Esposa creyente, esposo no creyente

1 Pedro 3:1-7

Por

Roger Smalling

 

Estoy caminando por un campo minado tratando de tener cuidado por donde piso. Siempre que lidiamos con asuntos relacionados con esposos y esposas, los derechos de las mujeres y cuestiones de gŽnero, las personas miran lo que digo a travŽs de los lentes de sus experiencias personales o de las normas culturales. Esas normas son cuestionadas y aparecen los temas socio pol’ticos, mezclados con muchas emociones.

 

Pedro ten’a cosas sorprendentes para decir acerca de esos temas. Si eres soltero o tienes un buen matrimonio, quiz‡s asumas que estas no se aplican a ti. Pero ÀquiŽn sabe cu‡ndo te encontraras teniendo que aconsejar a un amigo no creyente? Cuando ese momento llegue, tendr‡s un entendimiento m‡s claro de lo que Dios dice en su palabra y podr‡s dar un mejor consejo a partir de ello.  

 

Si Pedro tocara cada tema en espec’fico, su libro seria del tama–o de una enciclopedia. As’ que en este texto vamos a hablar solamente de principios generales.

 

Necesitamos leer estos vers’culos en el contexto de todo el libro. En los primeros vers’culos de 1 Pedro, el revela que su carta est‡ dirigida a Cristianos Jud’os viviendo afuera de Palestina en las regiones dominadas por el pagano imperio Romano. Un tema principal en la carta es como los cristianos deben relacionarse con las autoridades en una cultura no cristiana.

 

El cap’tulo 3 es una continuaci—n de ese tema. Pedro no est‡ cambiando de tema cuando habla de la relaci—n entre esposas y esposos en este cap’tulo. Podemos observar esto al notar la primera palabra del texto, ÒAsimismoÉÓ

 

ÀÓAsimismoÓ relacionado con quŽ? Volvamos al cap’tulo 2 y veamos de lo que est‡ hablando Pedro.

 

2:13- Por causa del Se–or someteos a toda instituci—n humana, ya sea al rey, como a superior, 14 ya a los gobernadores, como por Žl enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. 15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hag‡is callar la ignorancia de los hombres insensatos

 

Luego repite nuevamente en el vers’culo 17- Honrad al rey.

 

Aunque el rey no es un creyente o ni siquiera un hombre moral, esto no niega la autoridad inherente a Žl por el cargo que tiene. Sus funciones oficiales no tienen nada que ver con su car‡cter. Pedro no est‡ haciendo un llamado a honrar todo lo que Žl hace si es pecaminoso. Pero nos est‡ diciendo que debemos honrar su oficio siempre que el hombre este cumpliendo con sus funciones normales y usando su autoridad para mantener el orden civil.

 

ÀPor quŽ nos sometemos? Pedro nos da tres razones:

 

á      Que Dios sea glorificado. Al hacer eso, afirmamos que creemos en una ley moral universal absoluta.

 

á      Que el evangelio sea entendido y haya una audiencia de algunos que sean ganados para Cristo.

 

á      Que los cristianos eviten el criticismo leg’timo. A pesar de que el criticismo suceder‡, eventualmente las acusaciones ser‡n probadas como falsas y los acusadores puestos en vergŸenza.

 

Es por eso que el cap’tulo 3 comienza con la palabra, asimismo. Recordemos que, en los d’as del imperio Romano, exist’an pol’ticos imp’os que solo buscaban su propio bien al igual que hoy en d’a.

 

Cuando Pedro dice, Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, est‡ declarando algo en el oficio del marido a lo que la mujer debe someterse, a pesar de que no sea salvo.

 

Un texto paralelo en Efesios 5 dice que la esposa debe someterse a su esposo en todo, as’ como la iglesia se somete a Cristo. Algunas veces los maestros usan 1 Pedro 3 y Efesios 5 juntos para decir que las esposas deben someterse a los esposos en todo quiz‡s incluso en medio de abuso, ya sea que el esposo sea o no cristiano.

 

Esto es como mezclar manzanas con naranjas y yo estoy en desacuerdo con usar esos cap’tulos juntos de esa manera. Pablo estaba dirigiŽndose a parejas cristianas y en la forma en la que se relacionan el uno con el otro y con Cristo. Pedro est‡ hablando de matrimonios en los cuales la esposa es creyente y el esposo no. El enfoque de Pedro ten’a otro ‡ngulo y eso cambia mucho el escenario.  

 

En ese tipo de matrimonios, usualmente la esposa es salva y el esposo no. Esto es evidente por dos razones: La forma en la que Pedro usa la palabra asimismo y la frase para que tambiŽn los que no creen a la palabra [esposos]. Obviamente esto se refiere a una persona no salva. As’ que Pedro est‡ enfoc‡ndose en el matrimonio desde un ‡ngulo distinto al que Pablo usa en Efesios.

 

Para entender porque la esposa debe someterse al esposo, a pesar de que este no sea salvo, necesitamos volver a GŽnesis. Pedro era jud’o, escribiendo a cristianos jud’os exiliados y Žl sab’a que ellos entend’an los principios en el libro de Genesis. Sin embargo, quizas nosotros los gentiles necesitamos revisar el texto en GŽnesis para poder entender porque Pedro decide instruir a las esposas creyentes de esta manera.  

 

Cuando Dios cre— a Ad‡n, le dio un trabajo; mayordomo de la creaci—n y encargado por Dios de gobernar en ella. Esto implica una funci—n de liderazgo por la naturaleza del oficio. Dios cre— a la mujer para ser ayuda del var—n en esa funci—n. Ad‡n ten’a un gŽnero, masculino, una descripci—n de trabajo, jardinero. En su relaci—n con Eva, ten’a el oficio de esposo. Eva ten’a un gŽnero, femenino, una descripci—n de trabajo, ayudadora, asistente del jardinero si lo prefieres. 

 

Es esencial poder entender esto para entender el trasfondo de Pedro. GŽnero es una cosa, oficio es otra, aunque se encuentran interpuestas. Los tŽrminos hombre y mujer son descripciones de gŽnero. Las palabras esposo y esposa se refieren a los oficios y las funciones en relaci—n del uno con el otro.

 

Cuando Ad‡n se convirti— en esposo, todav’a estaba de encargado del jard’n. Por la naturaleza de esa funci—n, Žl estaba a cargo y su esposa era su asistente. Esto le otorgaba una responsabilidad de liderazgo sobre su esposa.

 

Cualquier oficio, por definici—n, contiene elementos de autoridad que le permiten cumplir con sus funciones. Al mirar a travŽs de las Escrituras el oficio de esposo, vemos tres funciones relativas a su esposa: proveedor, protector y pastor. Cuando digo pastor me refiero a gu’a espiritual. UsŽ la palabra pastor porque comienza con la letra P y ayuda a recordar estos puntos. Es el l’der espiritual, mentor y ejemplo moral de su familia.

 

Este tipo de relaci—n se refleja en Efesios 5 con Cristo como ejemplo de provisi—n de estos beneficios a su iglesia. ƒl es nuestro proveedor, protector y pastor; nuestro santificador.

 

Entender la diferencia entre gŽnero y oficio, hombre y mujer versus esposo y esposa, es esencial para entender el punto de Pedro.

 

El punto: En ningœn lugar del Nuevo Testamento se indica que una mujer casada debe someterse a un hombre. Los ap—stoles afirman que la esposa debe someterse a su esposo.

ÀQuŽ cambio despuŽs de la ca’da?

ÁEn caso de que no lo hayamos notado, mucho cambio para Ad‡n y Eva despuŽs de la ca’da! Pero algunas cosas no. El trabajo de Ad‡n como mayordomo de la tierra no cambio. Como parte del juicio de Dios, su trabajo se volvi— m‡s dif’cil. Mas hierbas y m‡s sudor. Hacer jardiner’a ya no era divertido. La descripci—n de trabajo de Eva tampoco cambio, pero se volvi— m‡s dolorosa.

 

La responsabilidad de Ad‡n hacia su mujer tampoco cambio. Sigui— siendo el proveedor y protector. A pesar de ser un hombre pecador, sigui— siendo un esposo. La descripci—n de trabajo de Eva tampoco cambio. Ella segu’a siendo la ayudadora de su esposo. Por lo tanto, Eva segu’a estando en sumisi—n a su esposo y recibiendo los beneficios de su protecci—n y provisi—n. Esto significa sumisi—n a su oficio como esposo no porque sea hombre.

 

Como protector, los asuntos de guerra espiritual son responsabilidad del esposo. Es el trabajo del hombre el de lidiar con las serpientes del jard’n. Ambos se metieron en problema cuando se salieron de las funciones asignadas por Dios. El texto en GŽnesis dice que Eva le dio a Ad‡n el fruto prohibido porque estaba con ella. ÀPor quŽ estaba Žl con ella en lugar de ella con Žl? Se supone que Žl ser’a el proveedor, el cuidador del jard’n. Es por eso que en GŽnesis cap’tulo 3, Dios los reprende a ambos por salirse de los roles asignados y por desobedecerlo.

 

Por eso el reproche de Dios a Ad‡n fue porque escuchaste la voz de tu esposa...  Hay veces en que un esposo debe escuchar a su esposa, pero esa no era una de ellas.

Ad‡n sali— de su rol para desgracia de ambos.

 

Cuando comenzamos a jugar con el orden de creaci—n de Dios y los respectivos roles del esposo y la esposa, nos dirigimos a problemas. Ya sea que el c—nyuge sea salvo o no, el creyente debe tener en cuenta los oficios y funciones creadas tanto como sea posible. De lo contrario, es probable que las cosas empeoren en lugar de mejorar.

 

A eso se refiere Pedro cuando habla del contexto de autoridad a lo largo de su libro. A pesar de que el esposo no es salvo, todav’a tiene el oficio de esposo. Aunque un pol’tico no sea cristiano, nosotros como ciudadanos lo respetamos mientras cumpla leg’timamente sus funciones.

 

 Vers’culo 1- somŽtanse

 

ÀDe quŽ manera?  Asimismo, de la misma forma en la que un ciudadano se somete a su gobernador. No caemos a los pies del gobernador ni actuamos de manera servil sin sentido. Mostramos respeto a al oficio al que se debe respeto. Pedro est‡ ense–ando sumisi—n a la autoridad en una sociedad donde los no creyentes pueden ser esa autoridad sobre nosotros.

ÀQuŽ del abuso?

Aqu’ es donde empezamos a bailar alrededor de las minas terrestres. Supongamos que un hombre est‡ abusando de su esposa. ÀSignifica esto que ella debe someterse? ÁNo! Los ap—stoles nunca insinuaron que una esposa debe someterse al abuso. Si un marido es abusivo, ha salido de su oficio leg’timo y sus funciones como marido. Ya no es un marido abusando de una esposa, es un hombre abusando de una mujer. Ya no es un protector. El hecho de que sea hombre es irrelevante.  Abusador no es una de sus descripciones de trabajo.

Cosas que hacer y que no hacer

Cuando digo abuso, me refiero al abuso verbal o f’sico. ÀQuŽ hacemos si un c—nyuge no creyente nos ataca con palabras profanas? Pedro ya nos dio una pista en el cap’tulo 2 en relaci—n con las autoridades gubernamentales. El c—nyuge no necesita aceptarlo mansamente. Hay cosas que hacer y cosas que evitar. No devuelva el insulto con insultos ni las burlas con burlas, ni las amenazas. No paguemos mal con mal.  

 

Podr’as decir, ÒEse lenguaje es abusivo y no lo acepto. No voy a responder a esoÓ.

 

Sobre todo, evita insultar su masculinidad. Eso puede ser peligroso.

 

Vers’culo 1- a vuestros maridos

 

ÀPor quŽ vuestros maridos? Una mujer cristiana no est‡ en sumisi—n a todos los hombres; solamente a uno. Si Pedro no hubiese estado pensando en eso, no habr’a raz—n para a–adir la palara, vuestros.

 

Aqu’ es donde sobreponer este pasaje con Efesios 5 es leg’timo. La iglesia debe someterse a Cristo en todo. La iglesia es dirigida por ancianos. ÀSignifica esto que toda mujer cristiana debe someterse a estos ancianos en todo lo relativo a la iglesia? Quiz‡s y quizas no. El texto de Efesios dice que el esposo es la cabeza de la esposa. La iglesia no es la cabeza de la esposa. Si los ancianos de la iglesia le piden a una mujer hacer un trabajo espec’fico en la iglesia, y el esposo no quiere que lo haga, Àc—mo se resuelve el conflicto? Respuesta: el esposo decide.  

 

Vers’culo 1- sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas

 

Pedro est‡ describiendo los que hacer y que no hacer para los creyentes en un matrimonio mixto. La esposa cristiana de un hombre no salvo debe evitar predicarle. El ego del hombre crecer‡ y llegar‡ a la conclusi—n de que convertirse en cristiano implica someterse a una mujer. Esto es contra productivo. Mejor esperar hasta que Žl haga preguntas, d‡ndole respuestas b’blicas y dejar la conversaci—n ah’.

 

Vers’culo 2- considerando vuestra conducta casta y respetuosa

 

ÀRespetuosa a quiŽn? Primero a Dios, luego a su c—nyuge. Algunas traducciones antiguas usan la palabra temor. Posteriores estudios de lenguaje muestran que es una expresi—n en el griego con la intenci—n de connotar reverencia o respeto. La reverencia es a Dios mientras ella mantiene su mirada en Dios para cumplir con sus funciones asignadas.

 

El diablo quizas insinœe, ÒNo es creyente, y es tu culpa. Si fueras una mejor esposa cristiana se acercar’a a CristoÓ. ÁQuŽ gran mentira! Como si Dios estuviera limitado a ella. Jesœs dijo, ninguno puede venir a m’, si el Padre que me envi— no le trajere.[i] Dios podr’a usarla como su agente, pero quizas no lo haga. Si el marido no es salvo, es su propia culpa, no la de su esposa. Ella debe vivir de tal manera que glorifique a Dios sin importar si el esposo viene a Cristo.

 

De esto se tratan nuestras vidas: La gloria de Dios.  

 

Vers’culo 3- Vuestro atav’o no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del coraz—n, en el incorruptible ornato de un esp’ritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

 

Para ganarse el coraz—n de su esposo, una creyente debe vestirse bien para su c—nyuge pero mostrando de donde viene sus verdaderos valores. Pedro advierte de la prevalencia de vanidad en todas las culturas. Los no creyentes son atra’dos a lo visual y susceptibles al pecado.

 

En Latino AmŽrica, ocasionalmente nos encontramos con creyentes legalistas que toman literalmente la frase peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos para prohibir a los miembros de la iglesia a usas incluso de anillos matrimoniales. Pedro usa una palabra griega intraducible para referirse a un estilo de peinado romano extravagante. El cabello era enlazado con filamentos de oro con perlas. La intenci—n era la de mostrar cuan rico y poderoso era su esposo. Probablemente eso no suceder‡ en los c’rculos cristianos hoy en d’a.  

 

Vers’culo 5- Porque as’ tambiŽn se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6 como Sara obedec’a a Abraham, llam‡ndole se–or;

 

El adorno de una esposa es la de cumplir con la funci—n por la que ha sido creada en relaci—n a su esposo.   

 

De acuerdo con algunos comentaristas, el termino se–or se refiere a una norma cultural y simplemente significa Òmi esposoÓ los que significa que ella lo reconoce como su cabeza. Las normas para expresar respeto y afecci—n al esposo difieren ampliamente entre culturas y Pedro est‡ animando a las esposas creyentes a expresarse dentro de esas normas.  

 

Verse 6- de la cual vosotras habŽis venido a ser hijas, si hacŽis el bien, sin temer ninguna amenaza.

 

Esta frase, sin temer ninguna amenaza, es casi imposible de traducir porque la palabra temer es ambigua en el griego original. La palabra solamente se presenta esta vez en el Nuevo Testamento y su uso es raro aun en el griego cl‡sico. Aparentemente significa Òno se alarma f‡cilmente.Ó Sus reacciones a las circunstancias de la vida deben ser un testimonio de su creencia de que Dios est‡ en control.  

Ahora para los esposos

vers’culo 7- Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso m‡s fr‡gil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

 

Recuerda, las funciones de un esposo son la de ser proveedor, protector y gu’a spiritual para su familia (pastor). Le corresponde a Žl saber las preocupaciones espirituales de su esposa.  ƒl debe tomar el liderazgo en el desarrollo spiritual de la casa y no dej‡rselo œnicamente a la iglesia. ÀSe preocupa del crecimiento de ella en la gracia, averiguando si su vida devocional es adecuada y orando con ella por sus necesidades?

 

Si no lo hace, es solamente dos tercios de un esposo. Aunque quiz‡s sea un proveedor y protector, al no ser un gu’a espiritual est‡ fallando en un tercio de sus funciones como esposo; y ese tercio en particular es al final el m‡s importante.

 

Esto puede parecer poco cre’ble, pero hemos encontrado parejas cristianas que nunca oran juntos. ÀPodr’as imaginar a Pedro nunca orando con su esposa? Si Pedro estuviera aqu’ quizas preguntar’a, ÀC—mo pueden ser ambos herederos de la gracia de vida si no est‡n orando juntos?Ó Mirar’a al esposo y dir’a en su caracter’stica forma gentil, ÒÀCu‡l es su problema, se–or?!Ó

 

Quizas Pedro le diga a la pareja: ÒUstedes son dos cristianos casados el uno con el otro y eso los hace una pareja. Pero Àes eso lo que los hace una pareja cristiana?  

 

Piensa en eso. ÀSon solamente dos cristianos casados el uno con el otro? ÀEn quŽ manera est‡ cumpliendo el esposo su rol como pastor del hogar?  

 

vers’culo 7- Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso m‡s fr‡gil.

 

Algunas feministas asumen que este texto implica que la mujer es inferior. Pero est‡n muy equivocadas y existen dos razones porque:

 

Primero, la palabra igualmente. Recuerda que este tŽrmino tiene relaci—n con sumisi—n a la autoridad. ÀEs correcto usarlo aqu’? ÁSi! Una esposa tiene un oficio creado con funciones. Un esposo se somete a su oficio en la medida en la que puede ayudarla con esas funciones.  

 

Segundo, la palabra honor aqu’ significa Òreconocimiento de importancia y valorÓ[ii] Es la misma palabra que Pedro usa para honrar al rey en el cap’tulo 2. Es la palabra usada para mostrar honor a los ancianos de la iglesia.

 

No significa una actitud condescendiente como Òoh, pobrecitaÓ. Existen otros tŽrminos que podr’a haber usado Pedro. La importancia de su oficio y sus funciones deben ser reconocidas, mientras se tiene en mente que ella no es f’sicamente tan fuerte y necesita protecci—n. La palabra fr‡gil en el texto significa Òf’sicamente dŽbilÓ y no tiene la intenci—n de implicar inferioridad. Ambos, hombres y mujeres son creados igualmente a la imagen de, con el mismo estatus y valor, aunque sus funciones son diferentes.  

 

vers’culo 7- para que vuestras oraciones no tengan estorbo

 

Asistimos a una conferencia de liderazgo cristiano, en la que mi esposa estaba aconsejando a las esposas de algunos l’deres. La queja m‡s comœn entre todas era la negligencia a la familia.

 

Cuando me dirig’ a los pastores, les dije ÒVoy a orar para que Dios haga que estŽn tan frustrados con sus ministerios como sus esposas lo est‡n con ustedes. Que Dios responda a sus oraciones de la misma forma en la que ustedes tratan a sus esposasÓ.

 

En todo lo dicho anteriormente, nada de eso es posible sin la ayuda de Jesœs. El dijo, apartados de mi nada podŽis hacer.[iii] Como cristianos, no podemos ser buenos esposos o esposas sin El. As’ que, en esto, al igual que en todo lo dem‡s, debemos Òmantener la mirada en Jesœs que es el autor y perfeccionador de nuestra fe.Ó [iv]

 

 

 

 



[i] Juan 6:44

[ii] Lexographers Louw and Nida. Accordance Bible Software.

[iii] Juan 15:5

[iv] Hebreos 12:2