por
Roger Smalling, D.Min
Hace
varios años Diana y yo nos encontrábamos en la frontera sur de Tejas,
alistándonos para entrar a México. Pero no teníamos la menor idea de dónde
ministrar en aquel país vasto, de manera que pasamos un día en un hotel
buscando la voluntad de Dios. Era una situación misionera típica; no podíamos
quedarnos donde estábamos, pero a la vez no sabíamos a donde ir. El Señor nos
habló a los dos por medio de algunos principios bíblicos.
Mientras
orábamos, sentimos paz en que deberíamos ir a la próxima ciudad más grande de
México, más allá de los pueblos fronterizos. Esta era Ciudad Victoria, cerca de
320 kilómetros al sur de Tejas. Por una iglesia en Tejas teníamos el nombre de
un misionero de allí, a quien no conocíamos personalmente. De esta manera
salimos de allí al día siguiente.
Al
llegar a la ciudad Victoria, buscamos al misionero. El nos explicó como deseaba
iniciar otra iglesia en un sector de la ciudad en el cual no había ninguna
iglesia, pero debido a su próximo traslado a Guadalajara no tenía tiempo. El
nos presentó a una familia que quería comenzar una iglesia en su propiedad.
Desempacamos nuestras maletas y nuestro ministerio en México comenzó allí. La palabra
personal que Dios nos dio se cumplió totalmente.
Esta
historia suena como si hubiéramos hallado la voluntad de Dios por la suerte, a
través de una simple cadena de eventos. Pero todavía recuerdo vivamente el sentimiento
de incertidumbre mientras buscábamos la guía divina en aquel cuarto del hotel.
¿Es
normal encontrarnos desconcertados acerca de la voluntad de Dios de vez en
cuando? Durante un estudio bíblico reciente acerca de la guía divina, un nuevo
cristiano se quejó de que la voluntad de Dios es algunas veces difícil de
encontrar. “Por qué no habla el Señor en voz alta y dice con claridad lo que él
quiere?” preguntó este nuevo creyente. Pero no debemos imaginarnos que algo va
mal solo porque la voluntad de Dios se muestra temporalmente oscura. Si,
existen buenas razones para que Dios permita esto.
A veces
el Señor nos comunica en maneras inesperadas tales como una impresión interior
o experiencias espirituales diversas. Tales experiencias no dejan lugar para dudas.
Pero,
descubrir la voluntad de Dios es normalmente mucho más difícil que esto. Es
como si él escondiera su voluntad. El cristiano puede ser obligado a actuar
como un detective buscando evidencias. Uno se ve obligado a escudriñar la palabra,
orar, y buscar consejos. El proceso simplemente no es fácil.
A veces
deseamos que Dios hablara más alto. Inclusive se pueden desarrollar
sentimientos de inferioridad, preguntándonos si algo está mal con nosotros
porque no oímos claramente a Dios.
Pocas
cosas me irritan más que una persona orgullosa y jactanciosa actúe como si su
relación con Dios es tal que siempre discierne la voluntad de Dios
correctamente e instantáneamente. No me confío en tales personas. Tanto la palabra
de Dios como la experiencia de los cristianos a través de los tiempos indican
que semejantes declaraciones jactanciosas tienen sus raíces en el orgullo
espiritual en vez de una experiencia genuina.
La guía
divina está basada en la sabiduría divina. Efesios 5:17 claramente vínculo la
sabiduría con el entendimiento de la voluntad de Dios. ... no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del
Señor. Ya que nadie alcanza una sabiduría perfecta en esta vida, se
entiende que todos tenemos mucho que aprender sobre como recibir la guía
divina.
El
elemento de misterio en encontrar su voluntad existe para provocar el
crecimiento en la sabiduría y el conocimiento espiritual. Por eso, vale la pena
pasar mas tiempo estudiando la Sabiduría divina que en todos los otros aspectos
de guía. Miremos a algunas de estas características en Santiago 3:17,
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
Entender
las características de la sabiduría es una cosa. Lograr la sabiduría es otra.
Pero un estudio de las características involucradas es el único punto de
partida racional. Pero no imaginemos que se requiere un nivel alto de sabiduría
para capacitarnos seguir fielmente al Señor. Tal temor puede neutralizar
nuestra confianza en lo referente a tomar decisiones definitivas. No, el único
requisito para comprender las características de la sabiduría divina, y lograr
tomar decisiones firmes en el Señor, es la habilidad de leer Santiago 3:17.
Cuando
confrontamos una decisión importante, siempre vale compararla con este pasaje.
Si todas las características mencionadas en ese texto concuerdan con lo que nos
proponemos hacer, la decisión probablemente es correcta. Si falta cualquiera de
las características, especialmente la primera, entonces es una trampa satánica.
Dios, la fuente de toda sabiduría, nunca pasa por alto alguna de estas
características.
Analicemos
pues, punto por punto, estas características:
Satanás
puede falsificar cualquier aspecto de la sabiduría divina indicado en Santiago
3:17, menos la pureza. Cualquier duplicidad, mentira o engaño, supuestamente
por inocente que sea, es evidencia suficiente de que la decisión propuesta es
de origen diabólico.
Durante
nuestro ministerio en el Ecuador, una pareja en los Estados nos ofreció un
carro. Parecía una respuesta genuina a nuestras oraciones. A pesar de que
intervenían ciertas restricciones de importación, una mentira pequeña blanca al
gobierno ecuatoriano podía resolverlo todo. Después de todo, razonábamos nosotros,
el capricho del oficial es, en la práctica, la única ley que se practica en
estos asuntos; de manera que estábamos seriamente tentados a participar en esta
«mentira blanca» .
Pero no
teníamos paz, de manera que buscamos a Dios y él nos indicó Santiago 3:17 y la
palabra pura. Rechazamos la oferta
bondadosa. Más tarde Dios nos suministró un vehículo por otros medios
honorables.
A
menudo dos opciones lícitas se presentan. ¿Cuál de las dos provoca unidad y
paz? ¿Cuál tiende hacia la disensión? Tal pauta nos ayuda a distinguir cual es
la voluntad del Señor. Raras veces el Señor nos guía a tomar decisiones que
provocan disensión y confusión.
Existen
a veces circunstancias que requieren decisiones controversiales. La misma justicia
es, a menudo, la causa de disensiones. Por eso la pureza ocurre primero en la
lista de características de la sabiduría divina y la paz, después. Santiago vigila en hacernos notar que estas
características tienen un orden de prioridades. Ellas no son igualmente
importantes.
Algunos
cristianos desean la paz entre los hermanos a tal extremo que están dispuestos
a sacrificar la justicia, opacar la verdad, o permitir que el pecado y la falsa
doctrina sigan en lugar de reprocharlos. Cuando sacrifiquemos la pureza en
favor de la paz, perdemos, al final, ambas.
Pablo
dijo: .... en cuanto depende de vosotros,
estad en paz con todos los hombres. (Romanos 12:18) Reconoció que la paz no
es siempre posible. Ni entre hermanos en Cristo. Especialmente cuando insistimos
siempre en la pureza primeramente.
Entre
los cristianos que verdaderamente aman la verdad habrá, normalmente, un
sentimiento general de paz si la decisión proviene del Señor. Los consejos de
un grupo de creyentes piadosos pueden significar para nosotros lo mismo que una
soga de seguridad para un andinista.
Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; más en la multitud de consejeros hay seguridad. Prov 11:14
La
palabra amable traduce una palabra en
el griego original que comunica el concepto de razonable. Contrario a los conceptos de algunos místicos, el
proceso de hallar la voluntad de Dios está involucrada, normalmente, con la
razón.
Benigna, es semejante. Algunos comentaristas
bíblicos explican esta palabra como dispuesto
a ceder a la razón. ¿Se ha topado el lector alguna vez con un fanático
quien está tan seguro de si mismo que es imposible razonar con él? Tener una
mente abierta para nuevas evidencias nos puede evitar muchas errores. Pero
cuando la mente se cierra a nuevas evidencias, muchas veces llega a cerrarse a
Dios.
¿Cuál es el resultado final de la decisión a
tomarse? ¿Qué produce? ¿A quién ayuda y cómo? Tales preguntas iluminan las
decisiones importantes.
Dos
jóvenes, nuevos creyentes, comenzaron a recibir lo que ellos suponían que eran
mensajes orientadores de Dios. Pero juntamente con estas revelaciones vino la
idea de que deberían ocultar estos «mensajes» de su pastor. Esto sucedió por
algún tiempo, hasta que algunos de los mensajes comenzaron a tomar aspectos un
poco extraños.
Eventualmente,
uno de los chicos comenzó a sospechar que estas revelaciones no eran, después
de todo, de Dios. Él se preguntaba si era lógico que el Espíritu Santo les
revelara cosas a dos jovencitos y que él las escondiera del líder espiritual.
Luego de hablar con su pastor, los chicos se dieron cuenta, por supuesto, que
estaban prestando atención a un espíritu engañoso.
Santiago
se ocupa en aclarar la diferencia entre la sabiduría humana y la sabiduría
divina. Esto se resume en dos palabras: Orgullo vs humildad. Pero el orgullo en
cuestión es de la clase más sutil y peligrosa: El orgullo espiritual. Este
vicio es el más engañoso de todos porque la víctima puede considerarse a sí
misma sabia, mientras que abriga envidia y ambiciones egoístas.
Yo
considero al famoso escritor y teólogo, Dr. Francis Scheffer, como el hombre más
humilde por menos motivos, que ha sido el mayor privilegio para mí de conocerlo
en toda mi vida. Tenía cuatro títulos de doctorado, sin hablar de su fama
mundial como autor destacado, conferencista, y defensor del evangelio, habiendo
derrotado en debates públicos a numerosos oponentes al evangelio. Sin embargo,
al conocerlo, la primera cosa que noté acerca de él fue su conducta modesta y
afable. Esto parece contradictorio pero en realidad, la sabiduría genuina se
manifiesta de esta manera. Santiago hubiera entendido bien al Dr. Shaeffer.
Una
última precaución antes de proceder a otros índices de la voluntad del Señor: Nunca
actúe basándose en una sola evidencia.
Mientras
viajábamos de Los Ángeles a Houston por carro, noté que el Departamento de
Carreteras había colocado rótulos a intervalos regulares para seguridad del
viajero. Las rutas largas y solitarias a través del desierto pueden provocar
que uno dude si realmente está en el camino correcto, si no fuera por esos
rótulos. Un solo rótulo al principio del viaje no bastaría para asegurarnos la
ruta correcta.
Es
igual con la guía divina. Necesitamos «indicaciones» a cada rato para
asegurarnos de que estamos en el buen camino de la voluntad de Dios.
Un solo
versículo, o una sola visión, o un solo consejo acerca de un asunto importante
no son suficientes. Pídale al Señor otras dos o tres indicaciones como
confirmación. No tema que le desagrade a Dios si le pide otra señal. No es
falta de fe pedir tal confirmación. Es sabiduría.
Ejemplo:
El gran apóstol Pablo oró tres veces al Señor para que le quite el aguijón de
su cuerpo. Obviamente estaba inseguro por un tiempo acerca de la voluntad de
Dios. Aparentemente, no lo veía ni como falta de fe, ni como presunción
insistir en que Dios le conteste de una manera clara.
La
gente muchas veces descredita la falta de fe de Gedeón cuando él pidió
confirmación por los velones. Sin embargo, si un ángel me dijera que ataque a
100.000 hombres armados, ¡yo también querría una confirmación! No veo ninguna
evidencia bíblica de que Dios se enoja si nosotros pedimos una confirmación de
su voluntad.
Ahora
miremos algunas «señales» por medio de las cuales Dios confirma su guía en
nuestras vidas:
Al leer
la Biblia durante su tiempo devocional diario, esté atento al Espíritu Santo. A
veces Dios ilumina versículos a nuestros corazones como indicaciones acerca de
su voluntad. A menudo se destacarán versículos que parecen hablarnos
directamente y personalmente. Anote estos versículos en un cuaderno. Después de
algunos días o semanas, parecerá un patrón general de ideas que dará una
indicación clara de la voluntad de Dios.
El
Espíritu Santo tiende a hablarnos personalmente de esta manera a medida que
leemos la Biblia con una actitud de anticipación. De esta manera la Biblia
pronto toma vida para nosotros, según nuestra lectura cambia de un deber
religioso a una experiencia emocionante de guías y promesas personales.
¿Es
bíblico usar la Biblia de esta manera? ¡Claro que si! En Hechos 13:47, Pablo
cita a Isaías en su sermón en Antioquía de Pisidio. Él dice en el contexto que
Dios le dijo, por ese versículo, que vaya en un viaje misionero. Si miramos a
Isaías 42:6, el texto que Pablo citaba, vemos que se refiere a una profecía
para Israel como Dios iba a usar a los Judíos para repartir la luz de la palabra
a los gentiles.
Evidentemente,
al leer este texto, el Espíritu le habló de una manera personal, indicando su voluntad.
Después de todo, Pablo era un judío iluminado por la palabra de Dios.
Es
lícito usar la palabra de Dios en esta manera si tanto que no abusamos del
significado original, ni que basemos doctrinas en semejantes aplicaciones
personales. Pablo no afirmaba que todo
judío debe salir en viajes misioneros.
Sería
por demás decir que Dios nunca guía a una persona en contra de los principios
de su palabra. Sin embargo, seguimos encontrando gente que se atiene a
doctrinas o a guías totalmente contrarias a las Escrituras, basándose en un
sueño, en una impresión interna o semejante experiencia. Los cristianos
sensatos no saben hacer eso.
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones … Colosenses 3:15
Cuando
se presentan dos decisiones difíciles, la paz de Dios que normalmente gobierna
en nuestros corazones nos puede ayudar a fijar la voluntad de Dios. Al elegir
uno de los caminos, la paz desaparecerá si la decisión está equivocada. Si la
paz viene de nuevo, al tomar el otro camino, es probablemente la decisión
correcta.
Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta ... Hebreos 13:17
Hombres
de Dios, con años de experiencia, saben normalmente detectar trampas satánicas.
Aun mejor, saben diferenciar los elementos mixtos en las mezclas sutiles de la
verdad y del error, las cuales Satanás prepara para confundir a los cristianos.
Al pasar esto por alto los pastores, como recurso divino, sería pura necedad.
Sin embargo,
esta verdad, como muchas otras, tiene otro lado. No todo pastor es apto para
ayudar en asuntos de guía divina. Un pastor sabio no es imponente ni
autoritario en sus consejos. Un guía de excursiones de montañas sabe qué
caminos tomar, donde se hallan los barrancos, y como usar las cuerdas. Pero él
no camina detrás de sus seguidores con un látigo forzándolos a realizar lo que
él estima conveniente.
Algunos
ministros inmaturos consideran su rol como control y manipulación del rebaño.
Algunos inclusive imaginan tener un don especial para saber la voluntad de Dios
para todos a su alrededor. Estos ministros no son pésimos consejeros.
El
mejor consejero pastoral es aquel que ayuda al creyente a oír de Dios por sí
mismo.
... he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar. Apoc 3:8
Porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios. 1Cor 16:9
Se
refiere aquí a buenas oportunidades para ministrar. Si la oportunidad no entra
en conflicto con las características de la sabiduría divina, es, normalmente,
la voluntad de Dios.
Note
que Pablo menciona adversarios. Algunas veces entendemos mal y deducimos,
equivocadamente, que la presencia de adversarios indica que la puerta no es de Dios. Pero lo contrario
es a veces la verdad. Estamos en una guerra espiritual. Conflictos con fuerzas
de maldad son inevitables.
¿Es que
los puntos arriba mencionados garantizan 100 por ciento de exactitud en conocer
la voluntad de Dios? Ciertamente que Dios usa la guía Divina como un medio para
enseñarnos sabiduría. Y en vista de nuestra necesidad de continuar aprendiendo
en el transcurso de nuestra vida, Dios nos haría una injusticia si siempre nos
permitiera esa exactitud. Además, Dios quiere que el elemento de fe esté
siempre presente en nuestro andar con El. ¿Cómo puede estar la fe involucrada
si no hay riesgos?
Aquellos
que insisten en encontrar algún sistema perfecto de guía Divina, están
involucrados en una búsqueda inútil. Y aquellos que proclaman haber encontrado
dicho sistema, se engañan a sí mismos. Nuestra fe es en Dios, no en los
principios o sistemas. Sin embargo, Dios usa estos principios para guiarnos.
Esta distinción nos recuerda de que la vida cristiana no es un mecanismo, sino
una relación con un Dios bondadoso. Un Dios bondadoso que no desea que
caigamos, pero a la vez demasiado sabio para permitir que el camino sea fácil.
Y aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén. Judas 24,25
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