por
Roger Smalling
www.espanol.visionreal.info
El l’der de un estudio b’blico en Bolivia escribe:
En nuestro grupo de estudio, tuvimos una conversaci—n animada sobre lo que significa ser dŽbil en la fe, segśn Romanos 14, y sobre c—mo vivir con libertad en Cristo. ŔPodr’a ampliar esto?
Nicol‡s
Estimado Nicol‡s,
Con base en los tres ejemplos que nos da Pablo, un creyente dŽbil en la fe es él que aplica a s’ mismo ciertas normas Žticas no dictadas por Dios y asume que as’ se har‡ m‡s aceptable. El tŽrmino que define a tal persona es el de legalista.
Dado que los ejemplos de Pablo no son ambiguos, la discusi—n en su grupo debe haber tocado otro punto, el cual me arriesgo a adivinar: En discusiones acerca de las libertades cristianas, noto que la palabra ofender sale a relucir muchas veces. ŔQuŽ significa ofender a un hermano m‡s dŽbil?
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. V.21 (Reina Valera)
Las definiciones cuentan mucho. La palabra ÇofenderČ normalmente significa Ňcausar disgusto a alguienÓ. Si esto fuera lo que Pablo indica en Romanos 14, nos llevar’a a evitar cualquier cosa que otro creyente encuentre objetable.
Afortunadamente para nuestra libertad en Cristo, no es Žse el significado en griego original. La palabra usada para ofender es skadalizo y Žsta denota que se incita a otro a pecar. Esto es diametralmente diferente a provocar disgusto o repugnancia.
La palabra ofender como la usa Pablo, significa que debemos abstenernos de incitar a otro a violar su conciencia. Si un cristiano cree que hay pecado en el vino, no se lo ofrezca. Si alguno cree que la abstinencia de carne lo hace m‡s agradable a Dios, s’rvale vegetales. Si otro supone que ir al parque despuŽs de la iglesia a patear una pelota es violar el d’a del Se–or, no le invite a hacerlo.
Por otro lado, tampoco el otro debe imponer su criterio a otros acerca del vino o de jugar pelota el domingo.
Pablo explica su punto en los versos siguientes:
As’ que, ya no nos juzguemos m‡s los unos
a los otros, V.13
No sea, pues, vituperado vuestro bien; V.16
Una vez, yo hice un truco con una moneda para divertir a unos ni–os. Una dama cristiana que lo vio, se enoj— y se ofendi—. Ella pensaba que era algo malo pues lo asociaba con la magia y me reprendi—. Mi defensa de que un truco con una moneda dif’cilmente podr’a tener conexi—n con el ocultismo, no la convenci—. As’ que, le asegurŽ que nunca m‡s lo har’a en su presencia.
Pero esto no la satisfizo. Ella trat— de obligarme a decir que nunca m‡s lo har’a. All’ es donde yo puse l’mites. Su ofensa personal no le daba derecho de imponerme su criterio.
Si yo le hubiera presionado a que ella hiciera el truco, yo hubiera estado incit‡ndole a pecar, porque ella cre’a que era algo malo. Si yo ced’a a sus presiones, yo hubiera pecado al permitir que alguien superara a Cristo como el Se–or de mi conciencia.
Un incidente similar ocurri— en Guatemala,
cuando mi esposa y yo estudi‡bamos espa–ol. Viv’amos en un complejo de
misioneros con otros estudiantes. El director era un deportista consumado y me
fui de cacer’a con Žl algunas veces.
Un d’a, en la mesa del comedor, mencionŽ lo bien que la hab’amos pasado el s‡bado anterior. Una de las estudiantes se ofendi—. De alguna manera, ella hab’a llegado a la creencia de que la cacer’a no era algo piadoso. No se sabe c—mo ella habr’a llegado a creer tal cosa, ya que ninguna ley de Dios proh’be la cacer’a.
El director sugiri— que evitara hablar sobre la cacer’a en la mesa. Esto era aceptable para m’. Sin embargo, lo que ella buscaba era que dej‡ramos de salir de cacer’a y punto. Aqu’ es donde puse l’mites. No ten’a derecho a imponernos eso.
Si hubiŽramos tratado de poner una escopeta en la mano de esa estudiante y convencerla de disparar a una pava, entonces hubiŽramos estado incit‡ndole a pecar, al violar su dŽbil conciencia. Por otro lado, no iba a dejar que ella me quitara la escopeta. Esto es lo que Pablo sostiene al decir escandalizar, ofender.
Otro punto de confusi—n sobre las libertades cristianas gira alrededor de la pregunta, Ŕes posible que un cristiano sea fuerte en un aspecto y dŽbil en otro? ŔSi la conciencia es dŽbil en un ‡rea, hace eso al creyente dŽbil en toda ‡rea?
De vez en cuando, escucho que los cristianos reciŽn convertidos son considerados dŽbiles. Esto puede no ser b’blicamente sano. No encuentro ninguna indicaci—n clara en la Palabra de que los ap—stoles hayan considerado dŽbiles a los creyentes nuevos. En realidad, los creyentes nuevos a menudo son m‡s dedicados que los anteriores. Entonces, no voy a poner un punto cronol—gico como referencia en la definici—n de dŽbil en la fe.
Ya con eso, puede quedar contestada su petici—n de ampliaci—n. De no ser as’, valdr’a la pena revisar los ejemplos que pone Pablo. De ellos, podemos inferir la definici—n de dŽbil en la fe.
Porque uno cree que se ha de comer de
todo; otro, que es dŽbil, come legumbres. V.2
El vegetarianismo es el primer ejemplo que nos da Pablo. Hay vegetarianos por razones dietŽticas o de salud. Otros piensan que abstenerse de comer carne los hace moralmente superiores. Estos son los vegetarianos de conciencia. Pablo revela que est‡n equivocados y los llama dŽbiles.
Pablo aclar— a Timoteo que las restricciones de dieta del Antiguo Testamento no aplicaban m‡s. Somos libres de comer lo que queramos, dando gracias a Dios.
Porque todo lo que Dios cre— es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acci—n de gracias; 5 porque por la palabra de Dios y por la oraci—n es santificado. 1Tim.4:4-5
Estos creen que es ciertamente incorrecto realizar cualquier actividad en el d’a de reposo. Algunos cristianos creen que Jesśs cambi— el d’a de reposo jud’o (Sabbat) del s‡bado al domingo. Ellos sienten que las reglas generales del d’a de reposo ordenado en el Antiguo Testamento y su observancia aplican a los cristianos hoy en d’a.
Otra rama mira al d’a de reposo como un principio piadoso de obtener descanso de nuestra propia justicia en Cristo, no un d’a solamente, como algo opuesto a buscar justicia en la ley.
Los argumentos de estas posiciones son secundarios al tema que Pablo expone en Romanos 14. Mucho depende de la actitud de la persona.
Uno hace diferencia entre d’a y d’a; otro juzga iguales todos los d’as. Cada uno estŽ plenamente convencido en su propia m V.5
Algunos ven a las bebidas alcoh—licas como un pecado. Pablo aclara que esto es incorrecto.
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. V.21
Pablo da a entender que no es m‡s pecaminoso beber vino que comer un bistec. Aquellos que sienten que estar’an pecando al tomar cualquier cantidad de vino con su comida, se identifican como hermanos dŽbiles.
Pablo finaliza su discurso con la advertencia de no hacer gala de nuestra libertad ante otros. Manteng‡mosla sin sacar a relucirla.
ŔTienes tś fe? Tenla para contigo delante de Dios. V.22
La primera forma de vivir nuestra libertad en Cristo es bajo un enfoque correcto. Si lo que se busca es vivir en justicia, paz y gozo, estaremos menos preocupados sobre la comida, bebida o d’a de reposo.
Éporque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Esp’ritu Santo. V.17
En un grupo de estudio b’blico cristiano, justo antes de que empezara la reuni—n, dos hombres comentaban sobre su vino favorito. Lo hac’an sin pensar en los dem‡s del grupo. Afortunadamente, ningśn hermano dŽbil los escuch—.
Estos dos caballeros ostentaban su libertad imprudentemente. Aunque es leg’timo disfrutar de nuestra libertad, no lo es si arriesgamos el bienestar de un hermano dŽbil en la fe.
Por lo tanto, una segunda gu’a es no ostentar esta libertad.
ŔTienes tś fe? Tenla para contigo delante de Dios. V.22
Reflexionen sobre preguntas Žticas. Algunos cristianos son mentalmente perezosos y adoptan cualquier norma que le dicte su cultura evangŽlica , en cosas menores. Cualquiera sea la pregunta que enfrentemos sobre asuntos de conciencia, la respuesta siempre es una de las siguientes: Sea algo correcto o incorrecto, si nos hallamos en un ‡rea gris, inseguros de d—nde pisamos, ah’ es cuando estamos en peligro de pecar. Pablo dijo en el verso 23:
Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe;
La tercera gu’a para la libertad en temas menores es, piense y reflexione.
Aun cuando evitamos herir la conciencia de creyentes dŽbiles, tampoco les damos el derecho a ellos de imponernos sus reglas a nosotros.
ŔTienes tś fe? Tenla para contigo delante de Dios. V.22
Una cuarta gu’a para ejercer nuestra libertad de conciencia es no permitir que otros fuercen sus normas no b’blicas a nosotros.
Existe tensi—n entre dos principios: Evitar herir la dŽbil conciencia de otros versus rehusar que algśn hermano dŽbil en su fe trate de imponernos su criterio personal. Tan solo eso es una buena raz—n de mantener reservados los temas de conciencia.
Si una persona come carne, toma vino o juega con sus hijos el domingo, pensar que es pecado, se hace pecado para Žl mismo. En temas menores que no son mandatos de Dios, nuestra conciencia personal es la que rige.
Dios nos ordena no incitar a otros a pecar tent‡ndoles a hacer algo que nosotros aprobamos, pero contrario a la conciencia de ellos. Pero tampoco permitiremos que otros nos roben nuestra libertad.
Los
creyentes que comprenden esto son los m‡s fuertes.
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