ellos? Porque es sabidur’a destinada a nuestra gloria,
no la de ellos.
Su
pregunta original se expres— utilizando el incidente con Absal—n. Dios decret—
el juicio sobre David y que su aplicaci—n ser’a al permitir que Absal—n
cometiera incesto con las esposas de David. Un decreto no es igual que el acto
que cumple el decreto. Decir que hay que hacer algo no es lo mismo que hacerlo
usted mismo.
Eso
puede no responder nuestras preguntas como nos gustar’a. La audacia de Dios al
hacer este tipo de cosas genera emociones junto con preguntas. Podr’an ser
dudas con miedos; o confianza con asombro. La elecci—n es nuestra.
Al
mirar hacia atr‡s en los eventos que rodearon a Jesœs, vemos que la estrategia
divina no es fundamentalmente diferente a la que involucra el juicio sobre
David. La retrospectiva es f‡cil. La previsi—n es dif’cil. Durante los tres a–os
que los ap—stoles estuvieron con Jesœs, entendieron poco sobre el plan de Dios.
Lo poco que entendieron estaba distorsionado. Incluso despuŽs de la
resurrecci—n, durante los d’as previos a su ascensi—n, supusieron que Jesœs
podr’a ser un l’der militar y restaurar a Israel. (Hechos 1:6)
Esto
plantea la pregunta: ÀFue la traici—n y la crucifixi—n de Jesœs la mejor
muestra posible de la santidad de Dios con el prop—sito de lograr la salvaci—n?
ÁSi! En el jard’n de Getseman’, Jesœs or—, pidiŽndole al Padre que le quitara
esta copa de sufrimiento, si es posible. (Mateo 26:39)
Al
parecer, nada m‡s era posible. ÀPor quŽ? Porque Dios es infinitamente santo.
Por lo tanto, cualquier cosa que haga debe reflejar ese atributo de la mejor
manera posible.
En este
momento, estamos en la misma postura que los disc’pulos antes de la
crucifixi—n. Todav’a no vemos la imagen [el cuadro] completo. De hecho, es
posible que ahora no veamos m‡s nuestra propia imagen mejor que los disc’pulos
en su momento.
Sin
embargo, podemos razonarlo. La primera venida de Cristo implic— una estrategia
divina que mostraba la santidad de Dios en el contexto de la depravaci—n humana
de una manera que no podr’a suceder de otra manera.
ÀEn la
segunda venida de Cristo, nos hallaremos nosotros en la misma postura que los
disc’pulos estaban cuando oraban aquella oraci—n en Hechos cap’tulo 4?
ÀMiraremos hacia atr‡s y veremos que de todas las formas en que Dios pudo haber
mostrado su santidad, este mundo actual fue la mayor de todas las posibilidades?
Al
principio le advert’ que las respuestas a sus preguntas solo ser’an parciales.
Esto nos hace enfrentar una elecci—n moral. O estar satisfechos con lo parcial
y, por lo tanto, confiar en Dios con el resto, o exigir respuestas completas
antes de confiar en ƒl.
Se nos
han dado suficientes pistas para ver que el decreto de Dios de permitir malas
acciones a lo largo de la historia es sagrado porque vemos el resultado. Por lo
tanto, nuestra fe en ƒl no es ciega. Miope s’ lo es, pero no es ciega.
Parece que, por el momento, debemos estar
satisfechos con eso.
Suyo en sus lazos,
Roger