por
Roger Smalling, D.Min
El
intento de este estudio es darle al estudiante un vistazo sobre el significado
del bautismo, sus modos apropiados y los candidatos apropiados para ello. El
estudio ser‡ presentado en forma de una serie de premisas que ser‡n erguidas
por las evidencias teol—gicas correspondientes.
Para
comprobar esta premisa, es necesario demostrar tres cosas:
á
Primero, que el pacto con Abraham es el mismo en que los creyentes
participan hoy.
á
Segundo, que el pacto no ha cambiado ni en su contenido interno ni en la
cuesti—n de quienes participan en los privilegios de ello.
á
Tercero, que el œnico cambio respecto al pacto ha sido en que la se–al
y sello exterior fue cambiado de circuncisi—n en bautismo.
Las
evidencias sobre estos puntos son:
1. Las promesas hechas a Abraham
son destinadas para cristianos tambiŽn. (Romanos 4:16, 23,24)
2. El pacto con Abraham se llama
por Pablo la buena nueva, i.e., el
evangelio. (G‡latas 3:8)
3. La bendici—n es la misma, i.e.,
el Esp’ritu Santo. (G‡latas3:14)
4. La condici—n de entrada es la
misma, i.e., la fe solamente. (GŽnesis 15:6 con Romanos 4:3)
5. Los resultados son los mismos
i.e., la justificaci—n, (Romanos 4:9; G‡latas 3:6)
6. El mediador es el mismo, i.e.,
Cristo. (Hechos 4:12; 10:43; 15:10-12; Gal.3:16; 1Timoteo 2:5,6; 1Pedro 1:9-12)
7. El pacto es la base de la regeneraci—n.
(Jerem’as 31:31-33)
8. Reemplaza la ley tanto para
Abraham como para nosotros. (G‡latas 3:13-18; Romanos 4:13-18)
9. El pacto es incambiable, y por
lo tanto, est‡ todav’a en vigor para todo creyente: (Hebreos 6:13-20; Romanos
11:25-27)
Bajo la
administraci—n del pacto en el Antiguo Testamento, la se–al y el sello exterior
era la circuncisi—n. Desde Cristo, es el bautismo.
1. Circunsici—n: GŽnesis 17:7, 10,11: Romanos
4:11
2. Bautismo: Mateo 28:19,20; Hechos 2:28-39;
10:47,48
1. Circunsici—n: Deuteron—mio
10:16; 30:6; Jerem’as 4:4; 9:25,26; Ezekial 44:7,9 Romanos 2:28,29
2. Bautismo: Hechos 2:38,39; 22:16;
Colosenses 2:11; G‡latas 3:27, 29; 1Pedro 3:21; Tito 3:5,6.
1. Circunsici—n: Romanos 4:11
2. Bautismo: Mateo 3:13-17; Hechos 22:16
La
circuncisi—n en el Antiguo Testamento ten’a un significado espiritual. Deut 10:16;
30:6; Jerem’as 4:4; 9:25,26; Hechos 15:1; Romanos 2:26-29; Colosenses. 2:11,12.
Damos
aqu’ un buen resumen de este punto, gracias al librito titulado Bautismo por Juan Sartelle, p‡gina 10:
Cu‡ndo un
hombre en el Antiguo Testamento cre’a en Dios, ÀquŽ le fue aplicado? Respuesta:
La circuncisi—n.
ÀCu‡l era
el evento exterior en el Antiguo Testamento que representaba un coraz—n limpio?
Respuesta: La circuncisi—n
ÀCu‡l era
la se–al exterior en el Antiguo Testamento que marcaba la entrada de un hombre
en la comunidad de creyentes? Respuesta: la circuncisi—n
Ahora,
reemplace las palabras Antiguo Testamento
por Nuevo Testamento, utilizando las
mismas frases de arriba.
Cuando una
persona en el Nuevo Testamento cre’a en Dios, ÀquŽ le fue aplicado? Respuesta:
El bautismo.
ÀCu‡l era
el evento en el Nuevo Testamento que representaba un coraz—n limpio? Respuesta:
El bautismo
ÀCu‡l era
la se–al exterior en el Nuevo Testamento que representaba la entrada de una
persona en la comunidad de creyentes? Respuesta: El bautismo.
Estas
frases y textos b’blicos de arriba son suficientes para demostrar que el
bautismo reemplaza la circuncisi—n como se–al de la conversi—n del pecador, y
que los dos representan la purificaci—n espiritual. La forma exterior ha
cambiado, pero no el significado b‡sico.
Un pacto
es una clase de contrato. Como tal, ello vincula dos o m‡s personas en una
relaci—n indisoluble dentro de los tŽrminos del pacto. A fin de que un pacto
sea v‡lido, es necesario pues, que existan dos elementos: Primero, hay que
identificar quienes son los participantes. Segundo, hay que ratificarlo para
que las condiciones sean incambiables. Sin estos elementos, un pacto deja de
tener sentido l—gico. Pablo reconoci— estos elementos en el pacto Abr‡mico con
las palabras:
Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le a–ade. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. G‡latas 3:15,16
Aqu’
Pablo subraya que el pacto es incambiable porque ha sido ratificado por Dios
mismo. (Hebreos 6:17) Luego, menciona que los participantes son Abraham y su
descendencia. Por lo tanto, bajo la administraci—n del pacto en el Antiguo
Testamento, los hijos de los creyentes siempre
fueron considerados participantes en el pacto en un sentido legal, aunque no siempre en un sentido
de salvaci—n personal.
Bajo la
administraci—n del pacto en el Nuevo Testamento, el mismo principio queda. ÀPor
quŽ? Porque la identificaci—n de los participantes en el pacto nunca han
cambiado. Todav’a son los creyentes adultos,
y sus hijos. No existe en el Nuevo Testamento el menor ’ndice de que los
hijos de los cristianos ya son excluidos del pacto. Esto ser’a una violaci—n
del pacto de la parte de Dios mismo. Es anti b’blico pensar en los hijos de los
creyentes como extra–os al pacto como si fueron hijos de incrŽdulos.
La
inclusi—n de los hijos de los creyentes en el pacto es tan prominente en las
Escrituras que se puede decir que forma la escaleta de la teolog’a b’blica. A
causa de este aspecto familiar, Dios mand— a los creyentes adultos circuncidar
a sus hijos. Visto que no hay cambio fundamental en el contenido del pacto hoy
en d’a, solamente en la se–al exterior, es indispensable que los hijos de los
cristianos modernos deben participar con la se–al y sello del pacto. Por lo
tanto, los hijos de los creyentes deben ser bautizados tambiŽn.
Aunque
es verdad que ejemplos precisos de bautismo de ni–os no existen en el Nuevo
Testamento, esto no perturba nuestra posici—n. El peso de prueba no queda con
nosotros. Queda con los oponentes mostrar como y cuando se cambi— la relaci—n
de los hijos de los creyentes con el pacto. Si ningœn cambio de tal ha tomado
lugar, entonces no existe tampoco cambio en la cuesti—n de recibir la se–al y
sello de pacto.
Ejemplos
abundan en la Biblia para mostrar que los hijos de los creyentes est‡n tambiŽn
incluidos en las bendiciones del pacto:
Y este ser‡ mi pacto con ellos, dijo Jehov‡: El esp’ritu m’o que est‡ sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltar‡n de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehov‡, desde ahora y para siempre. Isa’as 59:21.
TambiŽn
vea Isa’as 41:8,9; 61:9; 65:22,23
Incluso
cuando los hijos del pacto recaen, frecuentemente Dios les muestra misericordia
a causa de su relaci—n legal con el pacto. (Jerem’as 31:36,37; Malaqu’as 3:6)
Incluso
sin mencionar precisamente el pacto, las promesas divinas abundan respecto a la
simiente de los justos. (Salmos
14:26; 20:7)
El pacto
con David es otro ejemplo del mismo principio. (2Samuel 7:12-16; Salmos 18:50;
89:4; Jerem’as 33:17-26)
Respuesta: La pregunta puede ser puesta
al revŽs tambiŽn: ÀPor quŽ el Nuevo Testamento no lo proh’be? Si los Ap—stoles
hubieran pensado que los hijos de los creyentes ya no ten’an ninguna relaci—n
con el pacto, entonces parece l—gico que habr’an tomado medidas para estar
seguros que no recibir’an la se–al del pacto. DespuŽs de todo, los jud’os
siempre reconocieron que sus hijos fueron participantes en el pacto. Es una
paradoja, pues, que el argumento basado en el silencio del Nuevo Testamento, funciona
m‡s al favor del bautismo familiar que en contra.
Adem‡s,
la pregunta presupone que ejemplos de doctrinas o de pr‡cticas tienen que ser
manifestadas en las Escrituras para tener validez. Pero el concepto de la teolog’a inferencial siempre ha sido reconocido en la Cristiandad. Esto
quiere decir que no es necesario que una doctrina sea expresada terminantemente
en la Biblia para ser aceptada como v‡lida, tanto que existen evidencias
suficientes para llevarnos a la conclusi—n correcta. Todos los cristianos creen
en doctrinas a base de conclusiones l—gicas sin que haya ejemplos espec’ficos
en la Biblia.
Ejemplos
son, la Trinidad, la cronolog’a del rapto de la Iglesia y otras. En efecto,
todos los argumentos sobre el modo de bautismo, (que sea por inmersi—n,
derramamiento o aspersi—n), son basados en conclusiones l—gicas. Es irracional
e injusto rechazar el punto de vista ajeno a base de que es una inferencia sin
ejemplos, y luego mantener otra doctrina que tambiŽn est‡ basada en inferencias
sin ejemplos.
La
cuesti—n es cuales inferencias contienen el mayor peso de las evidencias. Es
nuestra convicci—n de que la ense–anza B’blica entera sobre el pacto de Gracia
nos apoya. La ausencia de ejemplos b’blicos no puede contrapesar esto.
El
Nuevo Testamento parece mostrar la fe como una condici—n de bautismo, tal como
en Hechos 8:35,36,
ÀQuŽ impide que yo sea bautizado? Si crees de todo coraz—n, bien puedes.
Este
texto, y otros similares en el Nuevo Testamento se expresan a los convertidos
adultos. No tratan con la cuesti—n de lo que se debe hacer con los ni–os de
creyentes. Es claro que los adultos convertidos del paganismo tienen que ser
bautizados. Esto no negamos. El punto bajo consideraci—n no es lo que se debe
hacer con tales adultos, sino lo que se debe hacer con sus hijos.
Pero
m‡s importante, hay que recordar que en el Antiguo Testamento los ni–os eran
tambiŽn incapaces de creer. Pero Dios les orden— a sus padres aplicarlos la
se–al del pacto de todos modos.
La
l’nea de l—gica que apoya la pregunta de arriba es la siguiente:
á
Uno tiene que creer a fin de ser bautizado.
á
Los ni–os peque–os no pueden creer.
á
Por lo tanto, los ni–os peque–os no deben ser bautizados.
La
dificultad con tal razonamiento es que tambiŽn puede ser aplicado a la cuesti—n
de la salvaci—n, de la siguiente manera:
á
Uno tiene que creer a fin de ser salvo.
á
Los ni–os peque–os no pueden creer.
á
Por lo tanto, los ni–os peque–os no pueden ser salvos.
Pocos
evangŽlicos afirman que los que mueren en la infancia son condenados.
Obviamente Dios trata con ellos de una manera distinta de la que trata con los
adultos. Si, pues, en el caso de la salvaci—n de ni–os, Dios puede sobrepasar
la cuesti—n de la fe, ÀPor quŽ no puede hacer igual en la cuesti—n del
bautismo?
Esta
pregunta presupone que el prop—sito del bautismo es la purificaci—n. El
bautismo, sin embargo, no sirve para purificarlo a nadie, sea ni–o o adulto. El
bautismo simboliza la purificaci—n, pero no es el medio para alcanzarla. El Esp’ritu Santo es el medio, y el bautismo
de los ni–os se hace con la esperanza de una gracia de Dios futura.
El
bautismo no garantiza la salvaci—n de nadie, sea adulto o ni–o. Ismael, primer
hijo de Abraham, fue circuncidado por mandato divino aunque Dios mismo indic—
que no ser’a ese el heredero del pacto, sino Isaac. ÀPor quŽ, pues, fue circuncidado?
Porque Ismael era simiente de un creyente. Igual con Esaœ, hijo de Jacob.
TambiŽn fue circuncidado, aunque Dios anunci— de antemano que Esaœ ser’a un
s’mbolo de los reprobados. ÀPor quŽ? Porque era hijo de creyentes. Los ni–os de
los creyentes deben tambiŽn ser bautizados por el mismo motivo que Ismael y
Esaœ fueron circuncidados: Porque son hijos de creyentes. Deben ser reconocidos
como partes del pueblo de Dios hasta el d’a en que ellos mismos crezcan y
renieguen su herencia espiritual.
El
contraste en este texto es entre los dos sexos, no entre adultos y ni–os. El
texto no dice Òhombres y mujeres solamenteÓ. Solo dice hombres y mujeres. (Nota: El texto griego original usa una forma
gramatical m‡s fuerte que el mero ÇyÈ del texto castellano.) El contraste es
claro. La distinci—n es entre hombres y mujeres, no entre adultos y ni–os.
En el
Antiguo Testamento, las mujeres no recib’an la se–al y sello del pacto,
obviamente. El prop—sito de Lucas en mencionar que las mujeres tambiŽn fueron
bautizadas es indicar que ahora las mujeres podr’an tambiŽn participar en la
nueva se–al del pacto. El intento del texto es tratar con el sexo de los
candidatos, no con las edades.
Es
decir, que nuestros Çni–osÈ se refieren solamente a los adultos que ganamos a
Cristo?
Si, tal
posici—n puede ser argumentada porque es la verdad en parte. Digo Çen parteÈ
porque la idea de descendientes espirituales es bien prominente en el pacto.
Pero ciertos textos neo testamentarios indican que no se puede limitar tal interpretaci—n
a los Çhijos espiritualesÈ solamente:
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos ... Hechos 2:39
Los
ejemplos de Lidia y su familia con el
carcelero y su casa. (Hechos 16:15 y
16:31-33)
Note:
Algunos proponentes del bautismo infantil han cometido el error de suponer que
los ni–os peque–os estuvieron presentes en estos hogares. Nada de esto dice en
los textos, y no son presentados aqu’ con este prop—sito. Sin embargo, sirven
para indicar que los Ap—stoles estaban conscientes de una teolog’a pactar que
incluye a las familias de los creyentes.
Porque el marido incrŽdulo es santificado en la mujer, y la mujer incrŽdula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos ser’an inmundos, mientras que ahora son santos. 1Corintios 7:14
Aunque
los textos de arriba no contienen ejemplos del bautismo de los ni–os, sin
embargo son indicaciones de que las bendiciones sobre la descendencia FISICA de
los creyentes es una idea neo testamentaria.
Segœn GŽnesis
17:9-14, los hijos de los creyentes que no han recibido la se–al del pacto son
vistos por Dios como violadores del pacto. No tienen derecho a las bendiciones
del pacto y no pueden ser considerados parte de la congregaci—n. Los padres que
son negligentes a esta ordenanza, no tienen derecho para reclamar a Dios las
bendiciones del pacto. El mero hecho de ser hijos de creyentes no es base
suficiente para tal reclamo.
Sin embargo,
sabemos que Dios es misericordioso, y pasa por alto los errores y la ignorancia
de su pueblo. Por la experiencia sabemos que Dios bendice a los ni–os de los
justos, sin o con la se–al del pacto. Pero tal misericordia de parte de Dios no
debe ser tomada como pretexto para ser negligente a la ordenanza.
Resumen:
Creemos que un entendimiento completo del pacto de la gracia nos lleva
invariablemente a la conclusi—n que los candidatos para el bautismo son los
convertidos adultos al Se–or, y sus hijos.
Puesto
que el bautismo corresponde a la circuncisi—n como la se–al y sello exterior
del pacto, sin cambios en significado, los principios b‡sicos gobernando la
aplicaci—n de la circuncisi—n en el antiguo testamento se aplican al bautismo
tambiŽn. Estos incluyen:
á
Como los incircuncisos en el Antiguo Testamento no fueron permitidos
que participen en la Pascua, as’ los cristianos no deben participar en la Santa
Cena hasta que son bautizados. (ƒxodo 12:48)
á
Como los creyentes incircuncisos no fueron considerados miembros de la
congregaci—n de Israel, as’ los creyentes no bautizados no son miembros
oficiales de la Iglesia local. El bautismo, por lo tanto, es una condici—n para
entrar en la membres’a de la Iglesia visible.
á
La gracia que el bautismo representa no est‡ necesariamente ligada al
momento en que es administrado. Aunque los jud’os recibieron la se–al del pacto
como ni–os, su encuentro con Dios y la conversi—n personal vino luego. Jacob,
Samuel, y otros son ejemplos. Igualmente, no es necesario bautizar otra vez a
las personas que fueron bautizadas antes de aceptar a Cristo, tanto que el
bautismo fue hecho por un ministro leg’timo de una Iglesia que representa el pacto
de la gracia.
El agua
bautismal representa el derramamiento del Esp’ritu Santo, cuya obra de limpieza
nos hace participantes aceptables en el pacto. As’, una asociaci—n consistente
existe en las escrituras entre el agua, el Esp’ritu Santo, y el concepto de
limpieza, notemos:
El que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correr‡n r’os de agua viva. Esto dijo del Esp’ritu que hab’an de recibir los que creyesen en el ... Juan 7:38,39
El
bautismo de Juan Bautista simbolizaba el derramamiento del Esp’ritu Santo.
Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno mas poderoso que yo, ... Žl os bautizar‡ en Esp’ritu Santo y fuego. Lucas 3:16
De cierto, de cierto te digo, que el que naciere de agua y del Esp’ritu, no puede entrar en el reino de Dios. Juan 3:5
Note:
La forma gramatical de la conjunci—n ÇyÈ vincula Esp’ritu y agua como
sin—nimos. El significado del vers’culo es ÇaguaÈ
y por esto quiere decir ÇEsp’rituÈ.
Ezekiel 36:25: EsparcirŽ sobre vosotros agua limpia, y serŽis limpiados de todas vuestras inmundicias ...
Ritos
de purificaci—n en el Antiguo Testamento fueron hechos con agua. Los textos neotestamentarios
como Hebreos 10:22 y 9:10 son referencias a estos ritos, ejemplos de los cuales
se encuentran en Lev’tico 8:6; 14:8,9; Nœmeros 8:7; 19:17-20 y otros.
... habiŽndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra. Efesios 5:26
AcerquŽmonos con coraz—n sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Hebreos 10:22
Los modos correctos de bautismo son el derramamiento o la aspersi—n.
La inmersi—n no es necesario.
Nos salv—, no por obras de justicia que nosotros hubiŽramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneraci—n y por la renovaci—n en el Esp’ritu Santo, el cual derram— en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador. Tito 3:5,6
En Hebreos
9:10 el autor identifica los ritos de purificaci—n del Antiguo Testamento como bautismos. (Aunque la traducci—n Reina
Velera dice abluciones, la palabra
griega original es baptismois. Uno no tiene que ser erudito en griego para
adivinar el significado de esa palabra.) Sin excepci—n, estos ritos se
cumplieron por aspersi—n o derramamiento, nunca por inmersi—n. Compare estos
ritos de ÇrociarÈ descritas en Hebreos Capitulo 9 con las pr‡cticas originales
en el Antiguo Testamento:
Hebreos 9:13 = Nœmeros 19:17,18
Hebreos 9:19 = ƒxodo 24:6, 8
Hebreos 9:21 = Lev’tico 8:19; 16:14
En los
tres textos en Hebreos 9, el verbo rociar
es usado. Pero en el vers’culo 10, estos son descritos como bautismos, en el texto griego original.
La
limpieza espiritual de que gozamos hoy fue profetizado y tipificado por
Ezequiel como semejante a las aspersi—n de agua. (Ezekial 36:25)
Muchos
grupos evangŽlicos son aferrados a la inmersi—n como œnico modo v‡lido de
bautismo. Algunos son tan absolutistas sobre este punto que no aceptan como
v‡lido el bautismo por otro modo, de manera que rebautizan a los que fueron
bautizados por la aspersi—n o el derramamiento. Insisten en que el bautismo
representa identificaci—n con Cristo en su muerte y resurrecci—n. Por lo tanto,
piensan que solo la inmersi—n manifiesta el verdadero significado del bautismo.
Nosotros,
en cambio, no rebautizamos a los que fueron bautizados por la inmersi—n.
DespuŽs de todo, si decimos que un poco de agua basta, no podemos negar que
mucha agua basta tambiŽn. Pero afirmamos que la inmersi—n no es muy apropiada
como modo de bautismo porque no simboliza lo esencial, es decir, el derramamiento
del Esp’ritu.
Considerando
la actitud cerrada y absolutista de los inmersionistas, parece apropiado tratar
con el tema en detalle. En esta secci—n, comprobaremos tres puntos sobre la
inmersi—n:
Estos
textos son los que el inmersionista usa para apoyar la idea de que el bautismo
representa la identificaci—n con Cristo en su muerte y resurrecci—n. Un
an‡lisis cuidadoso descubre que estos textos no pueden apoyar tal
interpretaci—n.
Para
entender estos textos, es necesario distinguir entre el bautismo espiritual y el bautismo ceremonial. El bautismo ceremonial es el bautismo con agua para
simbolizar el bautismo espiritual en
el Esp’ritu Santo. El bautismo espiritual
(es decir, nuestra conversi—n), es mencionado en tales textos como I Co. 6:11;
12:13; Tito 3:5,6.
Solamente
el bautismo espiritual cumple la
regeneraci—n, purificaci—n del pecado, uni—n con Cristo, y toda otra cosa
involucrada con nuestra conversi—n. Solo Dios puede hacer esto. El agua
simboliza esto, pero la obra misma de purificaci—n se cumple con el Esp’ritu
Santo. Si olvidamos esta distinci—n entre el bautismo espiritual y el bautismo ceremonial,
caemos autom‡ticamente en el error de la regeneraci—n bautismal, es decir, la
herej’a de que es el mismo bautismo en agua que salva el alma. Esto,
precisamente, es en lo que caemos si pensamos que Romanos 6 y Colosenses. 2:11,12
se refieren al bautismo ceremonial en
lugar de bautismo espiritual.
Note:
Los argumentos relativos a este texto se aplican tambiŽn a Romanos 6. No es
necesario entonces dar un an‡lisis especial de este cap’tulo. Una explicaci—n
de Colosenses. 2:11,12 cuenta para los dos textos:
En Žl tambiŽn fuisteis circuncidados con circuncisi—n no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisi—n de Cristo; sepultados con Žl en el bautismo, en el cual fuisteis tambiŽn resucitados con Žl, mediante la fe en el poder de Dios que le levant— de los muertos.
Si este
texto significa el bautismo ceremonial,
es decir en agua, entonces somos esforzados a adoptar las conclusiones erradas
siguientes:
Las
cinco conclusiones arriba son contrarias a todo lo que la Biblia ense–a sobre
la Justificaci—n por la fe solamente.
En
contraste a la mala interpretaci—n de arriba, observemos lo siguiente:
Segœn
el texto, Dios es el o que hace el bautismo mencionado. Pero en el bautismo ceremonial en agua, es el hombre que
cumple el acto. En el bautismo espiritual
es Dios que actœa. Este incluye la Çcircuncisi—nÈ de nuestros corazones, lo que
resulta en nuestra asociaci—n con Cristo en su muerte y resurrecci—n. El
bautismo mencionado en Colosenses. 2:11,12, no es, por lo tanto, el bautismo en
agua, sino el bautismo espiritual, es
decir, nuestra conversi—n. El bautismo de que habla este texto no tiene nada
que ver con el bautismo en agua.
Hay que tener cuidado al suponer que
cuando la Biblia usa la palabra bautizar,
que se refiere forzosamente al agua. Las Escrituras asocian varios elementos
con la palabra bautizar, tales como
el Esp’ritu Santo, la sangre, aceite, fuego o agua, segœn el contexto. Por lo
tanto, no hay motivo para suponer que el uso de la palabra bautizar en Colosenses. 2:11,12 y Romanos 6 si se refiere al
bautismo en agua. Por esto, cuando Romanos 6 dice bautizados en Cristo, quiere decir que la persona de Cristo, su Esp’ritu,
es el elemento en que nos bautizamos. No se refiere al bautismo ceremonial en agua, sino al bautismo espiritual en el Esp’ritu Santo.
Pero
los inmersionistas dicen, ÒÀPor quŽ no puede la inmersi—n representar esto?Ó
Contestamos: Porque la Biblia manifiesta esto como el resultado de un derramamiento del Esp’ritu Santo. (Tito 3:5,6)
En resumen, estos dos textos, (Romanos 6
y Colosenses 2:11,12) no apoyan el bautismo ceremonial
como identificaci—n con Cristo en su muerte y resurrecci—n por los siguientes
motivos:
1. Las aguas bautismales no pueden
cumplir las obras mencionadas en estos textos.
2. La Persona cumpliendo con las
acciones mencionadas es Dios, no el hombre.
Otros
textos b’blicos mencionan que las acciones cumplidas en Romanos 6 y Colosenses
2 son cumplidas por el derramamiento del Esp’ritu Santo. Concluimos, pues, que
el bautismo no representa la identificaci—n con Cristo en su muerte y
resurrecci—n.
Aunque
la palabra griega baptizo fue usada en la literatura griega secular para
significar Òinmersi—nÓ, no significa esto en la Biblia.
La
regla b‡sica para la interpretaci—n de palabras b’blicas es que se deben
interpretar segœn la manera en que la Biblia las usa, y no por usos fuera de la
Biblia. Los inmersionistas tienen que buscar fuentes extrab’blicas para
encontrar apoyo para su doctrina. En cambio, la palabra bautizar se asocia en la Biblia con acciones en que una
interpretaci—n de Çinmersi—nÈ ser’a absurdo. Ejemplos:
En
Marcos 7:4 leemos algo de las costumbres de purificaci—n judaica. La palabra lavamientos aqu’ en el griego original
es baptismous,
ÒbautismosÓ. ÁEs impensable creer que los jud’os sumerg’an totalmente sus mesas
y camas!
En Lu.
11:38, los Fariseos estaban at—nitos de que Jesœs no se lav— antes de comer.
ÀQuŽ palabra se usaba en griego? Bautizar
Debemos imaginar que los Fariseos pensaban que Jesœs iba a ir afuera y lanzar
el cuerpo entero en el agua?
Es
obvio, partiendo de los dos ejemplos puestos, que el significado principal de bautizo
es simplemente, ÒlavarÓ. Por lo tanto, es inapropiado limitar esta palabra a la
inmersi—n.
Los
inmersionistas se refieren a varios ejemplos de bautismo en el Nuevo Testamento
con el intento de apoyar su punto de vista. Abajo, analizaremos estos ejemplos
para demostrar que no existen ejemplos de bautismo por inmersi—n en la Biblia
Segœn
Marcos 11:10, Jesœs sub’a del agua
despuŽs de ser bautizado. Los inmersionistas concluyen por esto que Jesœs fue
bautizado por inmersi—n porque a fin de subir del agua, ten’a que estar en el
agua.
Esta
conclusi—n no sigue por dos motivos: Primero, sub’a del agua en si mismo, no quiere decir Òinmersi—nÓ. Antiguos
pictogr‡ficos cristianos que datan del tercer y cuarto siglo muestran a Juan el
Bautista parado en agua poco profunda y derramando agua sobre la gente. Visto
de que el bautismo de Juan era, a lo mejor, por derramamiento, (porque
profetizaba del derramamiento del Esp’ritu) es probable que la gente se paraba
en el agua mientras que Juan derramaba el agua.
Segundo,
existe un problema de traducci—n con las palabras del agua. La preposici—n griega ek puede significar
Òafuera deÓ, o tambiŽn simplemente ÒdeÓ, sin la idea de afuera. As’, no hay
nada en el texto que impida creer que Jesœs se acerc— a la orilla del Jord‡n,
se bautiz— por aspersi—n o derramamiento, y luego se fue sin inmersi—n. El
texto mismo no nos indica el mŽtodo de bautismo utilizado en el caso de Jesœs.
Sin
embargo, se puede deducirlo de otras consideraciones. ÀPor quŽ se bautiz—
Jesœs? Sabemos que no era para arrepentimiento. Ni tampoco era por mero
ejemplo, porque Juan estaba bautizando mucho tiempo antes de que apareci—
Jesœs.
El
bautismo de Jesœs era su ordenaci—n al sacerdocio. Se ve esto por la costumbre
del Antiguo Testamento para ordenar a los sacerdotes a la edad de treinta a–os.
Vemos esto en Nœmeros 4:3,47. Los candidatos para el sacerdocio fueron
presentados al sacerdote luego rociado con agua. (Nœmeros 8:6,7)
No es
coincidencia de que Lucas subraya el hecho de que Jesœs ten’a treinta a–os
cuando fue bautizado. Esto explica tambiŽn el recelo de Juan en bautizarlo a
Jesœs, porque Juan bautizaba para arrepentimiento. Pero Jesœs us— entonces un
modismo judaico para cumplir con los requisitos de la ley al decir, cumplamos toda justicia. Juan entendi—
que Jesœs ten’a que cumplir con los requisitos de la ley respecto a su
ordenaci—n al ministerio a la edad de treinta a–os.
Este
punto es interesante. Si el bautismo de Jesœs era su ordenaci—n al sacerdocio,
y si tal ordenaci—n se hac’a por aspersi—n, entonces Jesœs fue bautizado por
aspersi—n y no por inmersi—n.
Dice Juan 3:23 que Juan bautizaba en Enon
porque hab’a all’ muchas aguas. De
esto los inmersionistas sacan la conclusi—n de que Juan bautizaba por inmersi—n
porque de otro modo no ser’a necesario buscar un sitio con muchas aguas.
Se presenta un problema hist—rico aqu’.
En toda la historia geogr‡fica conocida de la regi—n de Enon, nunca ha existido
un cuerpo de agua suficientemente grande para sumergir un cuerpo humano. La
palabra muchas aguas (y no Òmucha
aguaÓ) se refiere a numerosos manantiales peque–os que sal’an de la tierra.
Estas aguas contrastaban con las aguas lodosas del r’o Jord‡n cuando se
desborda en ciertas Žpocas del a–o. Juan fue a Enon buscando agua limpia en
esta Žpoca del a–o, no para buscar un sitio para inmersi—n..
Las œnicas
personas sumergidas en agua ese d’a fueron los Egiptos, no el pueblo de Dios.
Simplemente significa que fueron unidos con MoisŽs en seguir al Se–or por el
Mar Rojo.
El
texto dice que Felipe y el Eunuco descendieron
al agua y luego que subieron del
agua. De esto los inmersionistas concluyen que el Eunuco fue sumergido.
Si lo
tomamos as’, tenemos que concluir que Felipe tambiŽn fue sumergido porque el
texto dice que ambos descendieron al
agua, lo que ser’a absurdo. Segundo, el mismo punto mencionado arriba sobre el
bautismo de Jesœs se aplica aqu’. Descender al agua no implica forzosamente la
inmersi—n. Es bien posible entrar al agua sin ser sumergido.
Finalmente,
no hay nada en el texto griego que indique que la frase AL agua tiene que ser interpretada como EN el agua.
El
bautismo es la se–al y sello exterior del pacto de la gracia. Reemplaza la
circuncisi—n en el Antiguo Testamento como se–al del mismo pacto. El agua
simboliza el Esp’ritu Santo derramado en nuestra conversi—n.
Los
candidatos apropiados para el bautismo son los convertidos adultos al Se–or, y
sus hijos. Los creyentes que no son bautizados no son miembros de la Iglesia
visible y no tienen derecho a la participaci—n en la Santa Cena.
Los
modos correctos de bautismo son la aspersi—n o el derramamiento. El bautismo
por inmersi—n no est‡ ense–ado en la Biblia.
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